Películas de estreno, películas antiguas, películas clásicas, películas bodriosas, películas de todo tipo, comentadas por el arte inefable del General Gato.
11 años de Cine 9009 en línea.
El próximo 19 de febrero de 2017, Cine 9009 cumplirá once años en línea. Sí, jodíos, cuéntenlos, once en total desde su inauguración en el ya lejano 2006. Y para celebrar, estamos embarcados en una minimaratón de posteos. De manera que entre el domingo 12 y el domingo 19 del febrero que ya mencionamos, habrá un posteo nuevo con una peli nueva cada día, en donde aprovecharemos de repasar algunas que vimos en el cine, y que por un motivo u otro no acabaron publicadas en su día. Y a no quejarse de que llegó demasiado tarde, que ya no las podemos ver en el cine y otras cosas. También está el cable, el streaming, los DVDs para los cuatro gatos que todavía los compran, y... er... well... medios menos legales para conseguírselas. Además, si fuera por eso, no habría posteado pelis de cine mudo que se estrenaron hace sus buenos 90 o 100 años atrás. De manera que... disfruten, y saludos para todo el mundo (eeeeeexcepto para ese perejil de allá... sí, tú, a tí te hablo... el de la IP chistosa... te reconozco, eres el imbécil que no apagó el smartphone el otro día en el cine. Cretino. Pero para el resto, saludos).
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martes, 18 de agosto de 2015
"Vacaciones en Europa" (1985).
-- "European Vacation" (título original en inglés), "National Lampoon's European Vacation" (título alternativo en inglés), "Las vacaciones europeas de una chiflada familia americana" (título en España). Estados Unidos. Año 1985.
-- Dirección: Amy Heckerling.
-- Actuación: Chevy Chase, Beverly D'Angelo, Dana Hill, Jason Lively, John Astin, Mel Smith, Gwen Nelson, Robbie Coltrane, Maureen Lipman, William Zabka, Willy Millowitsch, Erika Wackernagel, Paul McDowell, Ballard Berkeley, Eric Idle, Victor Lanoux, Massimo Sarchielli, Moon Unit Zappa.
-- Guión: John Hughes y Robert Kline, basados en una historia del primero.
-- Banda Sonora: Charles Fox.
-- "Vacaciones en Europa" en IMDb.
-- "Vacaciones en Europa" en la Wikipedia en inglés.
¿DE QUÉ SE TRATA?
Concurso familiar de los Yueséi. Uno de esos concursos de preguntas y respuestas. Vemos a los Griswald (sí, GriswAld y no GriswOld como en TODAS LAS OTRAS PELIS DE LA SAGA) compitiendo por el gran premio. En cinco segundos queda establecida la dinámica familiar: toda la familia hincha por la decisión prudente y correcta (retirarse con todo lo ganado en vez de un gana-más-o-pierde-todo) mientras que el patriarca Clark Griswold... er... Clark GriswAld, interpretado de manera tan odiosa como siempre por Chevy Chase (lo que hará más divertido cuando empiece a recibir sus respectivos merecidos, claro) dice que no, que arre pa'lante, POR MIS COJONES. Y les toca competir contra una familia Premio Nobel. OH-CRAP. Cuando están al borde de perder... Los Clark milagrosamente ganan. Porque bueno, si perdieran, de dónde sacarían el viaje que justifica la peli, en primer lugar. De manera que ya tenemos a los Griswald... ¿ven? Lo anoté bien ahora. Ya tenemos a los Griswald, decía, rumbo a Europa. La señora (que hace cochinaditas como bailar estilo cabaretera Las Vegas envuelta en una toalla en la ducha mientras la videotapea su maridito) sueña con ser recibidos por la realeza inglesa, con su galante marido rechazando nada menos que un baile con Lady Di por privilegiar a su señora (chiste bastante más inconfortable de ver ahora que Lady Di... bueno... doce años después la palmó, ya sabemos). La hija sueña con comer, comer, comer... o tiene pesadillas con eso, mejor dicho, porque es una adolescente obesa hórrida que... sí, ya sé lo que me van a decir, que la chicorra de la peli anterior no se le parece ni por asomo. Acostúmbrense, porque el casting de los chicos Griswold cambia de peli en peli. El chico sueña con ser el rey en una disco New Wave, cuando eso era cool y no antros de decadencia gay como hoy en día. Y Clark sueña con... bueno, no me acuerdo, pero debe ser con algo que implica causarle hondos problemas y estreses a su familia, porque por la buena Bastet que es jodío el desgraciao para cagarle la vida a ese séquito que él tiene a bien llamar su familia. En la entrega anterior, los Griswald atraían la desgracia sobre Estados Unidos. Ahora, el huracán se avecina sobre Inglaterra, Francia, Alemania e Italia. Advertidos quedan.
EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.
"Vacaciones" resultó ser uno de los grandes hits de 1983. 15 millones de inversión, 61 millones de retorno, la 11ª peli más taquillera de un año particularmente competitivo ("El regreso del Jedi", la batalla de los Bond, "Flashdance"...), por encima de eventuales acorazados como "Superman III" y "Caracortada", figúrense. Nada de raro que le dieran entonces fast track a una secuela. John Hughes, que había escrito la primera, estuvo metido en el entuerto otra vez. En el camino vinieron algunos problemas, claro. El principal de ellos fue que Anthony Michael Hall, que había interpretado al chico Griswald... er... Griswold (GriswAld aquí, GriswOld allá, eso es), su caché había subido porque en el intermedio se había convertido en chico Hughes ("Dulces dieciséis" y "El club de los cinco"), así es que como que el rol de hijo de Chevy Chase ahora era muy poca cosa para él, y prefirió irse al set de "La chica explosiva" (tanto peor para él porque Kelly LeBrock aparecerá muuuuuu rica y too allá, pero acá el personaje de Rusty le ve las lolas a una chica muy desconocida pero muuuuuu suculenta llamada Claudia Neidig. Seriously). Y ya que estamos, por qué no hacer recasting del rol de la hija también. Creando de esa manera otra marca y seña de identidad de la saga: que no hay dos pelis en donde los hijos sean interpretados por los mismos actores (lo que llegará a extremos surrealistas en la tercera, "Vacaciones en Navidad", en donde el chico es interpretado por un actor MENOR A LOS DE LAS DOS PELIS ANTERIORES). Eso, y llamar a Amy Heckerling, directora que ya se había mandado un gran hit con "Picardías estudiantiles" ("Fast Time at Ridgemont High", mejor conocida como "la peli en donde la chica de Gremlins se manda un topless"), para la dirección. Pobre Amy Heckerling, ha dirigido algunas de las comedias más emblemáticas y de qualité de las últimas décadas, y nadie le da un pucho de reconocimiento ("Mira quién habla", "Mira quién habla también", "Ni idea", "El novio de mi madre"). Y a rodar. ¿El resultado? Una peli algo divisiva, algunos la consideran al nivel de "Vacaciones", otros la consideran inferior, la crítica en su minuto reaccionó a medias sí y a medias también, y no ha desarrollado el estatus de culto que "Vacaciones", o que la tercera parte de la saga ("Vacaciones en Navidad"). Una lástima, porque sin ser la chicha en cacho, es una interesante adición a la franquicia. Ya vendrían los tiempos para bastardearla a gusto.
¿POR QUÉ VERLA?
-- A diferencia de "Vacaciones", en esta peli se siente un poco más el paso del tiempo. Quizás por aparecer la princesa Diana (bueno, una actriz encarnándola, eso es). O quizás por ese chiste del chico quejándose porque en Europa "sólo hay cuatro canales, y ninguno de ellos es MTV", o la chica haciendo llamadas larga distancia en vez de guasapear. Tampoco se beneficia de un ritmo que tiende a decaer, lo que habla a las claras de que a diferencia de la primera, que claramente es un trabajo de amor, la segunda es más bien encargaticia, un conecta-los-puntos hecha por el vil dinero. La peli se divide claramente en cinco partes: preparativos para la partida (lateros más allá del concurso televisivo), Inglaterra (bien), Francia (bien también), Alemania (hilarante) e Italia (ramplón). Una peli en donde los segmentos más divertidos están al medio, con un inicio y un término arrastraditos, no se beneficia mucho de cara a la audiencia. También el humor en general tiene menos filo, cuando una de las características que hacían divertida a la "Vacaciones" original era el no arredrarse ante el humor cruel, cruelísimo a veces (cómo olvidarse de la abuela y su perrito), mientras que aquí parecen aplacarse un poco, no atreverse a tanto (una muestra clara es el gag del perro en la Torre Eiffel). Pero cuando la peli es hilarante, lo es a fondo. ¿Cómo olvidarse de lo surrealista que resulta ver a los Griswald alojados en una casa en Alemania...? Un punto importante de esta peli (quizás porque la directora es mujer, y una de talento además) es que es la única entrega de la franquicia que refuerza el personaje de la señora, que aquí sufre un incidente brutal (es gracioso y todo, pero bien mirado, es brutal, y la peli no se echa para atrás en mostrar cuán cabrón malparido es el marido por... bueno, por ser como es y hacer lo que hace). Quizás el único punto realmente nefasto de la peli es el final tremendamente deslavado, que pretende remedar un poco el final over-the-top de "Vacaciones", pero que suena cansado y cliché, y no ayuda a salir de esta peli con un buen sabor de boca. En general, "Vacaciones en Europa" es una buena comedia, algo envejecida en ciertos respectos, demasiado dependiente de los clichés étnicos a ratos, no tan filosa como podría haber sido, pero que se deja ver bastante bien todavía. Aunque sospecho que funciona mejor si no se ha visto la "Vacaciones" original, eso sí.
-- Para la trivia. Hace un breve cameo nada menos que un jovencísimo Robbie Coltrane (Hagrid en las de Harry Potter, joer). Y Eric Idle, uno de los Python Boys, por supuesto.
IDEAL PARA: Ver una comedia ochentera que aguanta bien el tipo.
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1985,
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domingo, 5 de agosto de 2007
"Harry Potter y la Orden del Fénix" (2007).
-- "Harry Potter and the Orden of the Phoenix". Estados Unidos / Inglaterra. Año 2007.
-- Dirección: David Yates.
-- Actuación: Daniel Radcliffe, Rupert Grint, Emma Watson, Helena Bonham Carter, Robbie Coltrane, Tom Felton, Ralph Fiennes, Michael Gambon, Brendan Gleeson, Robert Hardy, Jason Isaacs, Katie Leung, Matthew Lewis, Evanna Lynch, Harry Melling, Devon Murray, Gary Oldman, James Phelps, Oliver Phelps, Alan Rickman, Fiona Shaw, Maggie Smith, Imelda Staunton, Natalia Tena, David Thewlis, Emma Thompson.
-- Guión: Michael Goldenberg, basado en la novela de J.K. Rowling.
-- Banda Sonora: Nicholas Hooper.
-- "Harry Potter y la Orden del Fénix" en IMDb.
-- "Harry Potter y la Orden del Fénix" en la Wikipedia en inglés.
¿DE QUÉ SE TRATA?
El asqueroso primito mimado y consentido por ese mugroso muggle (¿ven como suena parecido?) que cría a Harry Potter, va a molestarlo justo a tiempo para descubrir que cosas malas pasan allá afuera, allí donde el pobre Ubermensch quinceañero anda dando vueltas. Como por ejemplo, que los mortífagos aparecen haciendo de las suyas. Harry Potter tiene que defenderse como mejor puede, aunque eso implica usar la magia en el mundo de los inferiores muggles. Como eso está prohibido, es despachado a juicio. Potter sale bien librado gracias a los buenos auspicios del director de Hogwarts, para variar un poco, pero en respuesta el Ministerio de la Magia, quien ve con muy malos ojos todos esos rumores de que El Que No Puede Ser Mencionado En El Casting ha vuelto... (¡uh, qué terrible, mira, nadie lo puede nombrar...! ¡Cómete esto, VOLDEMORT, VOLDEMORT, VOLDEMORT... Interpretado por RALPH FIENNES!). El Ministerio de la Magia, con una actitud muy Neville Chamberlain ("¡no se preocupen, si Hitler es un gatito!"), en vez de ponerse en alerta interviene a Hogwarts para que los alumnos no armen alboroto (aquí en Chile podrían darle un par de lecciones sobre ello, los que reprimieron la Rebelión de los Pingüinos). Pronto, la nueva directora de Hogwarts hará de la vida en el interior un verdadero infierno, cegada por la autocomplacencia de que son los buenos y los puros y por tanto todo lo que hacen es ético y correcto... e inteligente (en particular, dejar de vigilar a Voldemort). Ahora, acabados todos los conductos regulares con los cuales los ciudadanos pueden hacerle llegar sus reclamos a las autoridades vía derecho de petición, los alumnos de Hogwarts, con Harry Potter a la cabeza, se lanzan a la única opción que les queda a los ciudadanos decentes que aman a su país: la rebelión.
EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.
Son tiempos duros para ser un demócrata defensor de los derechos humanos. Resulta que allá afuera, en nombre de la democracia, la tradición y los valores de siempre, una horda de tiranos encabezados por gente como George W. Bush y Dick Cheney, entre otros tenebrosos "ministros de magia" de la vida real, han estado oprimiendo y aplastando justamente todas esas tradiciones que dicen defender. No es raro que algo de ese espíritu se haya infiltrado en la venerable saga de J.K. Rowling, que en fechas cercanas al estreno de esta película estaría cerrada con una novela libremente traducible como "Harry Potter y las reliquias mortales". Desde que empezaron las pelis de Potter, y resultaron un éxito de taquilla, estaba claro que debían exprimir la gallina hasta el final. Independientemente de sus méritos literarios sans phrase, que pese a sus detractores los tiene, Rowling tuvo la inteligencia para comprender que un buen cuento de hadas no puede permanecer hablando sólo de haditas, y que en algún minuto Caperucita Roja debe enfrentarse al lobo tenebroso para crear esa sensación de ominosidad que es propia de los clásicos más nobles del género. Claro que, como el negocio es el negocio, la trama tardaría como cuatro o cinco tomos en ponerse oscura (no como "La dama en el agua", que tuvieron a bien no hacernos engullir siete historias al hilo)... Rowling encontró evidente inspiración (confesa o no) en el pasado de Inglaterra, en las espúreas maniobras de Neville Chamberlain para tratar de frenar a un Hitler que no quería ser frenado; los paralelos entre el Ministro de Magia y Chamberlain son más que evidentes. Algo que sintoniza bien con la Era Bush: si Bush y su banda de terroristas se permiten sembrar Irak de bombas, no es sólo porque ellos sean malvados, sino porque los ciudadanos del mundo con "mentalidad Ministerio de Magia" se lo permiten.
¿POR QUÉ VERLA?
-- No sé si calificarla como la más impresionante de la saga fílmica, pero es uno de los puntos altos, junto con "Harry Potter y el prisionero de Azkaban" (sobre la novela no nos corresponde pronunciarnos). No se diga que no la tuvieron difícil. La verdad de las cosas es que la entrega anterior, "Harry Potter y el cáliz de fuego", había dejado las cosas difíciles, básicamente porque era una soberana yasabenqué o poco menos (había sido dirigida por el generalmente nefasto Mike Newell). Y para colmo, "Harry Potter y la Orden del Fénix" está basada en un tocho de ¿900 páginas, si no me equivoco...? Es claro que sólo una mano firme en la dirección podría salvar a la quinta entrega de un desastre seguro, que no en taquilla (los fanáticos de Harry Potter son cosa seria), sí al menos en resultados artísticos. Esta misión cayó en un tal David Yates, al que no lo conocíamos ni en pelea de perros (media carrera del hombre como director está en TV), y que si bien es un tipo sin grandes ideas propias, sí sabe de trabajar con los mimbres propios de cualquier peli comercial (¡hey, estaría pintado para dirigir alguna secuela de James Bond!). Y eso que en el camino quedó (por declinación propia) nada menos que el gran Jean-Pierre Jeunet... (¿cómo hubiera sido Harry Potter dirigida por el tipo tras "Delicatessen", "Alien: La resurrección" y "Amélie"...?). Por eso, desde ya le maullamos agradecidos... ¡Gracias, Yates, por película concedida!
-- La historia, qué decir de la historia... Tiene nervio y garra. En el fondo es otra variante del clásico esquema "yo soy la justicia", popularizado por Clint "Harry el Sucio" Eastwood o Sylvester "Cobra" Stallone. Todos conocemos el esquema: los buenos y tranquilos ciudadanos tenemos una vida apacible y próspera circulando para conversar con nuestros vecinos y respetando las leyes, hasta que llega el villano a hacer su putada. El prota, entonces, como respeta las leyes y conversa con los vecinos, acude a las autoridades, sólo para descubrir que las instituciones no funcionan, y que si quiere justicia, tendrá que tomársela por mano propia. Ahora bien, dentro de este esquema, la peli arroja frontalmente por la borda uno de los mejores valores que tenían las entregas anteriores (algunas, por lo menos): la construcción de un argumento en clave detectivesca. Digámoslo desde ya, J.K. Rowlings no es una buena constructora de historias (usa y abusa del deus ex machina, entre otras cosas), pero con el ambiente de intriga a lo Agatha Christie contribuía a tapar esos baches. Aquí, justamente por faltar ese elemento, lo lineal de la historia está tan a la vista como el esqueleto de Kate Moss en una pasarela de Milán. Francamente, no sabría decir en dónde está la falla. Podría ser que adaptar el enorme pisapapeles que es la novela original en apenas dos horas y cuarto de peli sea imposible ("Lo que el viento se llevó" tiene cerca de mil páginas, y ver su adaptación al cine consume casi cuatro horas de tu vida, y eso comiéndose media novela en el camino). Podría ser que el material literario de base hubiera sido simplemente escrito en piloto automático. O podría ser que el guionista haya hecho una labor que lo haría digno de ir a parar a las fauces de los leones en el Anfiteatro Flavio. No lo sé. El caso es que la peli está trufada de personajes y situaciones tan fugaces, que parecen casi claves dirigidas a los que leyeron la novela, pero que quienes tomamos la sana opción de esperar al estreno fílmico para saber de qué va la cosa y ahorrarnos el ancho de banda para descargar el PDF de Internet, puede perdernos un poco. El guión está lleno de situaciones que parecen ir a generar algo grande, y de pronto, de manera abrupta, sin que sepamos bien por qué, estamos en otro lugar y otra situación completamente distinta, y cuando estamos adaptándonos al nuevo giro, ¡ZAS!, estamos en otra parte otra vez... Para que nos entendamos: eso está bien en una peli de acción, porque todos conocemos los códigos de las pelis de acción, y además en ellas lo que importa son las explosiones y la carnaza, pero en una peli con un poco más de argumento, puede ser como mínimo algo desorientador. ¿Me entienden ahora, por qué le estoy tan agradecido al señor David Yates por sus buenos oficios...?
-- Las actuaciones son el punto fuerte aquí. Daniel Radcliffe está un poco débil, usando y abusando del berrinche para dar a entender que es un chico a punto de explotar, pero en algunas escenas se supera a sí mismo. Rupert Grant muestra bien la evolución de su personaje, que pasó de ser el niño poca cosa a un adolescente cada vez más seguro de sí mismo. Emma Watson sigue siendo la manzana más deliciosa del huerto, pero ahora tiene competencia por parte de la novata Evanna Lynch, quien desde su rol ultrasecundario de Luna Lovegood se roba cada escena en que aparece; en la novela quizás esté claro, pero en la peli no termina de encajar bien que Harry prefiera a la sosa estudiante china en vez de esta rubiecita que es linda, y además lo entiende bien. En cuanto a los adultos, es casi una ofensa señalar lo bien que están: son la crema de la crema entre los actores británicos, y lo demuestran a cabalidad. Bueno, casi todos al menos (Helena Bonham Carter en el papel de psicótica gótica da un poco de pena, la verdad). Pero la que se lleva el cáliz de fuego con honores y se merienda a todo el resto del elenco como canapé, es Imelda Staunton como la nueva directora de Hogwarts; su personaje es literalmente la "tía buena" que te aprieta los cachetitos en un gesto de simpatía, pero que a poco de andar se descubre es una bruja japuta autoritaria, trepadora e incapaz de cuestionarse a sí misma, y que cuando alguien la confronta, se siente ofendida hasta lo más vivo porque la han pasado a llevar A ELLA, y que cuando consigue imponer un golpe de autoridad, lo hace con la más burlesca de las sonrisitas. Hacía tiempo que no daba tanto gusto que un villano recibiera su justo merecido como esta arpía solterona.
-- La secuencia en la Sala de las Profecías. Digámoslo con todas sus letras, la batalla final es bastante aburrida, resuelta a punta de puros fuegos artificiales y con varios desvergonzados deus ex machina, pero la secuencia inmediatamente anterior, la Sala de las Profecías, es bellísima. Y espartana. Pisos y pisos del Ministerio de la Magia, con pequeñas esferas para ver el futuro de cada persona. Austero. Orwelliano. Y con una fotografía maravillosa. Esos cinco minutos de peli deben contar como una de las mejores secuencias de todas las pelis de Harry Potter.
IDEAL PARA: Recordar que incluso en las pelis de magia, a veces hay que hacer entrar en vereda a los jerifaltes cuando se apoltronan demasiado en sus asientos y no hacen nada por el rebaño que supuestamente deben pastorear.
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jueves, 1 de marzo de 2007
"Goldeneye" (1995).
-- "GoldenEye". Inglaterra / Estados Unidos. Año 1995.
-- Dirección: Martin Campbell.
-- Actuación: Pierce Brosnan, Sean Bean, Izabella Scorupco, Famke Janssen, Joe Don Baker, Judi Dench, Gottfried John, Robbie Coltrane, Alan Cumming, Tchéky Karyo, Desmond Llewelyn, Samantha Bond, Michael Kitchen.
-- Guión: Jeffrey Caine y Bruce Feirstein, sobre una historia de Michael France, basados en los personajes creados por Ian Fleming.
-- Banda Sonora: Eric Serra.
-- "Goldeneye" en IMDb.
-- "Goldeneye" en la Wikipedia en inglés.
¿DE QUÉ SE TRATA?
En una gran represa soviética, el inefable Bond James Bond se lanza a un gran salto en bungee, alcanzando el fondo de la misma. Ahí se encuentra con un compañero. Juntos, combaten al viejísimo enemigo soviético. Pero algo sale mal, desastrosamente mal, y el compañero pierde la vida, y Bond sale con los pies llenos de humo de pólvora. Años después, Bond está divirtiéndose en lo suyo, persiguiendo a una gatita en celo (es Famke Janssen, ¿OK?), y descubre que la chica está involucrada en una operación para robar un helicóptero resistente al pulso electromagnético nuclear. En forma paralela, un grupo de villanos toma por asalto una estación nuclear perdida al fondo de Siberia y un par de calles más allá. Desde la estación roban dos satélites GoldenEye, un ultrachupimegasecreto proyecto de la antigua Unión Soviética capaz de provocar eso mismo a lo que es resistente el helicóptero, un pulso electromagnético nuclear. Bond, listo como el hambre, ve de inmediato la conexión entre los GoldenEye y el helicóptero robado, y se lanza a una persecusión que lo llevará hasta donde nunca antes ha llegado, al corazón del Imperio del Mal, la Fortaleza de Sauron, la Estella de la Muerte de las pelis Bond: la Santa Madre Rusia...
EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.
Después de "Licencia para matar", la saga Bond estaba en serio compromiso, en particular por los débiles resultados económicos de ésta. En el intertanto el casi inmortal guionista Richard Maibaum, presente en casi todas las Bond desde "El satánico Doctor No", había finalmente pasado al reconfortante y consolador cielo de los guionistas, y además habían problemas legales sobre la franquicia Bond. Además, el material original de cuentos y novelas escritas por Ian Fleming estaba prácticamente agotado (aunque con el grado de fantasía de los guionistas para adaptar, esto era un problema menor, en realidad). Y para colmo el bloque oriental, el sempiterno enemigo de Bond, se había desplomado gracias a la mancha de Gorbachev y a los golpazos de vodka de Yeltsin. ¿Qué hacer para seguir explotando al Bond de los huevos de oro? En primer lugar, aprovechando que Timothy Dalton había desechado la posibilidad de rodar una tercera Bond, se dieron el lujo de contratar a Pierce Brosnan, ahora sí, considerando que lo habían intentado en 1987 para "Su nombre es peligro", pero no había podido por sus compromisos con la serie de TV "Remigton Steele". Además, aprovechando el deshielo y la Glasnot, qué mejor que poner a Bond en la mismísima Unión Soviética, como un Rocky Balboa cualquiera salido de "Rocky IV". En cuanto al argumento, no se calentaron excesivamente la cabeza. Se limitaron a tomar la vieja trama de "Operación Trueno", que ya había tenido un remake bastardo en "Nunca digas nunca jamás", cambiaron el avión por un helicóptero, y las dos bombas termonucleares por dos satélites capaces de soltar un pulso electromagnético, y dejemos seguir la serie hacia adelante. Era una apuesta arriesgada, presentar a un Bond nuevo, con un director también nuevo (Martin Campbell), después de cinco pelis al hilo dirigidas por John Glen que habían cubierto los '80s íntegros, y además con una trama que anunciaba descaradamente que el viejo Bond antirruso era historia. O quizás no...
¿POR QUÉ VERLA?
-- Es la primera Bond con Pierce Brosnan, quien en sus cuatro pelis interpretando al personaje, dio vida a un Bond bastante correcto. Probablemente es la mejor de las cuatro que hizo, con un Bond más clásico y bruto, sin los toques de sofisticación un tanto metrosexuales que fue ganando por el camino hasta "Otro día para morir".
-- Martin Campbell. Sin lugar a dudas es un gran director de acción, y sabe imprimir suspenso y tensión a las películas que filma, como bien lo demostró en "La máscara del Zorro" (y un poco menos en "La leyenda del Zorro"). Tan buenos resultados obtuvo, que los productores de las pelis Bond tuvieron el buen juicio, después de probar con los inanes Spottiswoode, Apted y Tamahori, de volver a colocarlo detrás de las cámaras para relanzar la saga Bond con Daniel Craig en "Casino Real". Siendo así el primer director Bond en repetirse plato desde los '80s.
-- Los villanos. Al pobre Sean Bean sólo le dan papeles de villano, como que intentó ser el Bond de reemplazo para Roger Moore y no resultó; y aquí entró (y salió casi de inmediato) en la saga Bond como villano. No es el más memorable de los villanos Bond, pero sin duda le imprime carácter a su personaje, el cual se ve un tanto perjudicado porque no es descrito como un supervillano al uso de las pelis Bond sino como un hombre vulgar y corriente, un tanto a la par con Bond, y por tanto no muy amenazante. Pero Bean cumple bien. Alan Cumming está perfecto como el computín detestable; años después se hará famoso interpretando a Nightcrawler en "X-Men II". Y Famke Janssen está en su salsa como la chica Bond mala, en un rol que, no por nada, la lanzó al estrellato, años antes de interpretar de su deslavada y gomosa interpretación de Jean Grey en "X-Men" y secuelas; de antología son sus escenas en las cuales se excita sexualmente matando por asfixia a otras personas...
-- Judi Dench. Una M mujer por sobre el machista Bond parecía sobre el papel una pésima idea, y el guión original no contemplaba algo así (fue idea de Martin Campbell), pero la elección de Dench para el rol demostró ser acertadísima, convirtiéndose desde entonces en pieza indispensable de los filmes Bond. Mencionemos también a Joe Don Baker, quien había hecho de villano Bond en "Su nombre es peligro", y que aquí repite plato, pero como Jack Wade, agente de la CIA amiguete de Bond. Y es que Félix Leiter, el antiguo y casi invisible amigo de Bond, pasado a retiro en "Licencia para matar", era demasiado indispensable en muchas pelis Bond, así es que hubo que buscarle reemplazo. El personaje de Jack Wade reaparecería en "El mañana nunca muere". (Por cierto, premio para que el que descubra el cameo de Minnie Driver en la peli).
-- Secuencias de acción pura y dura. El tiroteo en el ferrocarril. La escena en la represa. El secuestro del Goldeneye. Y muy en particular una que a estas alturas del partido es canónica dentro de las cintas Bond, cual es la persecusión que hace 007 de los villanos a bordo nada menos que de un tanque, reduciendo de paso a polvo a la bella San Petersburgo (si querían a alguien que hiciera el trabajo de manera más limpia debieron enviar a Mr. Bean, y no a Sean Bean, sino al de Rowan Atkinson, ¿no?).
-- La trama juega bien con la realidad política de la Unión Soviética posterior a la Perestroika, infestada de zares del crimen organizado y traficantes de armas, además de escuálidos controles sobre el armamento de alta tecnología. Es, en ese sentido, un digno colofón a las viejas historias de "James Bond vs. Unión Soviética", las cuales por motivos obvios no podían rodarse más. Además, son impecables las menciones aludiendo a que Bond sería un dinosaurio de la Guerra Fría, con métodos anticuados en medio de un mundo revolucionado por la computación e Internet. Lejos de esquivar el bulto, la película hace bien en hacerse cargo de todas esas cosas, y sale con elegancia de todos esos compromisos, presentando así al Bond post Guerra Fría en plena forma.
-- El argumento es bastante realista, hablando en términos comparativos respecto de otras películas Bond. El malo maloso no es un supervillano dispuesto a apoderarse del mundo o sembrar el caos mundial, sino que tiene un plan bastante más "aterrizado". Además, es un traficante de armas, lo que es una opción más natural que otros villanos Bond (ya en "Su nombre es peligro", el villano era también un traficante de armas). La trama es acción pura y dura, sin mucho espacio para extravagancias, corriendo la escena espectacular de rigor a cargo del golpe para apoderarse de Goldeneye. Y eso sería todo.
-- La banda sonora... ¿Qué decir de ella...? Durante casi un cuarto de siglo, entre "Desde Rusia con amor" y "Su nombre es peligro", y con poquísimas excepciones, el compositor John Barry se había transformado en un elemento Bond tan invisible como imprescindible, para que una Bond fuera realmente Bond. Tanto, que su reemplazo por Michael Kamen en "Licencia para matar" no había sido demasiado brillante. En "Goldeneye", para ponerse a tono con los electrónicos '90s, pusieron en el trabajo a Eric Serra, quien venía de laburar en "El perfecto asesino". El resultado es... es... ejem... Si te gustan las variaciones sobre el tema, está bien. Pero si eres amigo de lo clásico y hogareño de toda la vida, los esfuerzos de Serra por modernizarse a los '90s no funcionan excesivamente bien, que digamos.
IDEAL PARA: Ver una Bond en plena forma, considerando que al momento de su salida, todos daban a la franquicia por cadáver.
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1995,
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