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lunes, 11 de agosto de 2014

CHISPITA Y SUS GORILAS

Y mira que me gusta un subgénero tan de aquí como es el de “películas vehículo para lucimiento de cantantes”, especialmente la rama dedicada a benjamines.
En aquellos tempranos ochenta, todo el "boom" del artisteo infantil lo viví intensamente y  siendo fan de casi todos ellos. Consumía sus casetes, y sobre todo, cienes de veces, sus películas.
Yo supongo que los universitarios y veinteañeros que pululan por aquí, quizás, ni de oídas conozcan a Chispita. Era una niña monísima y encantadora  (hoy una cuarentona del montón) que cantaba de maravilla. Sevillana ella, sacó un disco de gran éxito (en el que venía el "hit" “La vuelta al mundo en Góndola”) y otro que pasó inadvertido. Con este segundo desapareció del mapa. Pero entre disco y disco, junto a otros improvisados cantantes infantiles, los archi famosos -gracias a la serie “Verano Azul”- Miguel Angel Valero y Miguel Joven, “Tito y Piraña”, que grabaron su propio vinilo bajo el nombre común de "Los Pirañas" (en el que venía la canción de “Comer, comer” y donde  mayormente cantaba Piraña, ya que Tito lo hacía como los perros, relegándole así a coros), protagonizaron una película que de puro “exploitation” no se como no se les caía a los productores la cara de vergüenza, porque esta, en poco más de hora y veinte le pasaba factura no solo a Chispita y a “Tito y Piraña” (con ese cartelón, como para no llevar a los críos al cine, debieron pensar nuestros padres) , si no que, además, y vistas ambas películas recientemente, tiene serios ramalazos de “Annie” (las dos musicales sobre niña huérfana pobre que acaba viviendo con señor mayor rico y señorita de mediana edad de medio buen ver, y un personaje femenino directamente relacionado con la cría, antagonista, que rebosa maldad), ramalazos de “Las aventuras de Enrique y Ana” (en ambas hay personajes adultos estrafalarios aparentemente salidos de un universo ficticio ajeno al costumbrismo del que provienen los protagonistas), además de guiños a Bud Spencer y Terence Hill. Tito y Piraña, uno gordo y uno flaco, reparten leña como si de los actores italianos se tratase, y por si el espectador más idiota no se diera cuenta, lo adornan todo con posters de las películas de aquellos y, además, se añade una escena en la que ambos salen disfrazados como ellos en “Quien tiene un amigo tiene un tesoro” soltando un forzadísimo diálogo: -“Hola, Bud Spencer”. –“Hola Terence Hill”, se dicen en un momento dado Miguel Ángel Valero y Miguel Joven.
Por otro lado la película es súper cutre, no solo en lo referente a la ambientación (todo rodado en pisos reales y exteriores cochambrosos al más puro estilo neo-realista, pero a lo chabacano), sino también en la dirección y el montaje; Lo primero corre a cargo de Luis María Delgado (“Loca por el circo”, “Mírame con ojos pornográficos”) y es de lo más dejada, a años luz de lo que este hacía en los setenta con Alfredo Landa o Fernando Esteso. Lo segundo, con tantos saltos de eje y fallos de raccord, parece amateur.
Y bueno, esos defectos acaban siendo, siempre, virtudes. Además, este tipo de productos, negocios puros y duros, deberían estar por encima del propio cine. ¿Cómo no me va a gustar “Chispita y sus gorilas”? ¡Es pura nostalgia!
Cuenta la historia de una niña que, al morir su madre, descubre que esta la había adoptado. Huyendo del maltrato al que la somete la novia de su padrastro, se hace amiga de dos muchachos muy fuertes, que la defienden de todo peligro, con los que monta un conjunto musical del enorme éxito, motivo por el que el padrastro la buscará para aprovecharse.
Como dato extra , sin más, diré que Chispita se puso delante de la cámara en las series yankis “Matt Houston” y “Vacaciones en el Mar”, y Miguel Ángel Valero y Miguel Joven lo hicieron, juntos, en “Padre no hay más que dos”. Valero, por su parte, apareció además en “Buenas noches Señor Monstruo” y “El Rollo de Septiembre” antes de abandonar definitivamente el mundo del espectáculo para dedicarse a sus estudios y acabar ejerciendo de profesor universitario. Joven creo que es camarero en su Málaga natal.
Muy entrañable todo.

viernes, 25 de agosto de 2017

LOS HIJOS DE...

Esta extraña comedia, de desmedida mala hostia y particular sentido del humor, básicamente se sustenta de dos tramas que se entrelazan; por un lado, tenemos una  mujer que acaba de enviudar, porque por ir a sacar unas fotos en un safari, su marido es devorado por un león. Como la deja viuda y sin un duro, contrata al novio de la chacha para que se cargue al león, cosa a la cual accede, no sin ciertas reticencias.
Por otro lado, tenemos a un joven al cual su novia lo deja por no tener un padre reconocido. Así que la madre de este le enrolla con la viuda del comido por la fiera, a cambio de que estos le solucionen la vida en lo referente a lo económico.
Muy curiosa, muy divertida y muy negra, resulta esta película del mítico Luis María Delgado, que en hora y pocos minutos se saca de la manga una de esas comedias atípicas dentro de la cinematografía española. Sin duda se trata de una de las películas más autorales de Delgado, y la más personal ya que es su película más pura, y no al servicio de alguna celebridad como acostumbraba. Por eso se rodea de nombres como Pedro Osinaga, María José Cantudo o Rafael Hernández, y la cosa queda, por lo menos, curiosa y simpática.
Y aunque tuvo otras películas personales, Delgado, al igual que Álvaro Sáenz de Heredia, era conocido por hacer películas para el cantante  o humorista de turno, siendo las más destacadas “Hamelín” con Miguel Ríos, “La Garbanza Negra que en paz descanse” con Tip y Coll, “¿Dónde estará mi niño?” con Manolo Escobar, “Loca por el circo” con Teresa Rabal, “Chispita y sus gorilas” con Chispita y el Tito y el Piraña, o esa maravilla que es “Ni se te ocurra… dejar de verla” con Cruz y Raya.
Por eso, y aunque me encantan todas estas películas, yo creo que “Los hijos de…”, por otro lado tan ignota y desconocida, es una cosa aparte para poder juzgar a Luis María Delgado en su justa medida y calibrarlo debidamente.
Entretenida y diferente, amén de, por un lado, tener una dirección encomiable a la par que chapuceras maneras de solventar según que situaciones, yo creo que bien merece la pena echarle un vistazo.
Aunque es una película que apenas ha trascendido  después de su estreno en salas, lo cierto es que en su momento llegó a meter en cines 359.000 espectadores del año 1976. Un moderado éxito en su época, que coño.

miércoles, 20 de agosto de 2014

ANGELES S.A.

El caso de la película “Angeles S.A.” y de su protagonista, es un caso curioso.
Ya saben que en los ochenta el fenómeno de los artistas infantiles estaba a la orden del día en España, y continuó fuerte hasta que dejo de dar pingues beneficios  a principios de los noventa. Las mentalidades cambiaban, las de los adultos y las de los niños y la música infantil, prácticamente, desapareció, y con ella las películas vehículo para lucimiento de estos.
Y si bien en los noventa, apenas sobrevivían aquellos “Bom Bom Chip”  y su película “El niño invisible”, en la década de dos mil, no había ni rastro, lógicamente, de artistas infantiles en las radio formulas, mucho menos en los cines. Y de repente, a mediados de esa década, le da por resurgir, eso si, de manera discreta y terriblemente destinado a un público más popular de lo normal (vamos, a un publico paleto) una nueva rama de artistas infantiles. Por un lado Melodie, la de los gorilas. Un rollo agitanado y absolutamente garrulo que vendió miles de discos y que duró lo que duró la infancia de la cantante. Cuando esta ha querido seguir en la adolescencia, o ahora ya adulta, el público (y las discográficas) le han dado la espalda. Por otro lado tenemos a Raulito, una especie de bebé con cara de retrasado mental, que, consecuencia de otro bebé, esta vez de los 90 llamado Jordi, bailaba y cantaba la hostia de mal, los éxitos pachangueros de esa época, decantándose por los de David Civera. Algo patético que tuvo un éxito arrollador, y que en su corto periplo (un año o dos), protagonizó una película para propio lucimiento, que estaba muy bien, “Frankie Banderas”, junto a el hijo de Juanito Valderrama, que es otro que solo le falta mendigar un poco de atención en la tele y junto a –también en esta película- Pablo Carbonell. Y finalmente tenemos a la protagonista de la película que nos ocupa, María Isabel. Esta niña, ganó un concurso que se realizó de la misma forma que podía no haberlo hecho, el “Eurovisión Junior” y lo ganó con una canción verdaderamente asquerosa, degradante para la mujer y para la infancia, pero que la hizo vender millones de discos; la de “Antes muerta que sencilla”. Y por ahí anduvo actuando toda esa temporada.
Lo curioso es que el fenómeno de Maria Isabel, yo lo compararía, salvando las distancias, con el de “Chispita”; niña andaluza casi analfabeta, monilla de cara,un disco de éxito, una película en plena decadencia, y criminal obstracismo –porque aunque después de esto, la niña, ya adolescente, ha andado presentando los Lunnis y demás, ya no fue lo mismo- solo que en una época en la que todo este tipo de productos, no es que no se llevaran, es que, directamente, no existían. Además, mientras que algunas de las canciones de chispita son bonitas, casi himnos (“¡la vuelta al mundo en Góndola!”) las de María Isabel son para embrutecer a los brutos.
Tras el éxito que tuvo la niña, le prepararon el salto al cine, esta “Angeles S.A.”. Una película para lucimiento de la niña cantante, con todo un repertorio de nuevas canciones que les servirá a sus gerifaltes para vender un buen puñado de discos. Eso en la envoltura, porque en realidad, la película es una comedia familiar protagonizada por Pablo Carbonell, en la que, si, María Isabel se canta una cuantas canciones, pero en la que queda relegada a un segundo plano como adorno para que carbonell pueda hacer su trabajo, cosa esta que es de agradecer, porque, no solo las canciones de María Isabel son una mierda, sino que, verla interpretar, roza lo vergonzoso.
Cuenta la historia de un señor que se muere, y cuando llega al cielo, se da cuenta de que su hija no tiene un ángel de la guarda, por lo que las cosas le salen muy mal allá abajo. Así que le dan permiso para bajar a la tierra desde el cielo dentro de otro cuerpo, para guardar las espaldas de su hija y encauzarla por el buen camino, mientras que se las tiene que ingeniar porque su mujer, viuda, está a punto de casarse con su mayor enemigo.
Un folletín que en las navidades de 2007 no fue ni tan mal en las taquillas (700.000 espectadores), pero una cosa discretita para lo que los ejecutivos esperaban de María Isabel. La peli fue bien, pero la venta de discos, no como se desearía.
La peli, no creo que la puedan aguantar ni los niños. O ellos particularmente.
Lo que me hace gracia, por un lado, es el empeño por hacerla parecer una “sitcom” americana: los protagonistas no viven en un pisito como la mayoría de los españoles de a pie, sino que viven en una urbanización de chalets convenientemente adecentada para darle look americano, sin que parezca que están en Estados Unidos; Pablo Carbonell conduce mono-volumen, y su esposa, Silvia Marsó, es aficionada a la jardinería y usa un sobrerito de paja y unos utensilios de jardinería más propios de una película protagonizada por Meryll Streep, que de una película española que retrata a la clase media-alta. Todo muy patético y, por ende, gracioso. Pero no lo suficiente.
Así mismo, parte de la película transcurre en el cielo. Este se resuelve a  base de diseños de ordenador y horrorosos chromas que le dan look de película de “Tom Cat films”. Escenarios digitales al más puro estilo “The amazing Bulk” y efectos de C.G.I. al estilo “The Asylum” primera etapa, solo que mientras que se supone que las películas de estas productoras son de serie Z, esta se estrenó como producto de postín para ser mega-taquillera. España.
Por lo demás, y más allá de la curiosidad que se pueda tener por un producto a destiempo de estas características, la película no vale absolutamente nada. Eso si, Pablo Carbonell me cae simpático. De hecho, me hace mucha gracia ver cantar y bailar junto a unos niños pequeños, al mismo individuo que cantaba cosas como “Se han bebido mi bebida, esnifado mi cocaína, se han follado a mi chica” con su banda “Toreros Muertos”.
Junto a Carbonell y María Isabel, la antes mentada Silvia Marsó, Anabel Alonso, Darío Paso y el repugnante Jimmy Barnatan.
Dirige el negocio un tal Eduard Bosch, más forjado en el mundo de la televisión que en cualquier otra cosa.

lunes, 7 de marzo de 2022

EL PEQUEÑO VAGABUNDO

Tras acabar “Dimorfo”, Rodjara se embarcó en una auténtica odisea, la de llevar a cabo con sus escasos conocimientos y recursos, un largometraje animado de hora y media de duración.
“El pequeño Vagabundo” nace como consecuencia de las tres clases de animación que toma Rodjara en una academia, y le ayudan a comprender la mecánica del medio, pero la rueda él solo, sin subvenciones, sin ayuda de nadie y sin más nociones sobre animación que las asimiladas en esos tres días. Rodjara dibuja, colorea y filma todo. Por ello el resultado es tosco y torpe, bastante malo, pero equiparable a la animación checa o a tantos otros largos de animación ejecutados por un equipo entero y que gozaron de vida comercial. Insisto en que “El pequeño vagabundo” la hizo un hombre solo y casi de manera casera.
Como en la escuela ponían en duda que hubiera aprendido a animar en tan corto espacio de tiempo, Rodjara se curró él solito una animación que mostró al director de la academia y este le dio el visto bueno. Con esa palmadita en la espalda, se puso a trabajar en su ópera prima, “El pequeño vagabundo”.
Se trata de una versión apócrifa de “Marcelino, pan y vino” (y unos ligeros toquecitos de “Marco, de los Apeninos a los Andes”) en la que Rodjara sustituye a Jesucristo por San Francisco de Asís, y así se solucionan las posibles licencias.
Crispín es un pequeño huérfano que se va con lo puesto en busca de su tía. Una noche en el bosque, un búho le roba su hatillo. El muchacho persigue al búho, y este le lleva hasta un monasterio donde unos frailes le darán cobijo.
Un buen día a Crispín se le aparece la figura de San Francisco de Asís. Le indica que es él quien le ha guiado hasta el monasterio y deberá quedarse ahí, cosa que Crispín hace de buen agrado. Sin embargo, la figura de una señora bastante estirada que regenta un orfanato hace acto de presencia. La cosa se complicará cuando esta obliga a los frailes a que le entreguen a Crispín para llevárselo con ella y, más todavía, cuando aparece en escena un ser diabólico que responde al nombre de Sylvester, quien hará la vida imposible a Crispín cuando este, en su afán por quedarse en el monasterio, huye de la señora y vive toda suerte de aventuras.
Obviamente, a Rodjara le tomó tiempo y dinero llevar a cabo su película. Cuesta comprender como las dificultades que se le presentaron por el camino no le arrastraron a tirar la toalla.
Con "El pequeño vagabundo" en un estado de filmación ya muy avanzado, y a causa de la escasa experiencia, Rodjara decidió hacer un transfer en 8 mm con el fin de comprobar como quedaba todo su trabajo y si estaba correcta la sincronía del doblaje. Satisfecho por los resultados, decidió dejar la película apartada un tiempo y, mientras, como tenía que comer, aceptó dirigir una producción “S” en la que también andaba metido Ricard Reguant, “Sábado, Sabadete…” (que ya caerá por aquí). Ahí se estrenó como animador, puesto que se encargó de la escena de créditos con unos dibujines de corte erótico muy brutos y asalvajados, pero resultones.
Durante el rodaje de esta, un amigo de Rodjara le felicitó por su película en proceso. El animador le dijo que no se cachondeara de él, puesto que era imposible que la hubiera visto debido a que no la tenía ni terminada. El amigo le indicó que la había alquilado en vídeo. Resulta que alguien del laboratorio filtró el transfer de 8 mm y, con un doblaje cambiado, apareció de manera pirata bajo el título de “La gran aventura”, distribuida por el mítico sello "Badi Mon" —que también puso en circulación cosas como “El ETE y el Oto”— . “La Gran Aventura”, además, contaba con una portada y una sinopsis que nada tenía que ver con la película incluida, por lo que era muy difícil que alguien se diera cuenta del engaño. Rodjara denunció a la empresa que lo había pirateado, sin que el asunto llegara a ningún lado puesto que la gente inmiscuida en dicho fraude tenía la suficiente influencia como para que se desestimara el caso. En consecuencia, durante los años 83 y 84, fueron varios los sellos que editaron esa copia pirata bajo los títulos de “Mágica aventura”, tomado prestado de una producción anterior de Cruz Delgado, e incluso “La mágica aventura de Crispín”. Adjunto aquí un par de las caratulas de aquellas ediciones piratas para que vean, y si son cuarentones asiduos al videoclub, las rememoren.
Esto no amedrentó a Rodjara que continuó trabajando en la película, hasta que en 1985, y distribuida por Lauren Films, “El pequeño vagabundo” vio la vida comercial en cines en una versión completa estrenándose en Madrid y Barcelona, y exportando sus derechos a países como Japón o USA. Llegaron a verla 2500 espectadores, una cifra paupérrima, pero es que tan solo se estrenó en un par de salas en las que llegó a completar el aforo solo dos veces. Entre la recaudación, y las ventas al extranjero, se puede decir que “El pequeño vagabundo” resultó rentable, más si tenemos en cuenta que fue realizada por Rodjara en su totalidad, amén de estar circulando por videoclubes en varias versiones inacabadas.
Contó con una canción compuesta por Juan Pardo en su banda sonora, que para la ocasión interpretó Chispita. Además, incluye al principio un rótulo firmado por el director en el que explica que le ha tomado siete años de su vida completar el film y que, por fin, ve la luz. Un par de años después, contó con su edición en vídeo oficial.
Desde luego, enfrentarse a "El pequeño vagabundo" ha sido poco menos que una tortura. Es realmente aburrida y desangelada, pero creo que merece el esfuerzo, máxime cuando hay una historia tan estupenda detrás y un director tan interesante como es Rodjara.
En lo sucesivo, este continuaría con la animación, adentrándose en el cachondo mundo de los dibujos animados pornográficos con “Una novia para 7 hermanos” en el año 1991, que se vio estrenada en salas X y posteriormente distribuida en VHS exclusivamente en sex shops, y, 10 años más tarde, otra para todos los públicos, una adaptación de Ali-Babá titulada “Ali-Babá (El tesoro)” de la que no me consta vida comercial alguna.






martes, 5 de octubre de 2010

LAS AVENTURAS DE ZIPI Y ZAPE

Cuando este país molaba, y los grupos musicales infantiles proliferaban y salían de debajo de las piedras, a alguien se le ocurrió juntar a dos gemelos gitanos, teñir a uno de ellos de rubio, colocarles unas canciones, que aún ligeramente superiores a la media de los grupos infantiles de aquella época, lo mismo valdrían para Parchís, que para Regaliz que para Chispita, les pusieron unos chalecos rojos sobre camisas blancas, corbatas y pantalones cortos, y supongo que (solamente supongo) bajo previo pago de derechos a la editorial Bruguera, salieron al saturado mercado discográfico los “Zipi y Zape”, dúo musical de moda, que no duró más de un asalto, pero que, eso si, les dio tiempo a rodar una película cuanto menos rara.
Me extraña francamente, que esta película de indiscutible y lógica estética “pop”, no sea a día de hoy reivindicada por modernos de diversas cataduras, así como me extraña que al dúo musical protagonista, no se les recuerde como si se recuerda a otros de su época. Su condición de “Gipsy Childs” y de grupo pasajero, les convierte en el grupo “outsider” por excelencia. Dan miedo. La película comienza con los dos hermanos en compañía del resto de compañeros del cole, entrando en clase, tarareando una cancioncilla que desde el principio incita a la chavalería a no estudiar, a favor de andar por ahí haciendo el gamba. En cuanto entran, ven a Sapientín sentado en su pupitre estudiando. Zipi y Zape lo ven, y el gitano teñido de rubio se dirige hacia el con gesto de querer matarle o robarle, alzando un poco las manos y sacando el mentón en tono amenazante. Su pelo rubio, me hizo pensar en la película LOS ULTIMOS GOLPES DE EL TORETE, donde para interpretar al vaquilla, lo más normal era que lo interpretara el francés Bernard Seray, también rubiales (el vaquilla era castañoso, pero tirando a rubete). Si lo hubiera interpretado este chico, Luis María Valtuille, lo hubiera bordado.
Chascarrillos obvios a parte, hay que decir, que si bien me ha costado un huevo dar a día de hoy con esta película, también es cierto que en su momento, fan como era yo en mi infancia de este tipo de productos, encontraba la película tremendamente pesada. Eso no fue óbice para que yo la viera varias veces, pero si que me parecía aburrida, y para nada digna de los tebeos, de los cuales era incondicional absoluto. En mi opinión, Escobar es el mejor de la factoría Brugera, y Zipi y Zape, los mejores personajes. Que les follen el culo a Mortadelo y Filemón, y sobretodo, ahora que está de moda, que le follen a Vázquez (¿En serio que os molaban Anacleto o Las Hermanas Gilda?... ¡¡NO ME CREO UNA MIERDA!!).
Vista hoy la película, me ha parecido una película cojonuda, rara, zopenca, chunga y estrepitosamente desenfrenada. Y sobretodo (y esto es lo que me ha molado) anárquica.
La adaptación que se hace del cómic, es fiel hasta el punto donde tiene que serlo, es decir, están Peloto, Don Minervo, Sapientín, los vales para las bicicletas, el cuarto de los ratones, Don Pantunflo y Jaimita, pero te los presentan en la primera media hora de película. Se nos deja claro de donde salen los personajes y una vez contentos con el cumplimiento de “las obligadas normas de la adaptación de un cómic a la pantalla”, se pasan todo eso por los cojones, para hacer lo que al director (y guionista) le sale de la punta de la polla, así pués en un enrabietado y delirante “Tour de force”, desfilan por la pantalla los personajes que no salen en el cómic, así como todo aquello que se le ocurriera a quien fuera; Oliverio, su chofer Bautista, la tía Enriqueta (brutal Mary Santpere), los gángsteres que secuestran a Oliverio, los Angeles de Charlie, e incluso un cutre “increíble Hulk” gordinflas y morado, que parece sacado de cualquier circo de la época. Aparece también un detective, que aunque en ningún momento se le llama por ese nombre, es Sir Tim O´theo, ¿Cosa de los derechos?
A partir del desfase, se cargan la posible esencia que en un principio pudiera desprender la película del cómic. Esa escasa esencia, radica en los mejores momentos de la película, perpretados por Don Pantunflo y Doña Jaimita, estupendos Joan Monleón y Marta Angelat, que no solo son clavados a sus personajes, si no que nos ofrecen las escenas más divertidas, y llegamos al delirio cinéfilo, cuando vemos que el bigote de don Pantunflo, calcadito al de los tebeos, está pintado con un lápiz de ojos grueso, y está hecho sin disimular, abiertamente. Eso es maravilloso.
De agradecer es, que durante la película el dúo no se cante más de tres canciones, bastante agradables por cierto, y que de ritmo anda mas que servidita.
Yo anoche lo pasé pipa, luego no entiendo como de niño me parecía un tostón. Quizás es porque es una peli adelantada a su tiempo.
No deja de ser curioso, el hecho de que para encargarse de esta película se optara por el director de origen Chileno Enrique Guevara, que venía directamente de hacer lo más sucio del cine “S” de catadura erótica, como por ejemplo ORGASMO CALIENTE o la parodia EN BUSCA DEL POLVO PERDIDO, y que tras dar rienda suelta a su creatividad tanto en el guión como en la dirección de esta película, desapareció, dejando ya su filmografía huérfana hasta nuestros días.
Las otras no se como serán, pero esto es una obra, que espero que con el tiempo, se le rinda el culto que se merece.

sábado, 8 de junio de 2024

CONTACT

Por ahí los noventa, a Robert Zemeckis le entraron ganas de convertirse en un director serio y prestigioso. Harto de parir cine abiertamente palomitero, a pesar del gran éxito que ello le había supuesto durante su carrera previa (no lo digo solo por "Regreso al futuro", "Tras el corazón verde" o "¿Quién engañó a Roger Rabbit?", incluyo la divertidísima "Frenos rotos, coches locos" -titulazo español para "Used Cars" / "Coches Usados"- más como éxito creativo que comercial), en 1994 dio el cambiazo con "Forrest Gump", un drama que revisaba algunos de los momentos más trascendentes de la historia de los USA a través de los ojos de un entrañable retrasado mental. La jugada le salió estupendamente, funcionó a la perfección entre crítica y público, incorporó algunos chascarrillos a la cultura popular ("Corre, Forrest, corre" entre ellos) y se agenció numerosos Oscars, incluido el de mejor director.
Bien, tras semejante logro ¿a qué aspirar? ¿qué clase de película podría superar las ambiciones de todo un "Forrest Gump"? Pues una en la que se hablara del primer contacto entre humanos y vida alienígena. Lejos lejísimos de las formas del cine palomitero, es decir, de modo científico, hasta filosófico si lo prefieren. Ni marcianos llegando con sus ovnis, ni rayos destruyendo monumentos famosos, ni tan siquiera a través del filtro del lagrimeo como hiciera el apadrinador de Zemeckis -Steven Spielberg- en su día con "Encuentros en la tercera fase" o la maravillosa "E.T. El extraterrestre". Y el único modo de abordarlo era a lo grande, con actores de primera, gran presupuesto, etc. Al fin y al cabo, es esa una trama muy poco atractiva comercialmente por la mentada ausencia de elementos espectaculares. Y a las pruebas me remito: "Contact" nació a finales de los setenta como guion de largometraje fallido, escrito por la persona más adecuada posible, Carl Sagan, astrónomo tremendamente respetado, responsable de la famosa serie "Cosmos" e interesado en el asunto alienígena desde ese mismo ángulo trascendental. Ante la imposibilidad de llevarlo a la pantalla, Sagan y señora decidieron convertirlo en novela, publicándola el año 1985. Y esa misma fue la que terminó adaptando Robert Zemeckis. Por desgracia -ya lo adelanto- Carl Sagan palmó en plena producción, sin realizar el pequeño cameo que tenía previsto, sin, obvio, ver el film concluso y sin conocer la ansiada respuesta al gran enigma, ¿estamos solos en el universo?
Una astrónoma se pasa el puñetero día con los cascos puestos esperando recibir una señal from outer space. Terminará llegando y pondrá el planeta patas arriba. Oculto entre los ruidos rítmicos hay un mensaje, concretamente los planos de un artefacto supuestamente creado para vérselas con seres de otro mundo. Los países de la tierra deciden invertir un pastizal en construirlo.
¿Por dónde empiezo? Mmmmh... ¿creo en la vida extraterrestre? Sí, sin duda. Como aficionado a la astronomía que soy, estoy completamente convencido de que ahí fuera, en ese vasto manto oscuro repleto de miles y miles de planetas, hay seres vivos. Ahora bien, ¿nos han visitado? No, ni por el forro. Ustedes me perdonarán, pero para mí resulta del todo absurdo creerlo. Vamoh a ve simeplico. Habitando como habitamos un pedrusco diminuto en medio de una inmensidad negra como el carbón, cuyas fronteras -de haberlas- desconocemos, es muy propio de la arrogancia humana pensar que al(gu)ien, a miles y cientos de miles de kilómetros, se habrá tomado la molestia de buscarnos, localizarnos y visitarnos. Llevamos demasiados pocos años activos -en términos astronómicos- como para que otra civilización lo haya logrado. De ser así, ¿por qué pegarse ese viaje larguísimo y, una vez aquí, mantenerse ocultos entre las sombras, sacar unas fotos y largarse? ¡¡No hombre -dirán-, no tardan tanto porque usan un agujero de gusano!! vale... en tal caso, además de lo sospechoso de no haberlo detectado, está la cuestión pericia: Si disponen de semejante capacidad tecnológica y, por tanto, conocimientos superiores... ¿cómo es posible que, nada más entrar en nuestra atmósfera, se estrellen? En fin... es ridículo. NO creo en marcianos pilotando platillos volantes y, aunque me pese, opino que aún tardaremos eones en detectar esa supuesta vida inteligente + avanzada (otra cosa sería la de tipo microscópico)... si es que lo conseguimos.
Por todo ello, me parece tan válida la opción que nos plantean Sagan y Zemeckis. Que dicho contacto se realice del modo que se muestra en el film y, como quien dice, no haya un final final. "Contact" visualiza ese primer "tête à tête" como un "hola que tal, hasta la próxima" muy poco satisfactorio para la audiencia. Pero totalmente verosímil. Igual que sacarse de la manga que los alienígenas "se disfracen" del padre muerto de la prota para no espantarla. Sí, lo sé, en su época fue todo un chasco. Vi "Contact" en el cine y recuerdo la sensación de frustración cuando el ansiado marciano adquiere la forma del gran David Morse, soltando eso de "Hola chispita" para mayor descojone de la platea al completo. Incluso "South Park" hizo guasa al respecto, no sin razón. Pero, visto ahora, más sabio e informado, repito, era lo único viable y científicamente razonable. Las ambiciones del proyecto no casaban con la idea de mostrar una criatura extra fantasiosa semi humanoide. De haber osado dar tal paso, la película entera habría terminado hecha añicos.
Podemos aplicar dicha agradecida sobriedad al resto de lo que muestra / cuenta "Contact". La paranoia de los altos mandatarios, especialmente aquellos situados en defensa. El modo tan hilarante en el que la estúpida y ridícula raza humana reacciona ante la noticia. La terrorífica respuesta de los fanáticos religiosos, con resultados catastróficos. Porque sí, la religión tiene un papel preponderante en la trama. Claro, ya sabemos, es Hollywood. Son los norteamericanos. Era inevitable que ello apareciera por algún lado, tocando los cojones. En un principio, la protagonista es descartada como viajera intergaláctica al declararse no creyente (y, por cierto, en la novela no es una astronauta, sino un grupo de distintas nacionalidades, pero el presupuesto no daba para más) Si lo piensas bien (y, como decía, abordas el film con la sabiduría del paso de los años) entiendes que lo de la religión era un asunto ineludible, porque sí, descubrir vida en otros mundos pondría en jaque muchísimas cosas, incluida la absurda existencia de un todopoderoso creador.
Lo grande de "Contact" es que, por lo expuesto, ha quedado como la única representante de su especie. A menos que se curren un remake / readaptación (Actualización 29/06/24: ya hay anunciado uno para 2026 con Jennifer Lawrence y Andrew Garfield), o una serie, no tendría mucho sentido volver a contar esa movida, porque no se puede hacer mejor y porque, eso, tampoco da para mucho más. Ha habido intentos posteriores de aproximarse un poquito. Lo más parecido serían "La llegada", que termina cayendo en clichés y no puede evitar mostrar a los supuestos alienígenas, o "Interstellar", protagonizada justo por uno de los actores principales de "Contact", un Matthew McConaughey desesperado por deshacerse de su encasillamiento en la comedia romántica -sin lograrlo, eso vendría más tarde-. Ninguna ha conseguido superar al film de Zemeckis (y la de Nolan me mola un rato) que, por cierto, cuenta con unos CGI aún algo primigenios pero muy bien explotados y aplicados.
Tal vez solo hay una cosa que me chirría, su protagonista, Jodie Foster. No me gustó en 1997, y tampoco lo ha hecho en mi más reciente visionado. Resulta irritante, un personaje antipático. Sus muecas distraen y el doblaje no ayuda. Suerte que el resto del personal lo compensa de sobras, Morse y McConaughey aparte, tenemos un fabuloso Tom Skerritt (maravilloso ver a su personaje jugándole el juego a los poderosos y -en un principio- ganando la partida con toda INjusticia. No menos maravilloso es el diálogo donde él mismo así lo reconoce), James Woods, John Hurt, William Fichtner, Angela Bassett, un Rob Lowe visto y no visto y una jovencita Jena Malone.