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viernes, 11 de febrero de 2022

CORAZÓN DE CRISTAL

Co-producción Hispano-Americana de mediados de los ochenta orquestada por José María Reyzabal de Izaro Films —el productor de gran parte de las películas de Pajares  y Esteso—, que estiraba el presupuesto hasta límites insospechados en un film que, de cara a Europa, pudiera dar el pego como eminentemente americano. Además, basada en un relato propio, el guion está ejecutado por el escritor Alberto Vázquez Figueroa en colaboración con Linda Shayne.
Se trata de una de las pocas películas en las que participó Lee Curreri. Curreri, pianista de profesión, saltó a la fama gracias a la película de Alan Parker “Fama” y a su posterior serie, en las que daba vida a Bruno Martelli. Da la casualidad que en España la serie fue un auténtico bombazo y, en consecuencia, Curreri una verdadera estrella, a pesar de que como actor, y más fuera de los parámetros de la propia “Fama”, era más bien tirando a malo. Después de “Corazón de cristal” apareció esporádicamente en alguna película más, pero abandonó la imagen para dedicarse a lo suyo que era la música. La estrella femenina sería la emergente Tawny Kitaen, posteriormente musa de la "serie B", que por aquel entonces venía de protagonizar el rol femenino de una película que también había funcionado muy bien aquí: “Despedida de soltero”, aunque se la pudo ver en otra película más o menos célebre de la época como “Gwendoline” de Just Jaeckin (El director de Emmanuelle), así como en la posterior "Witchboard (Juego Diabólico)". Que guapa era. Falleció en mayo de 2021 por una sobredosis de barbitúricos, muy echada a perder y con la cara como un cromo por culpa de tanta operación estética.
Así, el presupuesto se va en las dos estrellas americanas, y se escatima en localizaciones. Se rueda en Los Angeles pero en dos o tres localizaciones cutronas, y con un póster absolutamente ochentero y llamativo ya tenemos película americana. El elenco de secundarios está compuesto por los típicos actores españoles que se incorporaban a las co-producciones amparándose en el hecho de que sabían hablar inglés, o sea, Simón Andreu y Jack Taylor que era yanki.
Supongo que, al exportarse al extranjero, la película a rasgos generales funcionaría bien, a pesar de que en cines españoles apenas lograría llegar a los 300.000 espectadores. Tras su estreno tuvo vida comercial en vídeo de alquiler, y a día de hoy, poco programada en televisión y sin haber sido distribuida en DVD, es una película totalmente olvidada. Pero yo me acuerdo perfectamente de cuando se estrenó… sin haber sentido ganas de verla hasta el día de hoy.
Se trata de un drama romántico, tan previsible, que cuando la película lleva media hora de metraje el espectador intuye cual va a ser el desenlace. Y acierta.
Un joven tiene una extraña enfermedad inmunológica que le mantiene confinado en una burbuja de cristal. El chaval se entretiene tocando el teclado (había que explotar la principal virtud de Curreri…) o viendo la tele, y su manera de socializar es a través de correo. Envía cartas a una joven aspirante a estrella del rock que le contesta solo para hacerse publicidad. Pero un día va a visitarle y acaba enamorándose de él. Se trata de una relación imposible porque el muchacho no puede salir del habitáculo en el que se encuentra confinado.
Mientras él discute con sus padres, y ella esquiva el acoso y el maltrato al que le somete su manager (Simón Andreu), el muchacho se escapa de la burbuja y se va al encuentro de su amada. Todo se complicará, naturalmente.
En verdad es un folletín repetitivo y que busca la lagrima fácil, sin embargo, el hecho de que se trate de una película prácticamente española con ínfulas internacionales, y el espectáculo de sobreactuación que nos ofrece Lee Curreri, que está desatado cuando su personaje se lleva una rabieta de campeonato porque no puede salir de su burbuja, la convierten en un producto un poquito, poquito interesante. Salvo por eso, impera la mediocridad más rutilante y la total falta de imaginación. Pero, en resumidas cuentas, está curiosa. Además el póster, tan ochentero, con esa tipografía a base de neones y esos focos de luces de colores, me encanta.
Por supuesto, contar con el protagonismo de Lee Curreri y la Kitaen se llevó la mayor parte del presupuesto de la cinta, así que hubo que racanear en lo que al director se refiere. Reyzabal quería que fuera un americano, y en lugar de contratar a un director con experiencia en largometrajes de presupuesto medio bajo, contrató a Gil Bettman que, sí, es americano, pero hasta “Corazón de cristal” no había dirigido más que capítulos sueltos de “Billy Joe y su mono” o “El coche fantástico” y un par de videoclips. Reyzabal le brindó su debut en la gran pantalla. Después de esto, Brettman dirigió otra cinta de la época, muy marciana, esta vez meramente americana y con John Stamos de protagonista, que inevitablemente acabará cayendo por aquí un día de estos y que lleva por título “Nunca es pronto para morir”. Después, más videoclips, más capítulos sueltos en series, y el ostracismo.
Puede que “Corazón de cristal”, que resultó un éxito moderado en Italia, sea su película más conocida… y no la conoce ni Dios...

lunes, 2 de febrero de 2015

EL RETORNO DE LOS VAMPIROS

El director de esta mierda que nos ocupa José María Zabalza, además de alcohólico, es también uno de los peores directores de nuestro cine. Mira que teníamos directores inútiles, pero Zabalza, se llevaba la palma. Parece mentira que un director tan rematadamente malo pudiera dirigir (borracho) tantísimas películas.
Mas que por su trayectoria, Zabalza es popular –además de por borracho y por cruzar la pista de baile de una discoteca simulando que nadaba- por ser el responsable de una de las películas más zarrapastrosas de Paul Naschy, “La furia del hombre lobo” de la que, dicen, su sobrino de 13 años escribió algunos diálogos y en la que, además de aprovechar metraje de la anterior “La marca del hombre lobo", vemos como el licántropo cambia de ropa de un plano a otro ¡en la misma escena!. Aunque por otro lado, la mujer lobo antagonista que nos ofrece esta película y con la que Naschy pelea, es de lo más sugestiva y acertada, pero bueno, eso sería otra historia.
La mierda que nos ocupa cuenta la historia de una pareja de amantes que se citan en un apartamento para follar. Él está casado y  a ella parece asquearle el cuadro que tienen ahí de “Saturno devorando a su hijo”. Tras media hora de conversaciones intrascendentes de pareja, esta resulta ser una vampiro, que acto seguido le muerde a él. Esto le cabrea mucho y la muele a palos hasta desfigurarla y matarla. Se tira otro rato largo bajando el cadáver de la vampiro  a la basura y cuando sube al apartamento, ella está allí viva y se ponen a charlar como si tal cosa. A partir de entonces, la película se vuelve un pifostio incomprensible en el que no sabes si es que esto es una tomadura de pelo, o es que hay saltos temporales o es que simplemente es así de chunga. Vamos, que a partir de ese momento no se sabe que cojones pasa y además, él también se convierte en vampiro y la muerde a ella, entre otras muchas incomprensibles cosas.
Siempre utilizo la expresión “Verla para creerla”. En esta ocasión diré que, con esta, por más que la veas, no terminas de creértela. Tan mala que parece una broma. Inenarrable. Y sin gracia, lo que la convierte en una cosa única. Y si la película es para paladares finos, huelga decir, que lo realmente interesante es la historia que hay detrás y por lo que realmente es famosa esta película;  Concebida con el título  de “El retorno de los vampiros”, la película se rodó con tres cámaras en el corto espacio de tiempo de ¡Un día! Con lo que se entiende perfectamente el desbarajuste, el que casi toda ella esté rodada en un piso, que sea tan coñazo y que parezca que están improvisando todo el rato. Estarían, efectivamente, improvisando. De hecho, su protagonista, Simón Andreu, cuenta que ese método de trabajo era inusual, pero no desconocido, ya que en televisión se trabajaba de esa manera. El caso es que la película es tan mala, que no pudo conseguir licencia de distribución en 1972 hasta 13 años después, consiguiendo esa licencia en 1985 bajo el título de “El misterio de Cynthia Baird”, pero estrenándose directamente en vídeo bajo el título de rodaje, es decir “El retorno de los vampiros”. Un desbarajuste del que he leído de todo, todo confuso y llego a la conclusión de que debió ser como lo estoy explicando.
Por si todo esto fuera poco, se cuenta que los diez primeros minutos de película se velaron, pero que igualmente los incluyeron en la película (¡). Para aprovechar esos minutos, intercalaron estos momentos en negro con escenas nuevamente filmadas en las que los protagonistas apagan la luz y continúan hablando de sus cosas con la luz apagada, solución totalmente estúpida porque ¡no había sonido directo y tenían que doblar los diálogos! Con lo que esa solución se me escapa a todo entendimiento.
Todo esto que les cuento es harto interesante e insta a ver la película, pero han de saber, que pese a esto, la película es lo más insoportable que se puede uno echar a la cara. Lo que está muy bien en un producto de estas características. Si fuera divertida, no sería la gran mierda que hoy es. ¡Años deseando verla, para esto! En cualquier caso, para mí, el que sea insufrible es un valor añadido.
En resumidas cuentas: Se trata de una película de una hora y poco en la que la pareja protagonista habla y habla sobre gilipolleces y, mientras, se convierten en vampiro, mueren, vuelven a convertirse, se atacan entre ellos y al final sale otra pareja más madura que pone la guinda a una de las películas más insoportables que he visto en mi vida.
Junto a Simón “Hagoloquemeechen” Andreu, tenemos a Susan Taff (“El jorobado de la Morgue”, “Habla, mudita”) como su amante, María Salerno (“Play boy en paro”, “Le llamaban J.R”) como su esposa cornuda y Guillermo Méndez (“Un Vampiro para dos”, “Vivir en Sevilla”).
Zabalza rodó muchísimas ponzoñas, pero es popular por esta y por la de Naschy.
Una pasada el saber que existen este tipo de productos. Y verlos… aunque verlos sea otra cosa.

lunes, 3 de enero de 2011

MORIR DE MIEDO

Juan José Porto, director peculiar de nuestra cinematografía ("El violador violado", "Regreso del más allá"), tiene una forma de rodar pausada y contemplativa, sea cual sea el género de la película que está rodando. Como consecuencia, y sin ser este hombre un genio (es mas bien un manazas), consigue sordidez en las comedias que en absoluto lo piden, e inquietud en las de terror, lo que las viene muy bien… si es que tienes paciencia con este hombre.
No sabemos por qué motivo, un individuo que sale del coma se traslada con su mujer a una casa en el campo, donde pasará los últimos días de su vida. Mientras están allí, y frustrado por la prohibición médica de fornicar, asegura a su esposa que en un momento de debilidad, notó como su cuerpo se salía de su cuerpo con vigor y fuerza. Al mismo tiempo, vemos como unas manos enguantadas, y una silueta similar a la de nuestro protagonista, acecha en la oscuridad con cuchillos, tijeras y demás objetos punzantes.
No voy a spoilear más, pero diré que la película, en su agonía, llega a un punto en el que cuando parece que la cosa se va a poner interesante, entra en escena Simón Andreu con sus cuatro pelos, y frustra nuestro interés. Y aunque,  a priori, parecía una historia de un fantasma emergido del cuerpo de un moribundo que se dedica a atormentarlo aún en vida, J.J. Porto no es ni por asomo tan original, y nos da un film de apariciones previsible, aunque eficaz en alguna de sus secuencias.
No me cae mal el cine de Porto. Tiene innumerables defectos, pero una gran virtud, sabe hacer una película de terror con tan solo una casa y un par de actores, Si me apuras, solo con uno, como pasaba en "Regreso del más allá". Y es que, cuando se masca la tragedia en historias de uno o dos personajes, suele ser satisfactorio a niveles “terrorificantes”.
Por lo cual, "Morir de miedo" es una más que correcta película de terror, pero tienes que tener paciencia y aguantar bien el aburrimiento, porque por cada momento de tensión y escalofrío, toca sufrir tres de lo otro.
En el reparto, además de Andreu, Mónica Randall y Miguel Ayones, visto en otros films de Porto y en cosillas como "Loca por el circo" con Teresa Rabal.

jueves, 25 de julio de 2013

NO MATARÁS

Como ustedes habrán podido intuir por el cartel y el título, nos enfrentamos a una película de conservador mensaje. Una película anti aborto.
Ignacio F. Iquino también rodó una de título aún más explicito, “Aborto Criminal”, y es que a mediados de los setenta, estas películas anti aborto se pusieron muy de moda, no ya por una ideología o unos principios, sino en su vertiente más “explotation” buscando el sensacionalismo más sórdido, que llevaba culos a las butacas, lógicamente, y más en tiempos de  Franco. De no ser porque se jugaban la cárcel, o váyase usted a saber qué, estoy convencido de que hubieran hecho película pro abortistas, que, si hubieran sido llevadas por esos derroteros del sensacionalismo, hubieran sido cojonudas.
El caso es que me gusta todo este tipo de cine español, el valiente, el desvergonzado, el osado, de cuando había industria. No como ahora, que gracias al cielo, el cine Español está condenado a la extinción inmediata (fíjense como estará la cosa, que Elena Anaya o Ernesto Alterio tienen que hacer publicidad) y eso lo que hará  es crear una industria nueva, más pequeñita, pero culturalmente más enriquecedora donde habrá cabida para todo tipo de género. Por fin morirá la dictadura del cine Español…
Pero a lo que vamos:
Una  jovencita de 16 años conoce a un individuo algo mayor que ella y vivirán un romance. Pese a que ella quiere llegar virgen al matrimonio porque no es una cualquiera, la libido del chico es desmedida, se muere por follársela, y al final ella cae en sus garras como una perdida y queda embarazada. Al darle la noticia a su novio, pedirle que se casen etc... este no queda muy contento con el asunto y su falta de entusiasmo delata las pocas ganas que tiene de contraer matrimonio y, mucho menos de tener hijos, por lo que a ella le dice que en esas condiciones prefiere abortar. Un amigo les recomienda una enfermera que, clandestinamente, practica abortos en su casa, así que deciden ir a verla.
-SPOILER- Tras practicarle el aborto, ella muere desangrada. Castigo de Dios.-FIN DEL SPOILER.
Como ven, todo un argumento para conseguir en pantalla, en un país católico y cristiano como es España, el mayor morbo posible.
Lo gracioso del tema, es el ver cómo pintan a la enfermera que practica los abortos; poco menos que como el mismo diablo; mala, avara, fea, egoísta, sin escrúpulos… como lo peor de lo peor. Incluso, echa a la pareja a patadas de casa tras ver que se complica la cosa –SPOILER-  y el tonto del novio, que ve que se está muriendo, y aunque la abortera le sugiere que se la lleve a una clínica, que tendrán más medios para curarla, este no mueve un dedo… la deja morir allí, para luego cantarle el pollo a la abortera y acusarla de asesina… ¡Tremendo! –FIN DEL SPOILER-.
El tema es que como curiosidad, como película meramente morbosa, como producto de su época, está que te cagas. Entretenida, densa, y con capacidad para escandalizar al espectador, al anti abortista y al pro abortista.
La película supuso el debut en la pantalla grande de una jovencísima y guapísima Angela Molina (si a alguna mujer le afecta la edad, sin duda alguna, es a esta, puesto que con lo guapa que está aquí, a los pocos años le aparecieron las arrugas por las que es tan famosa) que convence bastante. Junto a ella, en el reparto, tenemos a galanes feos de la época como puedan ser Tony Isbert, en el papel del novio, o Simón Andreu, que recomienda a la abortera interpretada por Luisa Sala, que al final es lo mejor de la película.
El director es un cineasta incansable, César Fernández Ardavín,  cuya filmografía la componen decenas de cortometrajes y para poder comer, de vez en cuando, hacía alguna película. No demasiadas, eso si.

jueves, 30 de septiembre de 2010

ESCUADRON

Os acordáis del póster ¿verdad? ¡Cómo picasteis! Yo no piqué, pero no por nada, por lo que fuera, nunca me atrajo.
Ahora ya de mayor, si que me he atrevido a verla, y aunque es muy mala, ofrece lo que tiene que ofrecer, y me quedo contento tras el visionado. A pesar del aburrimiento. Es el exotismo de la propuesta, lo que la convierte en una peli a tener en cuenta. Con una vez que la veas basta, pero hay que tenerla en la videoteca.
A un individuo árabe que se hace llamar a si mismo “El dictador”, y que maneja el cotarro en no se especifica que país, le hacen la trece catorce, pero bien hecha, por lo que quiere liar un pifostio de órdago. Claro que “El escuadrón”, irá a Ibiza a resolver el asunto. ¿Por qué a Ibiza? No se sabe, solo se sabe que llegan a allí y se lían a tiros con todo cristo.
Bien, empecemos: La peli, la dirige, con algún capital Mexicano, Don José Antonio de la Loma, uno de nuestros directores mas arriesgados (¿Conocen a alguno español con más pelis de pura acción en su haber?) y también populacheros. Con esta película hace un paréntesis en el el binomio de “El Vaquilla”, rodándola justo entre medias de YO, EL VAQUILLA, y su continuación tardía TRES DIAS DE LIBERTAD, y le pilla justo en el momento en el que sus capacidades están ya mermadas. Como consecuencia, la peli es un desbarajuste en el que no se entiende nada de nada. Claro que da igual, porque esto lo que tiene son tiros, y mas tiros, que es lo que le interesa al espectador. Tiros, y también las famosas persecuciones de coche “Made in De la Loma”, que ya popularizaría en PERROS CALLEJEROS, y que, sinceramente son persecuciones bastante chabacanas, pero espectaculares en la época. Como espectacular el reparto. Agarrense los cojones: Andrew Stevens, Robert Forster, George Kennedy, Hugo Stiglitz, Simón Andreu (cuyo dominio del Inglés le sirvió para estar presente en cualquier coproducción, incluso en la actualidad) y sobretodo ¡¡¡Isaac Hayes!!!Qué coño pinta el mejor músico de Funk de la historia actuando en esta pobretona película?
Ustedes diran: - “Fiuuuuuhh, menudo reparto”, y es que aunque visto ahora parezca un reparto muy de culto, en realidad si están en la película, es porque en la época eran los actores mas tirados y baratos que De la Loma se podía permitir. Por eso, sigo sin explicarme que hace ahí Hayes en plenos ochenta.
Rodada en 1987, De la Loma, como buen “Exploited man”, se aprovecha del éxito de otra cosa. Aquí los protagonistas, el Escuadrón, son cuatro, uno con canas, otro negro y fuerte, el guaperas, y otro que no destaca mucho, salvo por su apodo que es “Aviador”. Blanco y en botella… Naxo, habla mejor que yo sobre algo similar en esta reseña.
Acabo de zampármela, con todo mi pesar, me he aburrido como una ostra, pero no he acabado indignado ni nada de eso, ¿Saben por qué? Porque da igual. Es un producto entrañable. Es como ver en la actualidad un capitulo de “Los mundos de Yupi”. Sabes que es una mierda, pero lo ves con agrado.
Por otras tierras, es conocida como COUNTERFORCE.

martes, 18 de enero de 2011

SOBRENATURAL

Aprovechando el tirón de EL ENTE, o bien, estrenando a la vez en salas, por pura casualidad, Eugenio Martín se dirige esta historia de fantasmas violentos, un argumento de lo mas trillado (ACOSO DEL MAS ALLA, vendría a ser un casual remake de esta), pero que siempre es efectivo, a poco que seas un cagoncete.
Una mujer, siente la presencia de actividades extrañas y sospecha que puede tratarse del espíritu de su marido, un autentico cabrón que le hacía la vida imposible. Por culpa de su escéptico nuevo novio, acuden a especialistas en el tema paranormal, que les sacan de dudas. El marido muerto está celoso, y se le aparece a la mujer, para seguir jodiendole la marrana.
La película, tiene ese aspecto minimalista de películas como REGRESO DEL MAS ALLA o MORIR DE MIEDO, pero si que es ligeramente superior… aunque no demasiado. Anda un poco mejor de ritmo que las anteriores, y vemos mas sangre y mas F/X, de hecho vemos en un par de ocasiones la mano zombificada del fantasma. Y lo mejor de la peli, es sin duda, una escena en la que el fantasma, ataca a una mujer con un cuchillo eléctrico y a el no se le ve nunca. El cuchillo va por el aire a sus anchas, cortando a la vieja una y otra vez… ¡Nunca se acaba esta maravillosa escena! Una autentica pasada. Todos estos buenos momentos, no son el valde, Martín es el responsable de películas tan estimables como UNA VELA PARA EL DIABLO o la mitiquísima PANICO EN EL TRANSIBERIANO, o sea que de casta le viene al galgo. Pero un par de buenos momentos, tampoco salvan de la quema, a la que podríamos llamar, su peor película de terror. Al fin de al cabo, y a pesar de un par de buenas escenas, y una banda sonora histerizante, con suspiro fantasmal incluido, la peli es un coñazo. Solo que merece la pena ser vista, por estos buenos momentos.
En el reparto, tenemos a un pizpireto al principio, agresivo después Maximo Valverde ( Max Valverde en los créditos) que secunda a una bastante efectiva Cristina Galbó (Acreditada como Christine Galbó), vista en SUFRE MAMON y SUELTATE EL PELO. Martín, aparece acreditado como Eugene Martin.
Como anécdota, y para demostrar lo misceláneo de la carrera del director, nombraré otros filmes suyos, de otros géneros, como pueden ser LA VIDA SIGUE IGUAL, peli vehículo para Julio Iglesias, con Andrés Pajares en uno de sus primeros papeles, EL HOMBRE DE RIO MALO, con Lee Van Cleef, Aldo Sambrell y el inevitable Simón Andreu, o NO QUIERO PERDER LA HONRA, para la que sobran comentarios.

lunes, 12 de noviembre de 2018

LA CASA DE LAS CHIVAS

“La casa de las chivas” tiene su origen en una obra teatral de finales de los sesenta escrita por Jaime Salom, que fue lo suficientemente exitosa como para que se decidiera adaptar al cine. Para ello, el productor José Antonio Pérez Giner monta un tinglado y ficha a León Klimovsky como director.
Obviamente, yo de teatro no se nada, así que mi interés hacia esta película no radica en la obra original. Además, basta echar un vistazo por internet para comprobar que quienes la conocen no la tienen en alta estima precisamente. Lo mismo que la película.
Tampoco suscitaba mi interés una temprana película sobre la guerra civil dirigida por el manazas de Klimovsky, director que no me llama nada, salvo por alguna de sus obras más de derribo. Sin embargo, andaba yo tiempo detrás de “La casa de las chivas” porque se trata de uno de los tres o cuatro guiones que Carlos Pumares, señor este al que admiro por variopintos motivos, escribió para la gran pantalla y que, durante su vida como director y conductor del espacio radiofónico “Polvo de estrellas” no dejaba de mencionar de manera despectiva. Según él, los guiones que escribió para cine, al igual que el resultado final de esas películas, eran una mierda. Y de ahí mi interés por verlos, resultando estos ignotos y de difícil localización.
Aunque en esta ocasión, Pumares no firma el libreto en solitario, lo hace nada menos que en compañía de José Luis Garci y  Manuel Villegas López. Y claro, tres plumas me parecen demasiadas para diferenciar la autoría de cada uno; por lo que podemos decir que el guión de “La casa de las chivas” lo escribió el viento. O en todo caso, los méritos han de recaer en el autor original de la obra teatral, Jaime Salom.
Y asegurando al espectador que estamos ante una película basada en hechos reales, tenemos aquí un folletín ambientado —con muy pocas pesetas para ese menester— en la guerra civil, en el cual unos soldados, presumiblemente republicanos, se alojan en una casa familiar que tienen requisada, regentada por un padre y sus dos hijas. La mayor de ellas presta sus servicios sexuales a los soldados a cambio de víveres y provisiones, a la par que surge una amistad entre estos y la meretriz.
Un buen día, llega un nuevo soldado que demuestra tener muy poquito interés en las atenciones sexuales con las cuales se le puede colmar, sembrando la discordia ya que la menor de las hermanas, se enamora de él. Los problemas están servidos. Incluso le acusan de maricón. Pero ¿por qué  este soldado no es como los demás en cuestiones culturales y sexuales? Pues porque es un aspirante a cura.
Muy mala prensa tiene “La casa de las chivas”, que ha sido tildada de sosa e insustancial, cuando no, directamente, de mala. Y la única verdad es que yo entré en un principio en el universo de estas hijas de la Chiva —que, según los personajes, debió ser en vida un mal bicho— y me dejé llevar por un dramón de agárrate y no te menees, con soldados salidos y dos mujeres con más ansia de macho que de cualquier otra cosa, mostradas en su despecho tal y como son las mujeres despechadas; frías, calculadoras y malas. Claro que los machos de esta película son mostrados tal y como somos; tontos y capaces de cualquier cosa con tal de mojar el churro con quién sea. Ergo, quienes mejor parados salen son los curas.
No está mal esta “La casa de las Chivas”. Me gusta su cadencia, su triste desarrollar y la sensación de estar viendo algo resuelto con mucho ingenio al notarse las carencias presupuestarias sin que afecte a la ambientación. Está entretenida, que es lo único que ha de ser una película.
En el elenco actoral viene compuesto por el grandísimo Simón Andreu, Ricardo Merino, Charo Soriano, María Kosty, Rafael Hernández… todos estupendos.
Venga, la recomiendo.

viernes, 3 de abril de 2015

LA VIOLACIÓN

Cine pre clasificación “S” que proliferó justo tras la muerte de Franco, y que, si el “S” a nivel histórico tuvo su importancia, pero artísticamente era algo nulo y carente de cualquier interés, imagínense este otro sub-género, más light, más soso, que encima camuflaba su condición “Exploited” con aburridos argumentos melodramáticos donde todos sufren mucho.
“La Violación”, se adscribe a este, y la violación a la que hace referencia el título, no llegamos a verla en ningún momento, porque no sucede tal cosa en la película… a no ser que esta hiciera acto de presencia en alguno de los muchos momentos en los que me distraje pensando en mis cosas durante el tedioso visionado, en cuyo caso, esa violación sería aún más ridícula.
Cuenta la historia de un pianista de éxito que conoce a una groupie y se la tira. Pero para más inri, resulta que este ya se estaba tirando desde hace tiempo a la hermana de esta, lo que conllevará que el drama se extienda hasta límites extremos, entre escenitas de cama rancias y situaciones sonrojantes. Además del interminable bla, bla, bla,  un guión estúpido y exagerado y la inevitable comedia involuntaria, esta vez llevándose la medalla un secundario Antonio Mayans, al que le toca algo tan divertido como darle de hostias a su mujer… y tiene excesivo cuidado a la hora de darle los guantazos.
Por lo demás… tentado estuve de quitarla un par de veces… y cuando eso pasa, malo.
En el reparto, además del amigo de la casa, tenemos a  Simón Andreu (como se le echa de menos en el cine español, coño), Paca Gabaldón a.k.a. Mary Francis, Beatriz Rossat, Emiliano Redondo o Manuel Alexandre.
Dirige el, por otro lado, interesante Germán Lorente, director de cosas tan  marcianas como “Adolescencia” con Ramoncín, “¡Qué cosas tiene el amor!” para lucimiento de Peret y con Pajares o “La vendedora de ropa interior”, contemporáneo (en su momento) “Exploitation” del tipo de comedia  que tanto éxito tuvo  y que cultivaba Don Mariano Ozores.
Mala hasta decir basta.

domingo, 9 de febrero de 2014

ABORTO CRIMINAL

Probablemente una de las “Inquinadas”, como al propio Iquino le gustaba que fuesen llamadas sus películas, más famosa, escandalosa, sensacionalista y sin vergüenza de cuantas barbaridades rodó este hombre a lo largo de su extensa carrera.
Una denuncia del aborto, muy de esa época, principios de los setenta, mostrándonos siempre ese acto como algo aberrante, peligroso, y dando una imagen de la abortera (en este sub-género de abortos, quienes lo practican, siempre son mujeres) como alguien desperado y cruel, ávido de dinero y de nula moral. Para nula moral la de Iquino y todos aquellos que cultivaron este género, que con la excusa del aborto – la película comienza con la inscripción “Una película de interés especial”-  nos muestra escenas escabrosas y sangrientas amparándose en la realidad social , con muy poquita conciencia por su parte, y posicionándose al lado de los “buenos” de aquellos años.
Quedando claro en la película que el aborto es un asesinato, esta nos cuenta con muy poquito talento, y un sobre exceso de ritmo, la historia de una serie de mujeres que por equis motivos se ven obligadas a abortar, y la policía, que buscando a un proxeneta llamado “El guapo”, da con una red que practica abortos ilegales. Cada mujer protagonista tiene su historia y los motivos que les llevan al aborto son de lo más variopintos, lo que pasa es que apenas nos enteramos bien de los asuntos, puesto que la película es confusa en cada secuencia, mal desarrollada en su conjunto y un perfecto ejemplo del “Exploitation” que en los setenta se practicaba en nuestro país, y de cómo realizar una película haciendo gala de la más criminal de las desidias. Ya saben. Tenemos a una serie de actores más o menos taquilleros, tenemos un tema morboso y de trasfondo social como es el aborto, un par de desnudos, violencia y sangre, así que la historia y la película son lo de menos.
Mala como pegar a un padre, y con montones de momentos de comedia involuntaria, es una película completamente absurda, con un comienzo en el que hay un asesinato automovilístico de por medio, con un grupo de jóvenes ataviados con bastón y bombín, en un claro plagio a los “Drugos” de “La Naranja Mecanica”, capitaneados por el rey de la sobreactuación, David Rocha (“Elasesino de muñecas”),  y que una vez vistos con ese look, las pocas veces que vuelven a aparecer en la película, ya lo hacen con un look totalmente distinto. Como es de prever, cada vez que Rocha hace acto de presencia, es motivo de algarabía. Un poema de hombre.
Por otro lado tenemos al proxeneta interpretado por el inevitable (y de agradecer) Simón Andreu, cuya puta se ha quedado embarazada, y que como se niega a abortar, este le da de hostias cada dos por tres o un inspector de policía misógino y mala leche interpretado por Máximo Valverde, que trata fatal a “las mujeres que van a habitaciones de hotel”, o sea, a las zorrupias.
Todo ello (entre otras cosas) servido en plan cóctel, en el sentido de que está montada en orden descolocado y a base de flashbacks, pero no nos enteramos de nada, porque la película entera está realizada y montada con una soberana desgana, que el espectador nota minuto a minuto.
No obstante, este sub-género de los abortos, es tan descabellado y curioso, que por el motivo que sea, estas películas acaban resultándole a uno, hasta simpáticas, pasando, siempre, por alto, lo repugnante de su mensaje.
Además de los citados, el reparto estelar lo completan Enma Cohen, Patricia Reed, Manolo Zarzo, Mir Ferry, José Lifante o Alfred Luchetti, entre otros muchos habituales de la serie Z y el Explotation” a la Barcelonesa.
Pues eso, una Iquinada de tantas.

lunes, 22 de abril de 2024

FRANKY BANDERAS

El fenómeno de la música infantil tuvo su auge durante la década de los 80 y en nuestro país aguantó hasta la de los dos mil -mucho menos intensamente- cuando, casi sin darnos cuenta, se diluiría por completo.
Sin embargo, en los 90, con la tendencia dando coletazos, a un individuo especializado en producir música dance se le ocurrió grabar voces a su hijo de tres años con el fin de producir un hit, “Dur, dur, d’etre bebe”, que vendió más de seis millones de copias en todo el mundo. Por supuesto, a la masa que demandaba el disco lo que le hizo gracia fue, precisamente, que fuera un bebé el que cantaba. Así, esa lumbrera de la música dance noventera decidió convertirlo en toda una superestrella, Jordy, ¿se acuerdan? Récord Guiness por tratarse del cantante más joven del mundo.  Inevitablemente su carrera funcionaría bien los primeros dos años para luego caer estrepitosamente en el olvido y, lo que es peor, crecer el niño con unas carencias que, ya mayor, harían mella en su personalidad.
Por supuesto, nuestro país no es ajeno a eso de explotar bebés (y copiar al vecino). Así, el 2002 aparece en televisión Raulito. Un niño de cuatro años que canta y baila un tema original de David Civera. El chaval hace gracia a las marujas y, en consecuencia, tenemos a un nuevo bebé estrella con álbum musical en el mercado. Todo versiones interpretadas con el desparpajo de cualquier bebé un poco salao, tampoco es que sea un superdotado ni nada eso (es más, salvo cuando se pone a cantar, por lo demás se le veía poco despierto). Por supuesto el invento duró año o año y medio, nada más. Y es que tan gracioso no era. A Raulito le dio tiempo hasta de protagonizar una película, antes de volverse un adulto con ciertas peculiaridades (haciendo alardes vocales en vídeos colgados en su cuenta de Instagram).
Gracias a la (esta vez sí) despierta mente de Enrique Cerezo, se da luz verde a uno de esos productos que al expresidente del atlético de Madrid tanto gustan, con actores de renombre, mogollón de cameos sin coherencia, e ideas imposibles que pretende servir de lucimiento para Raulito, amén de ser una película de José Luis García Sánchez con guion de Rafael Azcona y todas las de la ley.
A priori, esta extraña mezcla, marciana donde las haya,y aún con el niño cantor de por medio, es una extravagancia condenada al fracaso —de hecho, lo fue, con poco más de 78.000 espectadores—, pero al final, gracias a un argumento más bien destinado al público adulto, unos gags efectivos y ligeras trazas de cine costumbrista, resulta que “Franky Banderas” está muy, pero que muy bien. Vamos, una comedia realmente entretenida y una de las mejores películas españolas de aquella primera década de los dosmiles, repleta de enormes bostas desalmadas y mediocres. Y sin despeinarme lo digo.
La película nos presenta a Avelino Lechuga, un payaso de circo venido a menos que sobrevive gracias a las bodas, bautizos y comuniones. Un buen día descubre a un niño que canta y baila con cierto desparpajo y decide convertirse en su manager con la intención de explotarlo al máximo y forrarse. Así, y en referencia a Joselito, el ruiseñor de las cumbres, nace Franky Banderas; el jilguero de Madrid. Por el camino el crío y el payaso tendrán que deshacer entuertos y vicisitudes.
Da la sensación que en el papel la historia iba a ir por otros derroteros y la inclusión como protagonista de Raulito fue en última instancia, ya que la idea inicial surge directamente del director José Luis García Sánchez, quien leyó en prensa una noticia en la que un cura se ofrecía a participar en fiestas infantiles dando un espectáculo en el que mezclaba el canto gregoriano con el flamenco. Le hizo gracia y se le pasó por la cabeza convertirla en película. De este modo, García Sánchez comienza con el tratamiento del guion hasta llegar a la presente película, donde el cura flamenco-gregoriano tiene un papel secundario en la trama y está interpretado por otro artista de la época que también fue flor de una primavera, Valderrama, el hijo de Juanito Valderrama, que con un disco en el mercado en aquel momento tampoco acabaría de despuntar. Curiosamente se prodiga como un actor bastante eficaz, dando vida a ese cura moderno, hijo del personaje del payaso interpretado por Juan Luis Galiardo, y cuya misión en la película es que su personaje escriba las canciones que deberá interpretar Franky Banderas (uno de los nombres artísticos que el personaje de Raulito tiene en el largometraje).
No solo se cuenta en el reparto con Valderrama (mira que hay que ser rebuscado para llegar a la conclusión de que quieres en uno de los papeles a Valderrama…), también tenemos a Chiquito de la Calzada como el abuelo de Franky Banderas, y aquí la inclusión del humorista me gusta mucho porque Chiquito interpreta, y lo hace bien, es tierno cuando toca, pero sin dejar de ser en ningún momento Chiquito. Se tira toda su intervención soltando sus típicos chascarrillos. Enternece y resulta muy agradable verlo.
Completan el reparto de verdadero lujo Tete Delgado, María Barranco, Manuel Alexandre, Manuel Morón, Pablo Carbonell y Simón Andreu.
“Franky Banderas” es un vodevil clásico, con los inevitables toquecitos berlanguianos que gusta dejar a García Sánchez en todas sus películas y un film que, quizás no cambiará nuestra vida, pero nos va a hacer pasar un rato bastante simpático. Eso no sería algo muy a tener en cuenta de no ser por que, A) se trata de una película para lucimiento de Raulito, cosa que no tiene razón de ser, B) gasta una pinta de rancia que tira de espaldas y, C) hace gala de uno de los pósters más feos de la historia del cine.
También es curioso que García Sánchez y Rafael Azcona, con el sobrado prestigio del segundo y el estilo diferenciable del primero, se tomen en serio lo que es la primera (y única) película de Raulito y la lleven a buen puerto como llevaron, por ejemplo, “La corte de Faraón” o “Suspiros de España (y Portugal)”. Incluso puede que "Franky Banderas" hasta las supere.