11 años de Cine 9009 en línea.

El próximo 19 de febrero de 2017, Cine 9009 cumplirá once años en línea. Sí, jodíos, cuéntenlos, once en total desde su inauguración en el ya lejano 2006. Y para celebrar, estamos embarcados en una minimaratón de posteos. De manera que entre el domingo 12 y el domingo 19 del febrero que ya mencionamos, habrá un posteo nuevo con una peli nueva cada día, en donde aprovecharemos de repasar algunas que vimos en el cine, y que por un motivo u otro no acabaron publicadas en su día. Y a no quejarse de que llegó demasiado tarde, que ya no las podemos ver en el cine y otras cosas. También está el cable, el streaming, los DVDs para los cuatro gatos que todavía los compran, y... er... well... medios menos legales para conseguírselas. Además, si fuera por eso, no habría posteado pelis de cine mudo que se estrenaron hace sus buenos 90 o 100 años atrás. De manera que... disfruten, y saludos para todo el mundo (eeeeeexcepto para ese perejil de allá... sí, tú, a tí te hablo... el de la IP chistosa... te reconozco, eres el imbécil que no apagó el smartphone el otro día en el cine. Cretino. Pero para el resto, saludos).
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domingo, 27 de octubre de 2013

"La ley del silencio" (2012).


-- "The Company You Keep" (título original en inglés), "Causas y consecuencias" (título en Uruguay), "Pacto de silencio" (título en España). Estados Unidos. Año 2012.
-- Dirección: Robert Redford.
-- Actuación: Robert Redford, Shia LaBeouf, Julie Christie, Susan Sarandon, Nick Nolte, Chris Cooper, Terrence Howard, Stanley Tucci, Richard Jenkins, Anna Kendrick, Brendan Gleeson, Brit Marling, Sam Elliott, Stephen Root, Jackie Evancho.
-- Guión: Lem Dobbs, basado en la novela de Neil Gordon.
-- Banda Sonora: Cliff Martinez.

-- "La ley del silencio" en IMDb.
-- "La ley del silencio" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Los '60s. Rome is burning, son... Bueno, no Roma, Estados Unidos. Vietnam. La guerra que nadie quería, salvo el complejo industrial militar. En medio de todo eso surgieron grupos activistas que empezaron a practicar TERRORISMO en Estados Unidos. Salto en el tiempo, como medio siglo (joer, cómo pasa el tiempo). Una fulana de ésas está a punto de entregarse, cuando, sorpresa, van y la arrestan. Aparte de la repercusión mediática y too, dos tipejos (uno de ellos Robert Redford himself, así es que intuimos que esto es IMPORTANTE) van y hablan sobre las cosas. Oye, anda y defiéndela ya que eres abogao. El otro no, que no, que no soy bueno en esas causas, etc. Mientras tanto, un periodista joven afronta la clásica escena "bronca del jefe" porque no ha dao el golpe noticioso etc. Y qué hace el periodista. Como ha tenío una follamiga en el FBI, va y le hace un par de preguntas (hmmm... ahora que lo pienso...), y a ella se le va la lengua con un nombre. El periodista sigue la pista (Shia LaBeouf, tratando de mantenerse vigente, y su cara en esta peli lo denota), y llega por supuesto hasta el Redford. El abogao, como buen abogao, se ve que se conoce todos los trucos del oficio, y hace finta maestra tras finta maestra. Pero el periodista, erre con erre que ahí hay algo, y se pone a investigar todavía más profundo. Y de pronto, porque es más listo que el hambre el jodío, le cae la teja. ¡El abogao en realidad está usando un nombre falso! ¡Y bajo su verdadera identidad, ÉL TAMBIÉN ERA UNO DE LOS TERRORISTAS QUE ESTABA METÍO EN EL AJO! Ahora, la cacería del hombre por el hombre, tanto por parte del periodista tratando de encontrar la verdad como por parte del FBI ávido de mandarse el golpe noticioso de la semana, ha comenzado, todo mientras nadie se figura qué está planeando en realidad el Robert Redford. ¡¡¡PORQUE LOS '60S NUNCA MORIRÁN!!! Bueno, mientras haya alguien vivo de los '60s, eso es. Que los Testigos decían algo sobre 1914, pero ahora están de lo más callao el piojo respecto del tema...

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

En el Jurásico del cine, por allá por los '60s y '70s, hubo una época en donde el cine... ¡no sólo era entretención! ¡No sólo eran robots gigantes golpeándose hasta la muerte! ¡No sólo eran aburridísimas tomas interminables made in Corea, Japón o Irán! ¡No era hipster! Figúrense que se rodaba cine... ¡con contenido político! ¡De crítica social! Uno de los dinosaurios de aquella época es Robert Redford, que en sus tiempos fue el galanazo que hizo mojarse las br... er... suspirar a todas las doncellas de aquel tiempo, sí, eso es. Con el paso del tiempo, Robert Redford en vez de comprometerse y tal, se ha ido por una senda independiente, e incluso le dio para fundar el Festival de Sundance, caso claro de cómo las mejores intenciones pueden pervertirse, como que lo que partió para financiar el cine independiente se terminó transformando en una cueva de gafapastas y hipsters que hace de la etiqueta "GANADORA DEL FESTIVAL DE SUNDANCE" un de-lejitos-te-veo de marca mayor a la hora de ir a ver una peli (bueno, hay criaturas que no, criaturas que van igual, e incluso se sienten atraídos por la etiqueta, pero habrán notado que utilicé la palabra "criatura" en vez de "gente de bien"). Como decíamos, Robert Redford no se ha domesticado exactamente. Algo se debe haber adocenado con los años, por supuesto (la vejez no perdona, y el hombre ya lleva TRES CUARTOS DE SIGLO caminando sobre la Tierra, y contando), y además, aunque sus pelis no son mastodontes de 200 millones de presupuesto, aún así no se las financian los grandes estudios con la mano abierta porque 1.- No tienen explosiones molonas, y 2.- Esa cosa medio política de criticar al sistema o, peor aún, hacer pensar, como que ahuyenta a las audiencias del cine. Después de un par de intentos de hacer un poco de cine más comercial pero "con substancia", de donde salieron "El hombre que le susurraba a los caballos" y "La leyenda de Bagger Vance", se tiró de cabeza otra vez al cine político actualizándose a Irak y Afganistán con "Leones por corderos", y luego metiéndose a las patas de los caballos acerca de la conspiración contra Abraham Lincoln en "El conspirador". Y ahora vuelve con una peli en donde hace su ajuste de cuentas peculiar con los '60s. Su reflexión personal acerca de hacia dónde se fueron los sueños, y en qué están esos sueños ahora. Con críticas mezcladas, y peor aún... con menos de 20 millones de dólares de recaudación. Huele a fracaso comercial en toda regla. Es lo que pasa cuando te metes con temas peliagudos que hagan que se te atragante el popcorn en la garganta, dentro de la sala del cine. Apréndele a Kenneth Branagh, Redford, que el hombre primero se fue a la segura con Shakespeare (la opción cultureta clásica en particular porque salvo por "Anónimo", escenificar a Shakespeare siempre resulta de lo más seguro y aséptico) y luego se prestó para dirigir "Thor". Bueno, quizás aprendió. No en balde, Redford de manera sorpresiva va a estar en "Capitán América: Soldado de invierno". Sospecho que para tomar el sueldo y financiar alguna otra peli, porque de otra manera no se explica. Las cosas que hay que hacer dentro del sistema, para seguir protestando contra el sistema.

¿POR QUÉ VERLA?

-- Partamos desde la base. Como thriller, "La ley del silencio" es algo débil, no porque le falte tensión dramática, sino porque el guión y la trama en general no termina de encajar bien (el plan del Redford para salir avante es cuando menos un tanto absurdo, y al final todo se arregla de una manera un tanto facilona, quizás demasiado). Si quieres ver un percutante thriller político, pierdes tu tiempo aquí. Pero lo que la peli pierde por ese lado, lo gana por el otro, por lo que pareciera ser el verdadero interés de Redford, un tipo no tan entusiasmado por contar historias como por predicar desde el púlpito (detallito que hizo de "Leones por corderos", peli bastante estimable en algunos respectos, quedar algo débil en otros). Porque el fondo de esta peli son algunas preguntas muy incómodas. ¿Qué pasó con la gente que en los '60s iba a cambiar el mundo? ¿Es cierto que al final el pragmatismo termina por devorar al idealismo? ¿Siguen vigentes los valores y el espíritu de los '60s hoy en día? ¿Ayudó a cambiar el mundo, a hacerlo un poquito mejor? La peli es bastante crítica de la sociedad americana actual, en varios detalles. Buena parte del follón que se arma es provocado (no se muestra de manera TAN directa, pero transpira la peli entera) por una prensa ávida de crear un circo mediático sobre LOS TERRORISTAS, más unos burócratas del FBI felices de DEFENDER LA PATRIA, LA LIBERTAD Y EL AMERICAN WAY OF LIFE. Los idealistas de los '60s que vemos en la peli cometieron un error (un error serio, admitámoslo, se cargaron a un guardia padre de familia durante un atraco bancario), pero medio siglo después, no hay perdón ni olvido para ellos, y deben seguir viviendo en la clandestinidad. Pero no se crea que la peli es partidista. Por supuesto que los héroes con aura romántica son los rebeldes idealistas, pero no se ahorra tampoco algunos palos. La peli deja bien en claro que lo del asalto bancario fue un error, que cruzaron una línea que no deberían haber cruzado, y que en definitiva al entregarse a una actividad criminal, terminaron siendo quizás tan criminales como los genocidas que atacaron a Vietnam, no en lo cuantitativo pero sí en lo cualitativo. El personaje de Redford aquí es la voz de la razón, de la cordura, de la moderación. Aunque su personaje tiene un regusto amargo. Creció, maduró. Se ajustó al sistema, incluso consiguió hacerse parte de una profesión tan acrítica y platelminta como la abogacía. En cierta medida, su personaje es la voz de la cordura en parte porque terminó traicionando los ideales que defendía. De todas maneras, la peli tiene el buen gusto de dejar que cada uno saque sus propias conclusiones, a partir de una amplia paleta en donde no vemos blancos y negros, sino toda una vasta gama de grises, un océano en donde las decisiones éticas nunca son fáciles. La peli no intenta ofrecernos soluciones. Se permite una salida honorable para el prota, pero a título de cruzada y recompensa personal, no un triunfo para la causa, para ninguna causa, ni la de la sociedad ni la de los rebeldes de los '60s. Quizás porque al final del día, cambiar a la sociedad entera es difícil, y lo que quedan son las cruzadas individuales. Y en este punto el cine se cruza con el cineasta y su propia cruzada personal por cambiar el mundo pasito a pasito, o al menos mantener algo, lo mejor, de los ideales de los '60s, siquiera la capacidad de esa época para cuestionar un par de verdades establecidas y atreverse a proponer algo diferente. En definitiva, hemos visto no tanto una peli como un discurso político, pero uno hilvanado con mesura y moderación, sin excesos, sin cargar las tintas. Y esa clase de cine hecha para pensar un poquito después de que han pasado los créditos, en vez del panfleto bruto facistoide de la sala de al lado con muchos robots alienígenas invasores explotando porque SON LOS MALOS Y PUNTO, siempre se agradece. Los pocos humanos y gatos que estamos dispuestos a darle uso a las neuronas, por lo menos.

IDEAL PARA: Ver una interesante reflexión sobre el valor y los límites del idealismo.

VIDEOS.

-- Trailer de la peli [en inglés, subtítulos en español].


domingo, 28 de julio de 2013

"Gracias por fumar" (2005).


-- "Thank You for Smoking". Estados Unidos. Año 2005.
-- Dirección: Jason Reitman.
-- Actuación: Aaron Eckhart, Cameron Bright, Katie Holmes, Maria Bello, David Koechner, William H. Macy, Robert Duvall, J.K. Simmons, Marianne Muellerleile, Kim Dickens, Rob Lowe, Adam Brody, Sam Elliott.
-- Guión: Jason Reitman, basado en la novela de Christopher Buckley.
-- Banda Sonora: Rolfe Kent.

-- "Gracias por fumar" en IMDb.
-- "Gracias por fumar" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Hay gente que tiene un trabajo ingrato. Pero pocos trabajos son tan complicados como el de Nick Naylor. Aunque él lo ve como un desafío, o algo así. Porque su trabajo es defender lo indefendible, soportar lo insoportable, vender lo invendible. Tabaco. El veneno del siglo XX. El alquitrán que mata. ¿Cómo defiendes algo así? Pues bien, Nick Naylor tiene la fórmula. Es un tiburón de sonrisa fácil y ojos sonrientes, que es capaz de hacer pedazos a los abogadillos de las antitabacaleras en un talk-show, o de voltear de cabeza a un salón de clases. Básicamente porque nadie sabe lo que es un lobista, y él lo explica como nadie. Claro que sigue siendo un trabajo difícil, y Nick Naylor no podría soportarlo sin la positiva ayuda de sus amiguetes, una bella chica del lobby de alcohol (¡hey, Maria Bello, yo también podría alcoholizarme así...!) y un peladito simpático del lobby de las armas. Pero no siempre eso de hacer lobby funciona. No funcionó con su antigua mujercita, que ahora deja que otro la cabildee a gusto (lo que origina la gran frase de Nick Naylor, respecto del hijo común, al otro tipo: "Yo soy el padre del niño, tú sólo eres el que se folla a mi mujer"...). Aún así, los problemas empiezan a acumularse. Nuestro heroico lobbista descubre que el chiste es viajar a Hollywood y tratar de poner de vuelta el tabaco en los cines, en las movies, con héroes que fumen como el máximo símbolo de la masculinidad y todo eso. Aunque eso signifique sobornar al Hombre Malboro, que se está muriendo de cáncer. Y follarse a una reportera de t**** exprimibles (Katie Holmes, ¿vale?). Y de paso, tratar de darle una educación al hijo. Una educación que de verdad le sirva, sobre cómo usar la lengua para destrabar nudos a conveniencia del lingüista, y no toda esa mierda ñoñosensible de que todos somos hermanos y juntos debemos trabajar (bueno, por eso algunos se hacen ricos expoliando al próximo y luego obtienen rescates de 700 millones de dólares de parte del Gobierno de los Estados Unidos, y otros trabajamos de balde haciendo comentarios de pelis en blogs como éste... pero adivinen quién de los dos será visto en el futuro como una contribución al verdadero progreso de la Humanidad... algún día... alguno de éstos...).

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Lobbistas. Qué sería de la democracia sin ellos. ¿Se imaginan que la democracia fuera perfecta? ¿Que toda la gente tuviera exactamente las mismas oportunidades, sin poder tomar ventaja? Exacto, sería un mundo de clones. Send it the clones! Sería el Brave New World del fucking Rousseau. ¿Cómo pueden entonces los mejores, los optimates, sobresalir en un mundo así? Fácil, contratando los servicios de alguien que venda proyectos e ideas al Gobierno. Ese papel que antes era jugado por los correveydiles, por los Grima Lengua de Serpiente, por los Maquiavelos (bueno, para el caso que le hicieron a Maquiavelo en vida...), por los Goebbels de rigor, hoy en día es desempeñado por honrados think tanks y lobistas de todo tipo. No nos dejemos engañar por el denigrante nombre de los lobistas ("lobby", en inglés, es simplemente "pasillo", o sea que un lobbista es básicamente un "pasillero", como el barrendero, oiga, pero de terno y corbata). El lobista cumple la función vital, para cualquier democracia que se precie de tal, de defender los intereses de los grupos corporativos frente a un poder que a veces podría verse tentado a tomarse en serio eso de gobernar por el pueblo y para el pueblo, lo que obligaría a esos grupos corporativos a enviar no a un ejército de lobbistas, sino a un ejército de veras, de los que usan metralletas y uniformes de combate en vez de maletines yeimbón y ternos Armani. El lobista así permite que la grosería de un golpe de estado sea reemplazada por la civilizada y cortés recomendación a espaldas del pueblo, para apoyar tales o cuales políticas. Claro que a veces surgen ingratos vendepatrias que... ¡horror! ...toman la sagrada actividad del lobby para el reverendo puñeteo, como por ejemplo el novelista Christopher Buckley, y escriben una novela tratando de denigrar tan noble profesión. O peor aún, surgen productores pirañas que toman la novela y tratan de adaptarla para el cine. Y peor aún, la hacen con un elenco bueno, para que la peli salga bien. Aunque quién sabe, el público yanki (¡qué rayos, el público en general!) es lo suficientemente estúpido como para que acaso considere esta peli como una defensa cerril de la actividad del lobby, y el asunto salga bien, después de todo. Total, en estos tiempos de relativismo e incertidumbre moral, ¿quién sabe lo que es bueno y lo que es malo...? Pues, quizás... su lobista amigo.

¿POR QUÉ VERLA?

-- Es una peli hilarante de principio a fin. Nick Naylor, brillantemente interpretado por Aaron Eckhart ("Un domingo cualquiera", "Erin Brockovich", "Posesión", "El núcleo", "El pago", "La dalia negra", y famoso como Dos Caras en "The Dark Knight", además de ser Presi de los Yueséi en "Ataque a la Casa Blanca"), es desde ya nuestro héroe: corrupto, sinvergüenza y amoral. Sus lecciones para el crío, acerca de cómo estirar los límites, son de una desvergüenza increíble, y todo un prodigio de cómo ser políticamente incorrecto sin ser políticamente incorrecto. Sus métodos, por otra parte... La manera en que, al comienzo de la peli, desbanca solito a cuatro infelices del lobby antitabaco, incluyendo a un niñito muriéndose de cáncer por el humo de segunda mano... La forma en que promueve el regreso del tabaco a Hollywood... Las mil y una maniobras siguientes... Y me temo que ya he adelantado demasiado, pero lo que queda en el tintero es simplemente oro puro. Probablemente esta peli no hubiera funcionado con otro actor. Aaron Eckhart es lo suficientemente serio como para defender una astracanada como esta sin despeinarse, y lo suficientemente divertido para que la sátira se deslice como un cartoon.

-- El resto del elenco está más que bien. Los amiguetes malignos (Maria Bello, ooo-o-o-ohhh y David Koechner) están de lo mejor, una panda de neuróticos realmente enamorados de su trabajo y cachondeándose de sus éxitos contra la corrección política. J.K. Simmons, el jefecito J. Jonah Jameson en "Spiderman" y secuelas, es aquí el jefe de un grupo protabaco, y lo interpreta de una manera subliminalmente ladina (esa escena en que Nick Naylor lo confronta por cierta idea...). El jefe del jefe viene interpretado en un papel casi de cameo, por el gran Robert Duvall, cuyo perfil de actuación y de fenotipo da de sobra el tipo. Cameron Bright, a cambio, está un poco insoportable como niño genio, aunque por suerte no obra como Pepe Grillo del prota y lo deja ser, lo que alivia un tanto la amenaza que todo Bajito de M***** representa en una peli como ésta. William H. Macy, abandonando por un rato los papeles de buen chato campechano, interpreta a un malvado senador antitabaco, que cual villano en su guarida secreta, putea de lo lindo a sus asesores cuando se dejan derrotar estúpidamente por el malvado Nick Naylor, y se queda esperando hasta que él caiga en sus manos en una épica confrontación final que... Sam Elliot tiene un papelito menor, pero dentro de él está bien, y lo mismo Rob Lowe (Bastet, pobre tipo, siempre queriendo hacer de yuppie eterno...). Y la periodista con buenos, ehm, yasabenqué, viene interpretada por Katie Holmes, en un papel pindy hecho a la medida de una actriz pindy.

-- Es el primer largometraje de Jason Reitman, y le imprime una fuerza envidiable. La peli no da respiro. Bueno, es una comedia, es una sátira, se supone que no te tenga que dar un momento de respiro. Pero decirlo es más fácil que hacerlo. Después, Jason Reitman se encargaría de rodar una peli un poco más pacifista, pero también con su garra satírica, la cual es "Juno" (y en la cual J.K. Simmons repite como figura de autoridad, ahora paterna).

-- Como decíamos, ésta es una sátira redonda, una especie de "Caballero sin espada" en versión maligna. Pero hay algo que le hace perder garra a esta sátira, al final del cuento, y no tiene que ver con la calidad de la peli (que es magnífica), ni con la importancia de mantener a raya los negocios del tabaco, sino con algo distinto. La cultura del lobby ya está entre nosotros. Se supone que los lobbistas son de bajo perfil, pero en Chile salen hasta dando entrevistas en el diario (en el diario La Tercera, más de algún lobbista de la Concertación ha salido entrevistado a doble página y con una foto 1024x768...). ¿Qué daño puede hacer una inocente satirilla, si la cultura del lobby ya está tan infiltrada entre nosotros...? O sea, si incluso un vaquero sin cultura como George W. Bush salió Presidente de los Estados Unidos porque el votante promedio opinó que con él se podrían tomar una cerveza más a gusto, o el votante español o chileno sigue votando a los de siempre y después se quejan de que las cosas van mal, entonces qué podemos esperar... El lobby difícilmente va a desaparecer, y de hecho no puede desaparecer (después de todo, no se supone que los legisladores y administradores vivan en una burbuja de espaldas a la realidad, ¿no?), pero el hecho de que la política se haga más en pasillos que en las urnas, dice algo sobre el verdadero valor de las democracias. En Chile se intentó un proyecto de ley para regular el lobby, pero se dejó expresamente afuera las reuniones que no tengan lugar en la oficina del lobeado, lo que es un absurdo, porque todos sabemos que casi toda la actividad de lobby se hace en clubes de golf y catas de vino, no en la oficina de nadie (en particular ahora que existen los celulares manos libres). Aunque bueno, como decía Nick Naylor, todo el mundo tiene un talento, y el del lobista es hablar. Si tienen talento para hablar, no pueden tenerlo para apreciar una buena peli, y por tanto, puede que ni se hayan dado cuenta de que estrenaron esto en el cine (bueno, duró apenas dos semanas en cartelera, pero se estrenó, al menos, no fue directo a DVD). Mejor por ellos y mejor por nosotros, claro.

IDEAL PARA: Ver una corrosiva sátira sobre la industria del lobby.

VIDEOS.

-- Créditos de la peli [en inglés, sin subtítulos].



-- Trailer de la peli [en inglés, sin subtítulos].


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