11 años de Cine 9009 en línea.

El próximo 19 de febrero de 2017, Cine 9009 cumplirá once años en línea. Sí, jodíos, cuéntenlos, once en total desde su inauguración en el ya lejano 2006. Y para celebrar, estamos embarcados en una minimaratón de posteos. De manera que entre el domingo 12 y el domingo 19 del febrero que ya mencionamos, habrá un posteo nuevo con una peli nueva cada día, en donde aprovecharemos de repasar algunas que vimos en el cine, y que por un motivo u otro no acabaron publicadas en su día. Y a no quejarse de que llegó demasiado tarde, que ya no las podemos ver en el cine y otras cosas. También está el cable, el streaming, los DVDs para los cuatro gatos que todavía los compran, y... er... well... medios menos legales para conseguírselas. Además, si fuera por eso, no habría posteado pelis de cine mudo que se estrenaron hace sus buenos 90 o 100 años atrás. De manera que... disfruten, y saludos para todo el mundo (eeeeeexcepto para ese perejil de allá... sí, tú, a tí te hablo... el de la IP chistosa... te reconozco, eres el imbécil que no apagó el smartphone el otro día en el cine. Cretino. Pero para el resto, saludos).
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jueves, 27 de octubre de 2011

"Blowup" (1966).


-- "Blowup" (título original), "Blow Up" (deletreado alternativo), "Blow-Up" (otro deletreado alternativo), "Deseo de una mañana de verano" (título en España). Inglaterra / Italia / Estados Unidos. Año 1966.
-- Dirección: Michelangelo Antonioni.
-- Actuación: David Hemmings, Vanessa Redgrave, Sarah Miles, John Castle, Jane Birkin, Gillian Hills, Peter Bowles, Veruschka von Lehndorff, Julian Chagrin, Claude Chagrin.
-- Guión: Michelangelo Antonioni y Tonino Guerra, sobre una historia del primero, con diálogos en inglés de Edward Bond, basado en un relato corto de Julio Cortázar.
-- Banda Sonora: Herbie Hancock.

-- "Blowup" en IMDb.
-- "Blowup" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Un chico le toma fotos a una modelo. La modelo se mueve y se retuerce como si la cámara estuviera follándola por todos los agujeros del cuerpo, mientras el chico vierte todos sus jugos vitales (metafóricamente hablando) a través del lente de la cámara. Como la escena está interesante, seguimos sin hacer zapping. El chico tiene un encontrón con unas modelos que no saben modelar. Aparecen otras modelos que quieren fotos y quizás-algo-más. El chico se cabrea y se manda a cambiar. El chico pasa por una tienda de antigüedades. Luego va al parque y toma unas fotos. La chica que aparece en las fotos, bueno, algo raro pasa, así es que va y pide el rollo (el rollo de fotos, no el rollo en sentido metafórico, entiéndase, que en esos años todavía las cámaras funcionaban con rollo de película). El asunto acaba en que la chica está dispuesta a todo para recuperar el rollo, incluso... (¡oh, puta!, ¡oh, sesentas!) ...a follar. Como la escena se alarga y se alarga, hacemos zapping, y cuando volvemos, están todavía en los prolegómanos de que se van a la cama, de que no se van... hay por ahí un menachatruá... Luego el tipo se pira con las fotos... Empieza a ver que quizás hubo un asesinato... Las mira y las remira... Y nosotros lo miramos a él... o no, porque hacemos zapping... Volvemos para ver en qué termina, y el chico fotógrafo sigue moviéndose como pasmado por la vida... Seguimos con pasmo la peli, porque somos responsables y terminamos lo que empezamos, y siguen pasando cosas medias inconexas, y... listo, me aburrí, pasemos a la siguiente sección mejor.

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

¡Ah, los '60s! Tiempos que no se repetirán. Haz el amor y no la guerra (y házlo mucho). Sé bonito, sé sexy, sé chic, sé superficial. Peinados inflados, ropas de colores estrobodélicos, casas con forma de burbujas futuristas lecorbusierianas... Austin Powers se hubiera sentido como en casa, YEAH-BABY...!!! En medio de todo ese légamo primordial hubo una importantísima revolución cultural. Porque antes, ser de la élite cultural implicaba fuertemente ser un tantín de derechas, incluso en algún caso heideggeriano por ahí ser un tanto hitleriano (bueno, su discípulo Sartre le robó muchas ideas pero era comunista, prueba importantísima de que ni Heidegger ni Sartre decían realmente cosas en serio). Pero en los '60s vino el desmelene. Se pusieron de moda tipos chorreones como Herbert Marcuse. Todos eran intelecteques. Y el cine se volvió algo complicado, conceptual, abstruso. Claro, teníamos la saga de James Bond para refrescarnos (en 1966 estábamos entre "Operación Trueno" y "Sólo se vive dos veces"), pero ese tipo de cine era el opio del pueblo fabricado por la burguesía para alienarte como individuo y arrojarte en una pseudoalteridad a través de la cual pudieras ser explotado por los opresores de las superestructuras del sistema (sí, en serio, en esos años había que hablar así, o te podían confundir con los enemigos del imperialismo). Por supuesto que con ese mercado, se hizo viable producir y desatar sobre el mundo pelis que fueran contra todo y contra todos, pelis que fueran radicales en el mejor sentido de la palabra, cosas como la Nouvelle Vague o el Free Cinema o el Cinema Novo. "Blowup" se inscribe plenamente dentro de esa corriente cinematográfica antiyanki, o más específicamente, antiburguesa, un poco en la resaca de esos Nouvelle-Free-etcétera. Claro, el único problema es que con esos rad podías estar seguro de que estaban EN CONTRA de algo, pero no tanto si estaban A FAVOR de algo. Bueno, tan mal no les fue. Para ser rad había que ser nene rico, y cuando vino la contrarresaca de los '70s, ya pudieron encontrar por ahí como apernarse, hasta transformarse en los empresarios guatones de los '90s, que miraban esos años de infancia con indulgencia alrededor de un asado con carne sin grasa y de la onerosa ("¿te acuerdas de cuando éramos melenudos?", "¡Cuando teníai pelo, weón!", "¡¡¡WUAHAHAHAHÁ!!!").

¿POR QUÉ VERLA?

-- Por decirlo en pocas líneas, esta peli se trata de un hombre que se cree arti-ta y que en el fondo es un niño mimado y dizquecultureta, que rueda una peli acerca de otro hombre que se cree arti-ta y que en el fondo es un niño mimado y dizquecultureta. La peli se centra en la historia de un asesinato, pero es claro que aquí el asesinato no importa nada, sino que es un pretexto para escenificar otra clase de preocupaciones, a saber, la superficialidad y la banalidad de la cultura de los '60s (increíblemente, como suele suceder con los que se pasan de roscas en eso de ser rojos, esta peli en el fondo es bastante reaccionaria). A poco andar, el retrato de época y de personajes se va comiendo vivo a la mínima preocupación por contar una historia decente, con principio-medio-final, que además sea medianamente interesante, y de pronto descubrimos que nada de lo que pasa es verdaderamente importante. Claro, uno puede decir que Antonioni está retratando las tesis de hombre unidimensional y devorado por el sistema que plantea Herbert Marcuse, pero lo hace por la peor vía posible, la identificación, por lo que la peli se transforma también en un muermo unidimensional, justamente. El problema es análogo al que veíamos cuando hace tiempo atrás acá en Cine 9009 hablé sobre "Cloverfield": si quieres retratar el vacío y la superficialidad de un grupo de personajes, debes alejarte de ellos o si no ese vacío y esa superficialidad te van a succionar. O dicho en formato de pregunta: ¿para qué quiero ver una peli que me hable sobre lo odioso que son las gentes odiosas, si resulta que yo les hago el quite tanto como puedo en la vida real? Y si no fuera así, no iría a ver "Blowup" o pelis similares en primer término, sino que estaría empachándome con productos burgueses y reaccionarios como "Modesty Blaise". Al final, resulta que el único gran valor que tiene esta peli es el puramente arqueológico, a saber, el retrato que se hace de la atmósfera cultural del Londres de los '60s en plena efervescencia semimarxistoide. Por mí está bien, si por algo me gusta tanto la Historia que hasta tengo el blog de Siglos Curiosos y todo, pero si eres de los que van al cine a ver una buena peli, pues, lástima que los únicos valores destacables de acá sean justamente los extracinematográficos, o sea, justo los que son tangenciales a lo que se supone una peli debe ser. Y no se crea que la peli no tiene hallazgos. La escena de la chica posando sugerentemente ante una cámara, al comienzo, es exquisitamente lúbrica, y también alguna que otra escena sexy, pero eso sería todo, como si tienes la suerte de encontrarte la pieza de tocino dentro de una pastosa y mercochosa pasta de lentejas molidas. La mala noticia es que si de verdad quieres saber sobre cine, te la vas a tener que mamar igual, aunque sea para saber cómo se hacía cine cultureta en los '60s (no en balde, "Blowup" es uno de los más excelsos ejemplos de ese tipo de cine). Sacrificios que deben hacerse por la causa, mi amigo, sacrificios que deben hacerse por la causa.

IDEAL PARA: Culturetas terminales, marxistoides Old School, estudiantes de cine (aunque la mayoría se inscriben en alguna de las dos categorías anteriores), y tipos urgentemente necesitados de una terapia contra el insomnio.

VIDEOS.

-- Trailer de la peli [en inglés, sin subtítulos, y con harta piel].



-- Fetichismo con una cámara fotográfica a tutiplén [en inglés y sin subtítulos, y no se hagan ilusiones, desde esta escena inicial es todo cuestabajo].

jueves, 11 de agosto de 2011

"Cómo robar un millón" (1966).


-- "How to Steal a Million" (título original en inglés), "Cómo robar un millón y..." (título en España). Estados Unidos. Año 1966.
-- Dirección: William Wyler.
-- Actuación: Audrey Hepburn, Peter O'Toole, Eli Wallach, Hugh Griffith, Charles Boyer, Fernand Gravey, Marcel Dalio, Jacques Marin, Moustache, Roger Tréville, Edward Malin, Bert Bertram.
-- Guión: Harry Kurnitz, sobre una historia de George Bradshaw.
-- Banda Sonora: John Williams.

-- "Cómo robar un millón" en IMDb.
-- "Cómo robar un millón" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

¡Se vende en pública subasta esta valiosísima pintura, precio inicial de 100.000, quién ofrece 100.000, quién ofrece 100.000, el caballero de los anteojos ofrece 100.000, quién ofrece 200, 200, 200... el señor ahí ofrece 200... 300, alguien ofrece 300... 300-300-300, alguien ofrece 300... TRESCIENTOS, alguien ofrece 400, 400-400-400... 300... 300 a la una, 300 a las dos... VENDIDO EN TRESCIENTOS!!! En la ciudad de París, una bellísima pintura de la colección Bonnet acaba de ser adjudicada. Al enterarse, una bellísima chica (la siempre vistosa Audrey Hepburn, vestida en impecable Givenchy) va corriendo con su automóvil modelo '60s a casa, y le grita a papá que cómo ha hecho eso, que no debe seguir haciéndolo... pero él es feliz porque ha conseguido engañar a todo el mundo. En efecto, la pintura de la colección Bonnet no es auténtica, sino un plagio, hecho porque Charles Bonnet se siente estupendamente bien demostrando que él puede y los demás son tontos. El problema es que ya Bonnet despierta sospechas, porque tanto cuadro raro que sale de su factoría... y le envían a un tipo a investigar el asuntillo. El primer problema es que el tipo es sorprendido en plena incursión nocturna por Nicole (la chica que decía, la Audrey Hepburn), quien así a bocajarro, aunque por accidente, le descarga flor de escopetazo. No, no se preocupen, esto es una comedia, el tipo no muere (además, es Peter O'Toole cuando era too galán, cómo sevá morih). Nicole termina por devolver el ladrón a su guarida, no vaya a sentirse desvalido el pobrecito ofensor contra la propiedad privada. El chico empieza a rondarla, pero ella no, ¿juntarse con ladrones? ¡Ah, no, eso sí que no, que para algo ella es firulí y de la alta! Todo marcharía de manera más o menos inocente, hasta que de pronto el señor Bonnet tiene la mala idea de decir que sí cuando una estatua "que lleva mucho tiempo en la familia" (hehehé, viejo sinvergüenza) sale a exhibición en un museo, avaluada en un millón de dólares. Le hacen firmar unos papeles, una pura formalidad... papeles que autorizan a hacerle un acucioso examen a la estatua, con las más chupimodernas técnicas disponibles en el mercado. Ante lo cual, al pobre hombre se le cae el pelo. Nicole decide entonces una jugada desesperada: la estatua debe desaparecer antes de que se le hagan exámenes. Y para eso cuenta con la ayuda del ladrón, así es que le cambian las tornas y ahora sí empieza a hacerle caso, pa' que se vean (¡y es que así son, interesadas!). El ladrón, por supuesto que le pregunta para qué diablos quiere robarse su propio millón de dólares, en vez de esperarse en casita sentada a que la estatua regrese por sus propias patitas (bueno, es una manera de decir, claro está). Pero ella no, dale con que... Y al final, hay acuerdo. El robo se hará. Aunque para eso tengan que hacer saltar incluso hasta al propio Primer Ministro de Francia de su puesto... Allons enfats de la Patrie, le jour de vol est arrivé!!!

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Así como toda la sociedad occidental, el cine se partió en dos grandes ramas durante los '60s. Uno fue el cine contestatario y rebelde, asociado al hippismo, el amor libre, el intelectualismo, e incluso (¡¡¡AJJJJJJ!!!) al marxismoguevarismo. El otro fue el cine tradicionalista y frappé de toda la vida, que venía de los '50s, y que como reacción ante la arremetida de lo anterior, se hizo todavía más tradicionalista y frappé. Sin que eso signifique algo negativo, necesariamente, que como de costumbre el buen gusto no está en la receta sino en el cocinero. Una de las subtendencias dentro de este cine très élégant, es el cine de ladrones de guante blanco "de la alta", que el asunto carece de glamour si es un ratero al tres y al cuatro, y la cosa es mostrar una trama ingeniosa en un escenario con charme. Ahí están "Once a la medianoche", "La Pantera Rosa", "Ladrona por amor", "El caso Thomas Crown", "Golpe a la italiana", y como homenaje tardío mencionemos a la interesante "Un plan brillante". "Cómo robar un millón" se inscribe plenamente dentro de estos lineamientos, y lo logra de una manera magnífica.

¿POR QUÉ VERLA?

-- No creo exagerar demasiado si afirmo que "Cómo robar un millón" es una de las comedias más graciosas que se han rodado jamás. Cuando me refiero a "graciosas" no me refiero a que te haga reir con una seguidilla de gags, aunque por supuesto no desprecia este recurso, sino a aquella que sale de una situación tan desopilante, que todo lo que viene para adelante es desquicio puro. En efecto, la idea de una chica determinada a robar SU PROPIO millón de dólares no tiene desperdicio, y origina una serie de situaciones y enredos casi hitchcockianos (bueno, en Hitchcock esto hubiera sido mortalmente serio, pero acá no). El plan del robo es simple a rabiar, y magnífico por eso. Además, el guión está calculado al milímetro como un reloj de precisión, y la peli posee un ritmo endiablado: cada escena está cortada en su duración justa, y en cada escena pasa algo, sin que haya nada de relleno. En resumen, es una historia muy bien contada, trepidante, y si no conoces el final, plena de suspenso hasta el último. Dime cuándo fue la última vez que viste una peli de la que pudiste decir eso, de la que CON TODO CORAZÓN pudiste decir lo mismo.

-- Las actuaciones. Todos están simplemente brillantes. Audrey Hepburn es pura simpatía, como de costumbre, con esos ojazos de gato que tantos corazones rompieron en su tiempo, y que... mmmmmm... mmmmmmiauuuuuu... La química con Peter O'Toole, que en esos años también destrozaba músculos cardíacos femeninos a destajo con sus ojos azules en "Lawrence de Arabia" y otras pelis, es impecable, y mueven todo el elemento romántico de la trama hasta que llega un minuto en que no tienes idea de qué diablos fue lo que te golpeó. Papá Bonnet es interpretado a lo grande por un Hugh Griffith inmenso como la vida, con una picardía suprema (Hugh Griffith, por más señas, fue el jeque Ilderim, el tipo que ayudaba a Charlton Heston en el "Ben-Hur" de 1959, también dirigida por William Wyler, dicho sea de paso). Eli Wallach también está en su punto, como un tipo cuya obsesión por la famosa pieza del millón de dólares es insana por momentos... lo suficientemente insana como para que buenamente podamos acusarle de incómodo morbo fetichista (nadie diría que este tipo tan compuesto y anteojudo ese mismo año fue el desastrado Feo, de "El bueno, el malo y el feo"). Y aunque su personaje es ultrasecundario y no se relaciona en ningún minuto con los demás, no podemos dejar de mencionar el alivio cómico que representa Moustache (sí, ése era su nombre artístico), interpretando a un guardia de museo que está en muy amigables términos con los jugos espirituosos que manan del fruto de la vid.

-- Mención sea hecha también de la brillante banda sonora, que ayuda a construir ese clima de comedia a la perfección, y que es cortesía de... Sí, si le echan un vistazo a los créditos se preguntarán si no han visto ese nombre antes... Johnny Williams, Johnny Williams... No, joer, no puede ser él... No puede, esta peli es de los '60s, y John Williams empezó a hacerse notar con "Tiburón", "La guerra de las galaxias", "Superman", ya bien entrados los '70s... Sí, demonios, caigan de una vez, efectivamente es el bueno de John Williams haciéndose sus primeros pinitos en el cine. Si escuchan la banda sonora de esta peli, difícilmente podrán identificar sus tics, así de irreconocible es su trabajo (aunque es muy bueno y efectivo, como lo decíamos). Salvo en una secuencia. La secuencia en que se llevan la dichosa estatua al museo, y en donde la música se torna seria y solemne. Tan seria y solemne, que si plantan oreja bien... los acordes que escuchan suenan casi-casi como la Marcha Imperial de "El imperio contraataca".

-- Secuencias notables. El primer encuentro de la dama y el... bueno, no el vagabundo, pero ya saben a quién me refiero. La petición de matrimonio (¡véanla, véanla!). Todos los arreglines de Peter O'Toole para atar los cabos sueltos. Y toda la secuencia del robo, claro está.

IDEAL PARA: Ver una gran comedia, una gran peli de robos, un gran romance...

VIDEOS.

-- Trailer de la peli [en inglés, sin subtítulos].

martes, 9 de agosto de 2011

"Ladrona por amor" (1966).


-- "Gambit". Estados Unidos. Año 1966.
-- Dirección: Ronald Neame.
-- Actuación: Shirley MacLaine, Michael Caine, Herbert Lom, Roger C. Carmel, Arnold Moss, John Abbott, Richard Angarola, Maurice Marsac.
-- Guión: Alvin Sargent y Jack Davies, sobre una historia de Sidney Carroll.
-- Banda Sonora: Maurice Jarre.

-- "Ladrona por amor" en IMDb.
-- "Ladrona por amor" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Hong Kong. Dos tipejos de ternos caros e intenciones baratas, se embolinan mirando a una bailarina exótica. Pero no por un prurito sexual, ¿eh? No se piense mal. Oh, no. De lo que se trata, es de reclutarla por un salario de 5000 de los verdes, para realizar un trabajillo. El trabajillo en cuestión lleva a la chica y a su reclutador, a hacerse pasar por millonarios procedentes de Inglaterra, e internarse en uno de esos jecatos/sheikatos/sultanatos/whatever del mundo islámico, en persecusión de un millonario que posee un valiosísimo tesoro. El plan, como a poco lo revela nuestro honorable amigo de lo ajeno, consiste en que la chica seduzca al millonario, aprovechando su espectacular parecido con la esposa muerta de éste, y de esta manera hacerla servir de cebo mientras él lleva a cabo el golpe maestro. Poco a poco las cosas se desenvuelven y empiezan a salir como pedido con la boca... Pero así es como es el mundo de los sueños, bello y perfecto, porque una cosa es concebir un plan perfecto, y otra muy distinta que resulte como maldita-sea-demonios debía resultar...

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Los '60s no sólo fueron hippies sucios y guevaristas pudriéndose en la jungla vietnamita (o algo así, no sé, ya no me acuerdo...). Un grueso sector del público, aquella mayoría silenciosa que prefiere el confort y comodidad de la vida moderna, gracias, prefería cosas más pastelosas y refinadas que el sucio trabajo de cambiar del mundo. En este clima las pelis de ladrones refinados y robos perfectos tuvieron un buen renacer. Fue la época de pelis como "Cómo robar un millón", "Topkapi", "El caso Thomas Crown" (la primera versión, la de Steve McQueen y Faye Dunaway), "Golpe a la italiana"... Todo un subgénero fílmico en donde los golpes y contragolpes iban en el mundo de allá arriba, al que pocos mortales tienen la dicha de alcanzar, viviendo así la experiencia vicaria del peligro al límite de la alta suciedad... perdón, alta zoociedad... ¡Perdón! Quise decir, alta sociedad, sí, eso es... ¿En qué estaba? Oh, sí, por supuesto. "Ladrona por amor" (asquerosa y pasteloide traducción para el bonito título inglés que traducido sería algo así como "Gambito") se inscribe dentro de esta breve tradición narrativa. Y con honores.

¿POR QUÉ VERLA?

-- Hubo una época en que Shirley McLaine no se veía obligada a hacer de Endora en "La Hechizada" para llevar garbanzos a la mesa. Hubo una época en que Shirley McLaine era una gran actriz cómica (léase "El apartamento", "Once a la medianoche", "Dos mulas para la hermana Sara"...). Y hubo un tiempo en que Michael Caine no era el estilista maricotas de "Miss Simpatía" o el vejete mayordomo Alfred de "Batman inicia" y "Batman: El caballero de la noche", sino que era el jovencito de la peli, no diré que el duro por antonomasia, pero sí el duro con clase y sofisticación. Tenerlos a ambos dentro de una peli, en sus años gloriosos, es un regalo de Bastet para todos nosotros sus humildes servidores. Sus actuaciones están por todo lo alto, su química es innegable, y la pantalla se llena con ellos. Ya el sólo ver a estas estrellas justifica la peli. Pero hay más.

-- La trama. Alabar un guión es cosa complicada porque con la avalancha de pelis que se han producido de año en año desde 1895 en adelante, quedan poquísimas historias frescas que se puedan contar, y que consigan el resultado de mantener en vilo al espectador. Esta lo consigue. Es complicado adelantar o reseñar cualquier parte de la peli sin al mismo tiempo matar la tensión narrativa... porque esta peli en verdad la tiene. Ayuda por supuesto la muy natural, pero también muy profesional, dirección de Ronald Neame, director un poco de segunda fila, pero que de cuando en vez (como aquí por ejemplo) se ha sacado las sandalias dirigiendo (su currículum incluye la notable "La aventura del Poseidón"... y bueno, sí, también, está esa peli prearmagedónica que era "Meteoro").

-- Maurice Jarre. El papurri del deliriumtremensita Jean-Michel Jarre en aquellos años se estaba forrando con grandes bandas sonoras (las peripecias de "Lawrence de Arabia" no serían lo mismo sin la exquisita obertura que compuso para la peli de David Lean). Para "Ladrona por amor" compone también un estupendo soundtrack, que contribuye muy bien a crear un ambiente farsesco en torno a estos ladrones de medio pelo que tratan de dar un golpe claramente superior a sus fuerzas.

-- Hay un interesante subtexto dentro de la peli, que aunque nunca se menciona explícitamente, sí cruza la relación entre ambos protas. El es un tipo a la antigua, que cree las mujeres debieran siempre obedecer a los hombres (que para eso, ellos son más inteligentes), y más que un poco déspota y mandoncito de su parte. Ella, por su parte, es una chica no diré de avanzada ni liberal, pero sí acostumbrada a mandarse sola. Esta veta no es demasiado explotada, claro está, porque al final del día es una comedia con suspenso y no una peli de crítica social, pero es claro que el espíritu de los días de la liberación femenina se infiltró aquí. Al final todo se resolverá de manera amable, por supuesto (lo dicho, nadie espere crítica social aquí), pero no deja de ser interesante leer esta peli a la luz de los fenómenos que allá afuera estaban ocurriendo, que más de alguna relación sociológica sale en el camino.

IDEAL PARA: Ver una peli de ladrones con nervio, garra y comedia.

VIDEOS.

-- Trailer de la peli [en inglés, sin subtítulos].

domingo, 26 de junio de 2011

"Viaje fantástico" (1966).


-- "Fantastic Voyage" (título original en inglés), "Viaje alucinante" (título en España). Estados Unidos. Año 1966.
-- Dirección: Richard Fleischer.
-- Actuación: Stephen Boyd, Raquel Welch, Edmond O'Brien, Donald Pleasence, Arthur O'Connell, William Redfield, Arthur Kennedy, Jean Del Val, Barry Coe, Ken Scott, Shelby Grant, James Brolin, Brendan Fitzgerald.
-- Guión: Harry Kleiner y David Duncan, basados en una historia de Otto Klement y Jerome Bixby.
-- Banda Sonora: Leonard Rosenman.

-- "Viaje fantástico" en IMDb.
-- "Viaje fantástico" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Al otro lado de la Cortina de Hierro. Un grupo de hombres armados está moviéndose furtivamente en las sombras en contra de otro grupo de hombres arm... er... ¡un momento! ¿No se suponía que era una de Sci-Fi? ¿En qué minuto me cambiaron la programación por una de las antiguas de 007? En fin, bueno, qué fastidio, sigamos... El caso es que el tiroteo no tarda en llegar, previsiblemente si se considera que es la "escena de acción inicial" típica en un blockbuster hollywoodense, y el tipo que iba a defeccionar al otro lado acaba encajando un tiro. Y no se puede morir porque entonces vitales secretos de espionaje se irían con él. ¿Cómo salvar entonces a Capitán McGuffin? Nada más fácil: se llama a un tipo a una misión supersecreta y se lo mete a un chupilaboratorio en donde le dicen que... ¡Ha sido elegido con otros tres hombres y una curvilínea mujer para ser miniaturizado e inoculado dentro del cuerpo humano para operar al infortunado mcguffin desde adentro! Ah, de manera que sí era de Sci-Fi a fin de cuentas. En fin, resulta que el grupo tiene cerca de una hora (que casualmente es más o menos lo que queda de peli, miren ustedes) para la misión, y parten heroicamente a la misma. La cosa es casi de comando, entrar-actuar-salir, pero por supuesto que el destino cabrón se pone cabrón, o si no la peli va y se acaba. Resulta que un imprevisto los saca de ruta, y ahí comienza lo bueno: pelear contra glóbulos blancos, contra una geografía en la que ningún hombre ni ninguna curvilínea ha explorado antes, y lo peor... hay un traidor dentro del grupo (vamos, no me digan que no lo adivinaban, si es el remedio clásico de Hollywood para agitar un poco el cotarro, vamos)...

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

En los '60s, la Ciencia Ficción alcanzó un grado considerable de madurez con cosas como "2001: Odisea del espacio". Y entre medio, en los intersticios del sistema, se rodaban cosas como... como esto. Era la época en que los grandes estudios, siempre ávidos de lucrarse, buscaban lucir lo más puntero en materia de efectos especiales, a despecho de la historia o las actuaciones. Increíblemente, aunque "Viaje fantástico" es un temprano ejemplo de esta manera de (des)entender el cine, tiene mucha más historia y contenido que Michael Bay o... pero me estoy desviando aquí. Back to the basics. Los FXs, como decíamos, habían progresado lo que eran una barbaridad, y lo que Hollywood quería era, bueno, un guión en que montarse todas esas bonitas lucecitas. El resultado fue una peli que pasó con gloria a los anales de Hollywood. No en balde, fue la que convirtió a Raquel Welch en una estrella internacional y en uno de los cuerpos femeninos más reconocibles en la historia del cine. Y eso vale lo que una docena de puñeteros Oscares. (Y vale más de lo que podemos decir de esa sátira desmadrada que fue "Viaje insólito" ¡con Meg Ryan, joder! o ese clon bastardo que fue "Anticuerpos" con Robyn Givens).

¿POR QUÉ VERLA?

-- A casi medio siglo de "Viaje fantástico", la peli ha envejecido un poco lo suyo. No es su culpa. Fue planificada por la FOX como su gran blockbuster de 1966, y en consecuencia, se ve un tanto de su época. El guión se manda varias salidas de chorro, incluyendo la más garrafal de todas que es, bueno, trataré sin mandarme un spoiler, se supone que los tipos están miniaturizados y después de un ratico volverán a su tamaño normal, ¿no? Entonces los tipos no pueden dejarse nada adentro del pobre sujeto en el que se meten, porque si lo hacen, los objetos miniaturizados al recobrar su tamaño original descuartizarán from the inside al pobre tipo de una manera que ni "El juego del miedo" oiga usté... Y sí se dejan cosas adentro (no diré más para no mandarme un spoiler). De manera que, o uno se lo toma como uno de esos productos jolivudenses entretenidos-pero-insubstanciales... y funciona. Funciona de maravillas. La peli no tiene la misma tensión que seguramente en sus buenos tiempos, en particular porque las escenas de peligro no son tan extremas como el cine de hoy, además de que la identidad del traidor se adivina a la legua (por último, si sabes de cine, cuestión de echarle un vistazo al casting, ¿quién es el actor que peli en donde aparece es peli en donde hace de malo...?). Pero tiene un cierto encanto campy, esa cosa de que se esforzaron por hacer una historia que te hiciera saltar del asiento, y vamos, cómo no tenerle cariño a eso. Hoy en día, en una mugre como "Transformers 2" (sí, acabé viéndola, qué pasa con eso), Michael Bay mete tetas y escenas de jaxión a la coctelera y a ver qué sale, mientras que acá tratan por lo menos de armar una historia que te lleve ("Viaje fantástico" es a Michael Bay lo que una casita no demasiado artística pero sí muy mona para vivir, a un montón de ladrillos calidad premium apilados porái). En ese sentido, es una más que entretenida peli de matiné. Ayuda, claro, que el viaje esté rodado casi en tiempo real (la secuencia en que paran el corazón por un minuto dura justamente eso, un minuto, segundo más o segundo menos), anticipando claramente cosas como "Encima de la hora", "24" o los reportes noticiosos del terremoto de Sendai y el desastre de Fukushima. Al final incluso sientes la presión del tiempo y todo, de que si lo van a conseguir o no antes de que pase lo que pase... Eso es cine de aventuras y entretención, y el resto son paparruchas. Digamos de paso que el director Richard Fleischer, sin ser una luminaria dirigiendo, así como quien no quiere la cosa nos ha legado varias pelis que son pequeños clásicos del cine de entretención, como "20.000 leguas de viaje submarino", "Los vikingos", "Barrabás", "El estrangulador de Boston", "Tora, tora, tora" y "Cuando el destino nos alcance" (de la anémica "Conan el destructor" mejor no nos acordemos, mejor, si la rodó cuando ya iba en decadencia picada el pobre).

-- Los efectos especiales. Es claro que son primitivos para los estándares del CGI, pero aún así, hechos con creatividad y cariño, suplen más que bien algunas carencias. Más allá de algunos fotomontajes que cantan opereta en el Metropolitan, o algunos telones que parecen esos juegos de plástico para los niños, las visiones y panorámicas del interior del cuerpo humano son excelentes, y no creo que pudieran ser superadas en lo artístico ni siquiera con el CGI de hoy en día. En donde más se lucen probablemente es en las escenas de buceo fuera del submarino, que hasta te dan ganas de estar ahí y todo.

-- Raquel Welch. Porque, pongámonos serios, la mitad del cotarro masculino que aún recuerda lo que es tener testosterona en las venas, no ve cine por la pila de Oscares que se gane sino por el diámetro mamario, cosa que la Welch tenía en abundancia. La peli en ningún minuto trata de hacerse la progre, y de hecho es terriblemente reaccionaria (la Welch es la que más está para hacer bulto en la peli, y ya de entrada el prota destinado a conquistarla, poseerla y hacerla madre de sus hijos le suelta un comentario machista que no digamos), por lo que es lo suficientemente directa y sincera para presentar a la Welch en glorioso tecnicolor, y nadie se queja (a diferencia de un Michael Bay, que por eso de lo políticamente correcto tiene que presentar a Megan Fox como una chica de armas tomar y de carácter amachotado, aunque su función y la actriz del casting sean en definitiva ser un saco de carne... o de huesos). La Welch en esos años estaba buena como el pan, y el trajecito ceñido que le ponen la deja más que bien. Además está esa escena medio estriptís en que se desviste mientras sugestivamente el cañón de un rayo láser la apunta (en realidad no, pero el encuadre de cámara está puesto así, no me extrañaría que a propósito), además de que ¿a quién se le pegan lascivamente los anticuerpos como lapa? Pues a sus gloriosas curvas, faltaba más. Este desparpajo cuenta como lo mejor de la peli: no será muy presentable desde el punto de vista político (hoy en día las hembras pesan lo suyo en eso del juego romántico, y tienes que andar de sensible y progre por la vida si quieres mojar), pero es sincero, honesto, directo a la mandíbula y sin rodeos. Se echa de menos el cine así.

IDEAL PARA: Ver un entretenimiento de matiné que ha resistido bien el paso del tiempo.

VIDEOS.

-- Trailer de la peli [en inglés, sin subtítulos].

jueves, 19 de febrero de 2009

"El bueno, el malo y el feo" (1966).


-- "Il buono, il brutto, il cattivo". Italia / España / Alemania Occidental. Año 1966.
-- Dirección: Sergio Leone.
-- Actuación: Eli Wallach, Clint Eastwood, Lee Van Cleef, Aldo Giuffrè, Luigi Pistilli, Rada Rassimov, Enzo Petito, Claudio Scarchilli, John Bartha, Livio Lorenzon, Antonio Casale, Sandro Scarchilli, Benito Stefanelli, Angelo Novi, Antonio Casas.
-- Guión: Agenore Incrocci, Furio Scarpelli, Luciano Vincenzoni y Sergio Leone, basados en una historia de estos dos últimos.
-- Banda Sonora: Ennio Morricone.

-- "El bueno, el malo y el feo" en IMDb.
-- "El bueno, el malo y el feo" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

En uno de esos agujeros de la Historia en que cae la gente noVIP (la mayoría, en realidad), hay una familita muy pobre tomando sopita y legumbritas y esas cosas. Hasta que de pronto aparece un pistolero. Basta verle la cara, es Lee Van Cleef, y ya sabemos que nada bueno se va a cocinar aquí, que va a comer un poco y después... ¡Y, que el hombre desenfunda antes de irse a borras y hace lo suyo! Después viaja de regreso al tipo para el cual hacía el trabajo de pistola a sueldo, y qué creen... ¡El joputa también lo mata! Un lindo cartelito nos informa que él es... ¡¡¡EL MALO!!! Cambio de escena (aaaaaah, la magia del cine...). Aparece un tipo que por descarte no puede ser el Malo (ya salió) y tampoco el Bueno (es tan dejaíto 'e la mano de Bastet, el pobre...), así es que tiene que ser el Feo. En un difícil trance, el Feo es rescatado por otro tipo, que es el Bueno. Pero miren qué Bueno más malo, resulta que en vez de liberar al Feo, va y lo entrega a las autoridades... Después de escuacherinflarle al Bueno una hortada de improperios para éste y su sagrada familia, el Feo se arriesga a terminar afirmado con una cuerda del peral que no da peras. En la hora decisiva, el Bueno monta una Western-Ops y con un tiroteo de empechine, arrea al Feo consigo. Y se reparten el money de la recompensa, par de buitres. Bueh, pasa lo que suele pasar con todos los acuerdos comerciales, que cada socio quiere más, y así la primitiva alianza entre el Bueno y el Feo termina quebrándose. Y el Feo empieza a tratar de vengarse del Bueno. Mala cosa, porque el Bueno, no sé si ya lo dije, es Clint Eastwood, y por la mamacita de Chuck Norris que nadie se caga en... ¡¡¡CLINT!!! El asunto se transformaría en una simpática guerrilla, de no ser porque en medio, por puro azar del destino, el Bueno y el Feo se topan con el clásico moribundo que dice unas últimas y crípticas palabras sobre un churrantástico tesoro enterrado en una tumba, etcétera. El problema es que el Feo escuchó la primera parte del asunto. Y el Bueno la segunda. Ahora ambos deben volver a ser amiguetes a la fuerza si quieren el tesoro, porque cada uno tiene la pieza de información que le falta al otro. Y por si esto fuera poco, resulta que el Malo también se enteró de la existencia del tesoro, y se le ocurre que si hay algo mejor que ser mercenario, es hacer el Indiana Jones. Ya se sabe que eso de los triángulos nunca funciona, y así es como el asunto terminará... Bueno, en lo que termina.

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Los '60s, la época en que podías hacer revoluciones con flores, en que los discos de vinilo servían para algo más que escrachearlos en una tornamesa, y en que los hippies caminaban sobre la faz de la Tierra. En la superficie se trató de un movimiento de nenes ricos jugando a las protestas y al free-sex, pero un poco más por debajo hubo todo un rico movimiento contracultural. Aunque no parezca haber relación a primera vista, el Spaghetti Western se nutre de este Zeitgeist. En los '60s, el mundo le perdió el respect a la Mitología Yanki (algo bien visible, por ejemplo, en "Busco mi destino"), y como parte de esto, le perdió también el respeto a los Western, venerable género que era más que sólo cine, sino que también era la columna vertebral de lo que podríamos llamar la esencia de lo americano, de los más profundos valores del self-made-man, del rudo pionero conquistando la naturaleza (y fertilizándola de indios, de paso, pero nadie dijo que no habían costos que pagar...). El Spaghetti Western puso todo esto patas por cabeza, porque si bien los vaqueros seguían siendo rudos y viriles (en algunos casos incluso más, y es que Clint Eastwood es mucho Clint...), ahora todo era más sucio y quisqui, no tan almidonadito como esas viejas baladillas sobre rancheros bien peinaditos y bien afeitaditos en calles de poblados rodadas en gloriosos exteriores de cartón piedra. La obra clave en este sentido fue la llamada Trilogía del Dólar ("Por un puñado de dólares", "Por un puñado de dólares más" y la que nos ocupa), en que la dupleta de Sergio Leone en la dirección y Clint Eastwood en el protagónico le volaron la tapa de los sesos a medio planeta con su radical reinterpretación del Western. En realidad, de Trilogía no tiene nada, como no sea la conexión temática y conceptual, porque el personaje protagónico ni siquiera se sabe si es el mismo o no (algunos han tratado de ver en la figura del Pistolero Sin Nombre, interpretado por Clint Eastwood, algún resabio de continuidad cronológica, y en ese sentido, "El bueno, el malo y el feo" sería algo así como la precuela de las otras dos, pero estos ejercicios de eruditillo no dan mucho de sí porque la intención primaria nunca fue hacer una saga, en primer lugar). Esto quiere decir que, al revés de trilogías de infausta fama como "El ataque de los clones", "Mátrix recargado" o "Piratas del Caribe: El cofre de la muerte", pueden verse perfectamente por separado y no pasa nada. Qué tiempos aquellos. El caso es que "El bueno, el malo y el feo" pasó a ser una peli icónica en la Historia del Cine, ubicó a Clint Eastwood definitivamente en el Olimpo de los die hard, y fue después imitada/parodiada/destrozada hasta la saciedad. Es el destino de los clásicos: mientras más clásico, más te quieren ver hecho carroña.

POR QUÉ VERLA.

-- Podría partir por su valor arqueológico, por su indiscutible contribución a la historia fílmica mundial del mundo. Y sí, éste es un buen motivo para verla. Pero el valor arqueológico en este caso tiene que ver con el hecho de haber redefinido el concepto de duro y el concepto de Western, y eso es algo que dura hasta el día de hoy. Después de "El bueno, el malo y el feo" nunca más ha podido realizarse un Western en serio "como los de antes", y eso es porque esta peli parte de una premisa tan básica, que torna en increíble todo lo demás: el Far West era sucio. Piénsenlo. Carretas levantando polvo todo el día. Sol abrasador que te hace sudar. No hay agua. Y los farwesteros eran todos patipelaos tipo franciscopizarros o hernancorteses escapados de las alcantarillas de las Trece Colonias para probar suerte en el Oeste a su flaite manera, así es que aunque hubieran tenido agua a destajo, no se hubiera podido esperar que se tomaran una ducha al año aunque tuvieran necesidad (buena época ésa para los ácaros de la sarna...). En ese sentido, aunque las peripecias de los personajes son un folletineo que podría haberlo escrito un Charles Dickens o algo así (eso de que Clint Eastwood tenga tanta puntería con el fusil que pueda cortar una soga a cuatro cañonazos de distancia...), la ambientación demolida queda. Hasta el día de hoy. Existen Westerns limpiecitos como "Bandidas" o "Shangai Kid", pero bueno, ésos no iban en serio, de todas maneras...

-- Clint Eastwood. Esta peli es inseparable del Pistolero Sin Nombre que interpreta un hombre de nombre Clint Eastwood. Había hecho roles antes, incluso había interpretado al mismo personaje en "Por un puñado de dólares" y "Por un puñado de dólares más" (bueno, es un personaje sin rasgos definitorios propios, así es que uno puede preguntarse si es el mismo o es un héroe genérico... ya saben, como en esas antiguas pelis de romanos con forzudo en donde el pectoral con patas podía ser Hércules, Sansón, Maciste y al final era la misma cosa). Pero fue aquí en donde se consagró. Mucho de la carrera posterior de Eastwood fue en buena medida un reciclaje con variantes, y a veces cruda autoparodia, por qué no decirlo, del mismo tipo de héroe vaquero rudo con otros nombres ("La marca de la horca", "La leyenda de la ciudad sin nombre", "Dos mulas para la hermana Sara", "Joe Kidd", "El fugitivo Josey Wales", "El jinete pálido"...). De hecho, fue recién con "Harry el Sucio", estrenada cinco años después de ésta, que Clint Eastwood pudo desencasillarse del rol de vaquero rudo y malhablado, demostrando que también podía interpretar a un policía rudo y malhablado. En esta peli, Clint Eastwood no era la ultraestrella que llegó a ser después, así es que si bien puede ser considerado el prota del asunto (por aquello de ser "el Bueno", aunque se lo llama "el Rucio"), tanto "el Malo" como "el Feo" roban también un montón de tiempo en pantalla, y Clint apenas se destaca (especialmente poco heroica es la secuencia en que el Feo manda al Bueno de paseo por el desierto a hacerle junta a los buitres). Y justo es decir que Lee Van Cleef compone un Malo que acompaña estupendamente bien porque es un joputa que ríete tú de los villanos metrosexuales del cine post-2000, y Eli Wallach como el Feo es un desgraciado tan querible que al final hasta uno quiere que gane, a pesar de que, por ser el Feo y no el Bueno, se sabe que cuando mucho va a compartir, y de ganar olvídense. Y no diré más para no entusiasmarme, así es que, a pasar a otra cosa.

-- El soundtrack de Ennio Morricone. ¿Quién diablos no ha cantado el gritito ése tan Western, "aAh-aAh-aaaaaa... cgua-cgua-cguaaaaaá...", cambiándolo con el correspondiente "sa-que-roooooo" o "po-se-roooooo" o "bol-se-roooooo" o cualquier palabra tonta de tres sílabas, que el castellano tiene muchas para eso (qué previsor, señor Cervantes, haber dejado el idioma tan premunido para poder después cantarle Morricone a cualquier desgraciao con letra autóctona). El soundtrack mismo tiende a ser repetitivo y con la excepción de un par de temas, no se sale mucho del aAh-aAh-aaaaaa, con el subsiguiente cgua-cgua-cguaaaaaá interpretado por algún que otro instrumento, y asocia tal o cual instrumento con tal o cual personaje (flauta para el Bueno, ocarina para el Malo y voz humana a pecho palomo para el Feo). Quizás esto también ayudó a labrar la fortuna del soundtrack (el principio Lavín: si no tienes un mensaje profundo, repítelo hartas veces, a ver si así se graba). El caso es que el soundtrack de "El bueno, el malo y el feo" es ultraclásico y es un must-have para cualquier discoteca de cinéfilo de pro, además de que ayudó a cimentar la fama de Ennio Morricone como soundtrackista destacado. A tanto llegó Morricone como afamado compositor después de esto, que no sólo escribió brillantes partituras para "La misión" o "Los intocables", sino que además pudo regodearse con sopa de garbanzos a cuenta de la factura por las bandas sonoras de "Orca", "El humanoide", "Sahara" (la con Brooke Shields, no la con Penélope Cruz), "Sonja la Guerrera"...

-- Aunque la peli misma es un tanto irregular (hay secuencias enteras que pudieron ser perfectamente eliminadas del guión y tanto no se hubiera perdido, la del puente probablemente la más larga y menos relacionada con la acción de todas), hay una tracalada de grandes momentos que son cine en estado puro. La presentación del Malo es que de verla, y ya sabes que el desgraciao es jodío. La estancia del Bueno y el Feo en el monasterio es también brillante. La secuencia en que el Feo las pasa canutas en el campo de prisioneros mientras de fondo suena una triste balada, encoge el alma. Pero la mejor de todas es la traca final, un encuentro de los tres personajes que marca un antes y un después para cualquier cinéfilo. Se dice que Ennio Morricone compuso la música de la secuencia en un momento de inspiración (integrada por "The Trio" y "The Ecstasy of Gold"), y a Sergio Leone le gustó tanto, que en vez de pedirle que adaptara el tema acortando aquí y alargando allá para que calzara en la peli (el procedimiento estándar de trabajo para cualquier soundtrackista), fue él quien en la mesa de montaje acomodó las imágenes para que el tema pudiera tocarse entero, tal y como Morricone lo concibió. Sí, como lo leen: ¡¡¡En 1966, en un Spaghetti Western, Sergio Leone se convirtió en un proto-MTV creando lo que podría ser el primer videoclip de la Historia del Cine!!! Y no sólo el primer videoclip, sino uno de los mejores jamás rodados.

OTRAS PÁGINAS SOBRE "EL BUENO, EL MALO Y EL FEO".

-- (Ir a la página) Curiosidades de la peli.
-- (Ir a la página) Sobre el Spaghetti Western en Mabuse.
-- (Ir a la página) Comentario en Arlequín.
-- (Ir a la página) Comentario en Filmoteca: Cine y Series.
-- (Ir a la página) Comentario en Mis Películas Favoritas.
-- (Ir a la página) Comentario en La Guarida del Bigfoot.
-- (Ir a la página) Comentario en Filmolibros.

VIDEOS.

-- Trailer de la peli [en inglés, subtítulos en español].

-- Secuencia de créditos de España [sin subtítulos].

viernes, 6 de febrero de 2009

"Los profesionales" (1966).


-- "The Professionals". Estados Unidos. Año 1966.
-- Dirección: Richard Brooks.
-- Actuación: Burt Lancaster, Lee Marvin, Robert Ryan, Woody Strode, Jack Palance, Claudia Cardinale, Ralph Bellamy, Joe De Santis, Rafael Bertrand, Jorge Martínez de Hoyos, Marie Gomez, José Chávez, Carlos Romero, Vaughn Taylor.
-- Guión: Richard Brooks, basado en la novela de Frank O'Rourke.
-- Banda Sonora: Maurice Jarre.

¿DE QUÉ SE TRATA?

La época de los románticos pistoleritos de camisita limpia por el Old West ha terminado. Ahora, las planicies son invadidas por el ferrocarril y por los Ford Modelo T. ¡Ah, qué tiempos aquéllos...! ¿Qué hace un hombre formado en esos páramos machorros, cuando éstos se feminizan por la obra de la civilización y aparece ese otro horrible tipo humano llamado... (puaj) ..."capitalista"? Pues, ¡se va a México a vivir aventuras! Hasta que la aventura cansa y se regresa a Estados Unidos. Entonces, puede que aparezca en el horizonte un... (puaj) ...capitalista... ya sabemos, uno de esos afeminados que creen que el dinero compensa la poca masculinidad... Y ofrezca un trato. 10.000 de los verdes del Tío Sam a cambio de un trabajito. El trabajito para nuestro grupo de hombrones consiste en pasar la frontera una vez más, con rumbo a México, y liarse con su antiguo jefe, un revolucionario mexicanote pseudoMadero/Zapata/Villa llamado con el pintoresco nombre de Jesús Raza (por Bastet, estos yanketas a la hora de ponerle nombres caztellanoh a los personajes en ezpañoh...), que ha secuestrado a la esposa del contratador. Y bueno, es la Revolución Mexicana, o acaso los años inmediatamente posteriores, vaya uno a saber, el caso es que los conductos regulares suponemos que no funcionan (bueno, después de la RM vino el PRI, lo que fue pasar de la anarquía del revólver a la anarquía de la corrupción), y por lo tanto, nuestro self made man tiene que hacer lo que un hombre con cojones tiene que hacer, o sea contratar a los duros de rigor para que apliquen la ley del más fuerte (no, ir él mismo al rescate no, que para eso es capitalista y paga, carajo, y por eso no necesita ser tan machorro). El trabajito, por supuesto, tiene sus complejidades. No es sólo que tengan que llevar a un "nigro" con ellos, o que para el éxito de la faena requieran a un dinamitador profesional, como un Bayarmagedón cualquiera, sino que además se enfrentan a un sequísimo desierto, al calor, a un territorio lleno de recovecos en donde podrían esconderse los enemigos, etcétera. Será el ocaso de la era Western, pero aún así, nunca antes México fue tan machorro como ahora...

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

En la época de los abuelitos de ustedes y tatarabuelos míos (los gatos tenemos una esperanza de vida más corta, miau, pero a cambio lo compensamos follando a los siete meses, hehehé...), el Western era substancialmente distinto a lo que es en la actualidad. Cosas medio sucingas como "Silverado", "Los imperdonables" o "Rápido y furioso" ni pensaban en pasar (menos enfoques de comedia chusca como "Shangai Kid" o "Bandidas"... Sí, "Bandidas" está ambientada en México y es una comedia, pero también es un Western, qué con eso...). Y ya ni hablar de salvajadas Steampunk como "Wild Wild West". En los buenos tiempos, el Western era pulcro y elegante, que el escenario podrá ser lo más profundo del maldito Desierto de Arizona, pero los vaqueros siempre encontraban agua suficiente para mantener bien limpiecitas y planchaditas sus camisas, además de tener siempre gomina a mano para peinarse y darle serenatas a sus damiselas con unas guitarritas recién salidas de la tienda de Música (o con un buen teflón antipolvaredas, quién sabe). Pero de pronto, de golpe y porrazo (bueno, no tanto, ya venían algunos Western revisionistas como "Shane", "Más corazón que odio" o "El tren de las 3:10 a Yuma" en los '50s), el Spaghetti Western, y muy en particular la Trilogía de los Dólares ("El bueno, el malo y el feo", "Por un puñado de dólares" y "Por unos dólares más") vino a golpear la mesa. Y adios al vaquerito Hopalong Cassidy, todo modosito y compuesto, para pasar a ese Western sucio y polvoriento, mucho más realista y de tramas más descarnadas. Bueno, salimos ganando. Los metrosexuales salieron por la trastienda y los hombres rudos hicieron su aparición. Quizás por eso el Western nunca ha conseguido recuperarse plenamente del bajón que le significó la década de los '80s (bueno, por eso y por "Jóvenes pistoleros" y "Cuatro mujeres y un destino"...).

¿POR QUÉ VERLA?

-- En el egregio arte de mantener erecta una peli viril, ésta lo consigue. Esta es peli para machos. Con corazón de hombre. Metrosexies abstenerse. O sea, los dos protas son el duro Lee Marvin y el siempre resultón Burt Lancaster. Y el malo es nada más y nada menos que Jack Palance, al que la Generación X, en su supina ignorancia gafapasta
(y de la deGeneración YouTube ni hablemos, mejor), con suerte podrá ubicar como el jefecito mafi del Guasón en el "Batman" de Tim Burton, pero que antes de eso, ya tenía una prominente carrera, incluyendo el haber interpretado nada menos que a Atila en "El rey de los hunos". En cuanto a Burt, lo tuvimos en "De aquí a la eternidad", "Apache", "Veracruz", "El Juicio de Nüremberg", "El hombre de Alcatraz", "El gatopardo"... Y de Lee Marvin, sólo digamos que es tan duro, que tuvo los cojones para ser jefe de Chuck Norris y darle órdenes, y salió vivo del trance ("Fuerza Delta"). En el campo femenino, resulta que la esposa perdida/secuestrada viene en el explosivo empaque de Claudia Cardinale, con un busto para gritar FORZA ITALIA! que en esos años le hacía el peso bien pesado a otras tettimundis como Sophia Loren o Gina Lollobrigida... Ya con ese elenco tenemos calidad asegurada.

-- La historia es notablemente buena. Para la época las escenas de acción debieron ser el colmo de lo Michael Bay, pero ahora lucen un poco adocenadas quizás (a cambio, el tipo al que contratan por la dinamita, justifica bien la contrata, créanme). Pero la peli en ningún minuto resulta aburrida o soporífera. Sí un poco lenta para los estándares actuales. Pero consigue eso de que el desierto se te meta en la sangre, te sugestiona, y a mitad de peli ya estás deseando tener jugo al lado (o alcohol, no sé). Y no es tan lineal como pudiera parecer a primera vista, porque el rescate mismo no está al final de la peli, y después viene la otra parte, que es sacar a la chica de circulación, de regreso a la Civilización y a las bars and stripes, y esto que podría resultar anticlimático, no lo es en absoluto. La historia misma es de ésas simples, la ida y vuelta de un grupo de mercenarios en territorio hostil, pero de esa simplicidad misma nace la potencia y el músculo (¡cuántas partidas de AD&D o "El Señor de los Cinco Anillos" no se han forjado al alero de esa vieja fórmula...!). Seguramente los culturetas de pro dirán que la peli presenta los típicos estereotipos del latinaca, con mexicanotes sucios y medio tontos, y en eso habremos de decir que de acuerdo, pero es que oigan, alguien tiene que ser el malo, pues, y seamos realistas, no van a ser los yankis quienes rueden una en que los mexicanotes sean los buenos y ellos los malvados, ¿no...? Además, seguro que prefieren esto a una visión todavía más estereotípica de México como la presentada en "Dos mulas para la Hermana Sara" o en "Bandidas"... Mmmmmm... Bueno, también "Bandidas" calificaría como peli para machos, aunque por razones distintas a "Los profesionales" (con todo, Penelope y Salma están cada una como quieren, pero por separado difícilmente podrían flotar en el agua como Claudia Cardinale...).

IDEAL PARA: Ver un Western machorro, con tipos duros afrontando lo inafrontable y aguantando lo inaguantable, y arreglándoselas para lidiar contra el mundo a machada limpia al viejo estilo de papá.

ENLACES.

-- (Ir a la página) Entrada en IMDb.
-- (Ir a la página) Artículo de la Wikipedia en inglés.

VIDEOS.

-- Tema musical de la peli [no necesita subtítulos, claro está].

jueves, 20 de noviembre de 2008

"Un hombre de dos reinos" (1966).


-- "A Man for All Seasons". Inglaterra. Año 1966.
-- Dirección: Fred Zinnemann.
-- Actuación: Paul Scofield, Wendy Hiller, Leo McKern, Robert Shaw, Orson Welles, Susannah York, Nigel Davenport, John Hurt, Corin Redgrave, Colin Blakely, Cyril Luckham, Jack Gwillim, Thomas Heathcote, Yootha Joyce, Anthony Nicholls.
-- Guión: Robert Bolt, basado en su propia obra teatral.
-- Banda Sonora: Georges Delerue.

-- "Un hombre de dos reinos" en IMDb.
-- "Un hombre de dos reinos" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Las cosas están candentes en Inglaterra. En la Era PreShakesperiana, reina omnipotentemente el chulo Enrique VIII. Ya sabemos, Mr. CutHeads. Enrique VIII está impaciente porque Catalina de Aragón, su legítima esposa por dispensa de la Iglesia Católica (era esposa de su ahora finao hermano) no le ha dado hijos varones. Además, está más que califa con una cortesana llamada Ana Bolena, y ha convertido su asuntillo de sábanas en una cuestión de Estado. Por tanto... Zero tolerance must be shown against all traitors!!! Run the traitors against the wall!!! Tomás Moro, un tipo demasiado principesco para abandonar el poder, y demasiado correctito para profitarse de éste, está en la encrucijada. ¿Apoyará a su viejo amigo Enrique VIII, o más bien obedecerá a su conciencia y se negará a prestarle juramento? Todos le dicen: "Tomasito, Tomasito, pues doble el espinazito y preste juramento". Pero él, es que no, es que si juro en falso y después me voy ante el Tribunal de Dios, pues qué va a decir... El que sepa un poco más de Historia Universal, sabe en qué termina el asunto. Para el que no, me limitaré a decir que el argumento de esta peli sigue con bastante fidelidad lo que sucedió entre Enrique VIII y Tomás Moro, por allá a inicios del siglo XVI. Para lo que eso importa, claro está, porque lo advierto desde ya, esta peli no tiene efectos especiales, y no aparece ningún ninja haciendo el sayayín, así es que no sé quién de la New Generation querrá verla, pero es bien histórica, eso sí...

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Hubo una cierta tendencia entre los intelectuales del siglo XX, a crear una tonelada de obras del género "individuo vs. sistema", en donde el individuo representa la libertad de elección y es muy positivo y chupi, mientras que el sistema (cualquiera sea el sistema) es malvado y totalitario y listo. Me refiero a cosas tan dispares como, por ejemplo, "1984" de George Orwell, o las obras de teatro de Bertolt Brecht. El tema ha perdido fuelle en el XXI, a favor del sistema, por supuesto, porque la sociedad ha evolucionado de una manera muy curiosa: los capitalistas aprendieron que el individualismo era apreciado, y por lo tanto lo agarraron, etiquetaron, envasaron y estandarizaron, y ahora todos pueden darse el lujo de "ser libres" sin pagar el costo de serlo (ya sabes: pensar por tí mismo, tener emociones por tí mismo, preocuparte de otros prójimos que quieren ser libres...), y que optan por la solución módica y retail de integrar libremente alguna tribu urbana en la que, por supuesto, sus pares les dirán cómo tiene que vestirse y qué pelis debe ver (pero es libre para ingresar o salir, eso sí). Pero en esa época, querer ser libre era otra cosa, era en verdad hacerse responsable de uno mismo y de las opciones personales (qué caray, ya me puse sartreano, rayos...). Dentro de esa óptica se inscribe esta peli, "Un hombre de dos reinos", que toma el episodio histórico de la objeción personal de Tomás Moro (basada en sus principios católicos) contra Enrique VIII que ha abjurado del Catolicismo y se ha proclamado CEO de su propia Iglesia, it's good to be King, y que pretende imponer el Cielo o el Infierno por decreto, como un Zeus Tonante cualquiera. El creador de esta obra (la teatral y el screenplay para la pantalla) es Robert Bolt, un dramaturgo que ya tenía currículum en esto de las obras del género "individuo vs. sistema". Este es el punto más alto de su carrera. Y en verdad que es un punto alto. La peli luce añeja, tanto por sus planteamientos morales como por su puesta en escena, que probablemente ya era pasada de moda en sus días, pero aún así, sigue siendo una pieza sólida y potente.

¿POR QUÉ VERLA?

-- Partamos porque, de manera muy inusual, es una recreación bastante fiel a la realidad histórica. Desconozco si la historia es así, literalmente y casi diálogo por diálogo, pero sí capta más que bien la problemática de aquel tiempo, entre los protestantes que criticaban a la Iglesia Católica y no veían con malos ojos el salirse de ella, pero siguiendo en eso del Cristianismo, y los católicos que preferían obedecer a su conciencia, aunque para ello tuvieran que ir a dar al cadalso (aunque ahora sin leones, afortunadamente, que en dieciséis siglos algo había evolucionado el mundo). Están presentes, y bien retratados, no sólo Moro y Enrique VIII, sino también los omnipresentes Wolsey y Cromwell, así como el Arzobispo Cranmer. El desarrollo de la trama no se arredra tampoco en entrar en los meandros de la política de la época, un poco simplificado por supuesto, pero aún así con bases sólidas. Esta peli puede enseñar bastante más sobre la Reforma Protestante, que muchos tomos de aburridas investigaciones repletas de pedantería académica.

-- Es también una peli muy fiel al Zeitgeist intelectualoide post Segunda Guerra Mundial. Recordemos que en 1945, las fuerzas de la libertad y la democracia habían triunfado sobre la malvada Alemania Nazi, y por ende, en consecuencia, Heidegger pasó un tanto de moda, en beneficio de los pensadores champañizquierdistas (Habermas, Marcuse...), y en particular del Existencialismo a la Sartre, que Jean Paul Sartre era heideggeriano, pero no en versión renanonazi como el alemán sino en la versión comunista de café vienés que se estilaba en Francia desde la Belle Epoque. Todo ese espíritu rebeldemente individualista, crítico y refractario a la sociedad de masas, y por ende muy "antisistema", signifique esto último lo que signifique entonces y ahora, encaja muy bien en esta peli en donde el héroe es un intelectual (¡era que no!), en lucha no sólo contra la autoridad de Enrique VIII, sino también contra esos odiosos filisteos que, habiendo optado por la saludable opción de salvar sus cuellos del hacha del verdugo, prefieren abjurar de su conciencia y hacerle genuflexiones al deicida coronado. Por supuesto que en los '60s estaban también los hippies, el amor libre, The Doors y James Bond, pero los intelectualetas izquierdistoides en su torre de marfil jamás se enteraron de ello (bueno, salvo por ese libro de 1965 en donde trataron de destripar filosóficamente las novelas y pelis de James Bond, cuando me acuerde del título les cuento), y si lo hicieron, fue para sentir viva repugnancia. Esa es la atmósfera que late detrás de esta peli, y la luce muy bien. Quizás por eso luce un tanto avejentada, incluso para su época (salvando la resolución de la imagen y otros detalles técnicos, lo más bien podría haber sido rodada diez años antes, y nadie se habría dado cuenta).

-- El guión. Es soberbio. Es brillante. Fiel a su herencia y extracción teatral, esta peli enfatiza en grado supremo los diálogos por sobre toda otra cosa. Casi no hay acción. Todo transcurre en habitaciones encerradas, y todo el suspenso sale de los intercambios de diálogos. ¡Y qué intercambios! Tomás Moro era abogado y erudito, y eso se ve más que bien en sus diálogos, filosos como navajas. También sus oponentes tienen perlas de diálogos. Generalmente, adaptar obras de teatro al cine trae consigo el peso de tener que desmohosar una obra que está hecha para ser condensada en un puñado de pocas escenas sobre un escenario sin muchos medios, y eso que en el teatro uno lo acepta de manera natural, en el cine luce pobre y sin vida. Se esforzaron porque, a pesar de ser una peli muy teatral, se viera también cinematográfica, y eso se agradece. Pero esto, sin detrimento de la parte dialogada, que es el planteamiento principal del conflicto.

-- Fred Zinnemann. El hombre tras pelis como "A la hora señalada", "De aquí a la eternidad" o "El día del chacal" muestra aquí una vez más por qué es un grande del cine. Quizás no es lo que llamaríamos un "director de autor", pero sí que sabe sacar el máximo potencial cinematográfico. En este caso, Zinnemann opta por dejar transcurrir las escenas de diálogos sin ningún escollo, pero de tarde en tarde, intercala algunas ominosas gárgolas góticas, muy simbólicas de lo que en verdad está ocurriendo. Su narración es parca, adusta, a ratos muy poco amistosa con los sentimientos del espectador. En manos de un director menos inspirado, podríamos considerar esto como una muestra de poca creatividad. Pero viendo la obra misma, es obvia la opción de Zinnemann. Para este hombre, lo importante es la historia, los personajes y los diálogos. Todo lo demás es irrelevante. De ahí su montaje a ratos tan crispante en la sobriedad. Una opción arriesgada, pero que debido al rico trasfondo de la peli, muestra al final de lo que es capaz.

-- La puesta en escena es notable. No estamos aquí frente a una gran superproducción hollywoodense con grandes decorados de cartón piedra, fingiendo un Renacimiento que, estilo "Diana de Francia" o similares, nunca fue sino en la calenturienta mente de los escenógrafos y diseñadores de vestuario. Todo está rodado en locaciones, las habitaciones son oscuras y frías como de seguro lo eran en la época (no debemos olvidar que cualquier época anterior a la nuestra era notoriamente más pobre en recursos, y cosas como "Corazón de caballero" no pasan de ser pura mitología costuril), y todo es espartano a decir basta, incluyendo los ropajes, que no lucen como si los productores tuvieran contrato con Dolce & Gabbana. Debe ser una de las pelis de look más fielmente históricorrenacentistas que se ha rodado jamás.

-- Sería casi insultante mencionar las actuaciones, como si uno pudiera impunemente entronizarse incluso desde más arriba. Paul Scofield es un brillante Tomás Moro, que no cae en el estereotipo del iluminado maniático, sino que en todo minuto se comporta como un ser humano normal y corriente, puesto en su situación únicamente porque tiene un cargo de conciencia, sin que esto lo convierta en el Mesías que vendrá a salvar el mundo. A su lado Wendy Hiller como su esposa, a ratos pareciera que destiñe, pero en la escena del cadalso entendemos más que bien las frustraciones y rabietas que pasa porque le tocó el esposo que le tocó. Leo McKern en su rol de Cromwell, está insuperable como el maquiavélico villano invitado. Robert Shaw hace poquitas apariciones como Enrique VIII, pero está muy equilibrado, como tipo jactancioso y mimadito, que trata a todo y a todos como si fueran sus juguetes personales. El gran Orson Welles hace una aparición de cortesía como Wolsey, y en sus escasos minutos está grande como la vida, como siempre (en esos años empezaba a aumentar de peso, así es que "grande como la vida" puede leerse en más de un sentido; nos referimos, por supuesto, al sentido actoral y no al gastroenterológico). Susannah York (sí, la que una década después será la mamacita de Christopher Reeves en "Superman") actúa como la hija de Tomás Moro, con enorme carisma, pero sin pasarse a robar la peli. Y para no extenderme más (aunque siendo injusto con el resto del elenco), digamos que el secundario que John Hurt hace aquí, lo catapultó después a la fama (¡John Hurt, hombre! ¡"Expreso de medianoche", "Alien", "El hombre elefante", "1984", "Hellboy"...!).

IDEAL PARA: Ver una peli sin duda un tanto añeja para la sensibilidad del XXI, pero que es un estupendo ejemplo de las alturas a las que puede llegar el cine cuando un buen director encuentra un buen elenco y un guión con profundidad.

OTRAS PÁGINAS SOBRE "UN HOMBRE DE DOS REINOS".

-- (Ir a la página). Comentario en Panorama Católico Internacional.
-- (Ir a la página). Comentario en Cine Forever.

VIDEOS.

-- Trailer original del año 1966 [en inglés, sin subtítulos]:

-- Inicio de la peli [en inglés, sin subtítulos]: -- Un trepa trata inútilmente de consagraciarse con Moro. Este le despide, y el otro se va contrariado. La familia le pide a Moro que lo arreste, y éste lo excusa diciendo que no ha violado la ley. Cuando la familia le dice que no importa, que si hay que romper la ley para atrapar al Demonio entonces se rompe y se acabó, Tomás Moro defiende la obligación de acatar la ley, aunque eso signifique dejar escapar al Demonio [en inglés, sin subtítulos].

martes, 22 de julio de 2008

"Batman" (1966).


-- "Batman". Estados Unidos. Año 1966.
-- Dirección: Leslie H. Martinson.
-- Actuación: Adam West, Burt Ward, Lee Meriwether, Cesar Romero, Burgess Meredith, Frank Gorshin, Alan Napier, Neil Hamilton, Stafford Repp, Madge Blake, Reginald Denny.
-- Guión: Lorenzo Semple Jr., basado en los personajes creados por Bob Kane.
-- Banda Sonora: Nelson Riddle.

-- "Batman" en IMDb.
-- "Batman" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Una operación de secuestro dirigida por una pandilla de archivillanos, termina muy mal, cuando Batman y Robin, yendo al rescate, terminan en las garras de sus cuatro archienemigos: el Pingüino, el Guasón, el Acertijo y Gatúbela. ¡Pero Batman y Robin consiguen salvarse gracias a...! No, no digamos a qué. El caso es que terminan llegando a la Jefatura de Policía, en donde el buenoide del Comisionado Gordon, y el gordopléjico Jefe O'Hara, lanzan sus acostumbradas perlas para el bronce, que sirven para encaminar al Dúo Dinámico hacia una gran y horrible verdad: los cuatro supervillanos han unido sus fuerzas. Y es horrible, porque si fueran dos de ellos, se trataría de la ciudad, tres de ellos, el país, pero cuatro de ellos... no es menos que... ¡Nuestro planeta! Pero los villanos, por su parte, están chasqueados, y quieren asegurarse de que el Justiciero Encapotado termine sus días para que así los villanos tengan carta libre de hacer lo que siempre han querido hacer. El duelo está por empezar, y las apuestas suben, porque el golpe de los villanos es tan maligno que implica... ¡horror! ...jugar con las leyes de la naturaleza... hay límites que el hombre no debería traspasar... si tan solo hubieran dedicado su inteligencia para el bien...

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Los superhéroes han sido de todo. Cuando partieron en los últimos '30s y tempranos '40s, eran el ideal del bien y la justicia. En los '50s eran ñoños y políticamente incorrectos. En los '60s eran pazguatos agogó. En los '70s eran depresivos y aproblemados. En los '80s eran neuróticos y armagedónicos. En los '90s ya no eran ni la sombra de lo que fueron. Y en el 2000 han sido ante todo un negocio y un fanatismo, sin mucho más que aportar por el minuto. Volvamos entonces con nuestra máquina del tiempo hasta los '60s, la década campy por excelencia (esas patelefantes, esas flores, esos lentecillos pseudoLennon...). En aquel tiempo, los estudios televisivos, ávidos de algo entretenido que entregar a los peques, que los alejara de esa perniciosa marihuana hippie, pensaban en algo como Superman, superhéroes, el Llanero Solitario, "El agente de C.I.P.O.L."... Y les pasaron el dato de que algo pasaba con las reposiciones de viejas seriales del Hombre Murciélago. Así es que decidieron darle luz verde al proyecto. Pero para que funcionara, en vez de hacerlo en serio, como debería ser, prefirieron el enfoque campy, enfatizando hasta el ridículo aquellos aspectos y lugares comunes propios de las viejas seriales de matiné. Se suponía que esta peli de "Batman" iba a ser el piloto, pero resultaba demasiado cara (un baticóptero, una batilancha...), así es que la postergaron. Pero cuando la serie tuvo éxito, la hicieron. Era para TV, pero en varios países llegó incluso a los cines. Y contribuyó a cimentar la imagen campy de los superhéroes, para fastidio de los frikis, no porque no sean campy, sino porque pretenden que nadie se dé cuenta...

¿POR QUÉ VERLA?

-- En primer lugar, digamos que están concentrados todos los tópicos y lugares comunes de la serie de televisión de Batman de los '60s. O sea, si quieren ver de qué iba la serie en comento, véanse la peli y ahórrense la serie (o no: si les gustó la peli, sigan con la serie...).

-- Al igual que la serie que le sirvió de base, la peli es una feroz desmitificación, incluso más al hueso que la serie, de todos los tópicos relativos a los superhéroes. Nunca una pelea entre héroes y villanos se vio tan ridícula como aquí (es decir, se han hecho aún más ridículas, pero aquí el asunto no está hecho como una payasada, aunque en el fondo lo sea, y de adrede, y esa es la clave). Nunca hubo escapadas tan milagrosas como la que permitió a los protas salirse de la boya flotante en la que estaban de pato en la galería de tiro. Nunca un superhéroe sonó tan absurdo lanzando sentencitas morales, y nunca se vio a un sidekick recibir con tanta seriedad enseñanzas morales tan pueriles (por no hablar de inservibles). Y su final, corrosivo a más no poder (que no adelantaremos), refleja también, mucho antes que "Watchmen", "Superman: Paz en la Tierra" o "JLA: The Animated Series", las limitaciones de un superhéroe, generalmente poco apto para combatir males por métodos que no consistan en darle una golpiza al villano de turno.

-- El elenco sirve exquisitamente bien a sus roles. Bueno, eso no es una novedad, porque ya venían haciendo lo suyo en la serie de TV. Adam West como Batman, es inmejorable diciendo las barbaridades más cretinas con aire solemne, y Burt Ward le acompaña estupendamente bien, como el chico ingenuo que no capta nada de la vida. Por el lado de los villanos tenemos a los grandes haciendo lo suyo, destacándose en particular Burgess Meredith con su gran estilo (su toque cascarrabias iría a dar, una década después, a la franquicia inagurada con "Rocky", como Mickey). La novata aquí es Lee Meriwether, que entró en reemplazo de Julie Newmar (la segunda interpretaba a Batman en la serie televisiva, pero por una desafortunada descoordinación de horarios, no estaba disponible para la peli, ocupada como estaba rodando otras cosas), y la verdad es que consigue dar el toque femenino que hizo a Gatúbela el icono televisivo sexual de los '60s por excelencia, junto a la Teniente Uhura y a la Agente 99.

IDEAL PARA: Regresar con nostalgia a los '60s, y hacer talco del mito del superhéroe, por una vez en la vida.

OTRAS PÁGINAS SOBRE "BATMAN":

-- (Ir a la página) Comentario en Pasadizo.com.
-- (Ir a la página) Comentario en FilmAffinity.
-- (Ir a la página) Comentario en Paranoia con Patatas.

VIDEOS.

-- ¡¡¡Santa cachucha, Batman!!! ¡¡¡Batman contra un tiburón!!! [en inglés, sin subtítulos].

-- Batman tratando de deshacerse de una bomba sin provocar daños colaterales en la población civil [doblado al español de Ezpaña].

jueves, 4 de octubre de 2007

"La cortina rasgada" (1966).


-- "Torn Curtain". Estados Unidos. Año 1966.
-- Dirección: Alfred Hitchcock.
-- Actuación: Paul Newman, Julie Andrews, Lila Kedrova, Hansjörg Felmy, Tamara Toumanova, Wolfgang Kieling, Ludwig Donath, Günter Strack, Gisela Fischer, Mort Mills, Carolyn Conwell, Arthur Gould-Porter, Gloria Gorvin.
-- Guión: Brian Moore, más aportes sin acreditar de Willis Hall y Keith Waterhouse.
-- Banda Sonora: John Addison.

-- "La cortina rasgada" en IMDb.
-- "La cortina rasgada" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Suecia. Hay un congreso científico en Estocolmo. A él asiste un científico especializado en chucherías nucleares, y su bella asistente y futura esposa, a la que por cierto un científico alemán empieza a echar los tejos. Pero cuando la futura esposa se pone a hacer lo de rigor en toda futura esposa que se precie de tal (o sea, empezar a planificar con, y a veces por encima de, el futuro marido), el marido sale con algunas cosas un tanto extrañas, incluyendo un vuelo a Hungría de última hora. La esposa empieza a averiguar qué demonios ocurre, porque vaya uno a saber, será muy bonita, pero siempre toda mujer sospecha que hay otra más bonita, así es que se embarca en la cacería, siguiendo a su flamante prometido, el cual resulta estar en vuelo no a Hungría, sino a... ¡¡¡CHACHÁAAN!!! ...¡¡¡BERLÍN ORIENTAL!!! ¡¡¡DETRÁS DE LA CORTINA DE HIERRO!!! A medida que avanza el asunto y la mujercita sigue fielmente a su hombre, más crecen sus certezas de que quizás nuestro heroico científico sea un traidor, después de todo, que se está vendiendo a los comunistas. ¿Conseguirá impedir que nuestro chulo héroe le venda el alma a los demoníacos comunistas? ¿Conseguirán ambos salir vivos de ese tenebroso Mordor sigloveintesco que era el mundo detrás de la Cortina de Hierro...?

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

La larga sombra de lo que para la época era una simple franquicia de serie B, como lo eran las pelis Bond (por lo menos hasta "Operación Trueno"), alcanzó incluso al Amo del Suspenso, al Maestro del Miedo, al Señor del Terror, a Alfred Hitchcock himself. Nadie duda de que la gran década de Hitchcock fueron los '50s, en donde su estilo estiradete para filmar calzaba bien con el Zeitgeist de la época. Pero en los '60s, Hitchcock empezó a ser mirado un poco como alguien pasado de moda, no por los intelectualoides de siempre, por supuesto, quienes a esas alturas lo reverenciaban como a un maestro del cine (y con justicia, por una vez, para que vean que la crítica cultureta no siempre la palma), sino por el grueso público. Después de "Intriga internacional" había intentado reconvertirse al terror psicológico con "Psicosis" y "Los pájaros", y de ahí, con el interludio de "Marnie la ladrona", se cargó hacia el cine de espías con dos piezas menores de su filmografía, la que nos ocupa y su sucesora "Topaz". En esta reconversión en la que Hitchcock trató de competir en el género en donde proliferaban los James Bond, los Derek Flint y las Modesty Blaise, simplemente no le fue bien. De partida, trató de llamar a su vieja estrella Eva Marie Saint (actriz de "Intriga internacional", y conocida en el 2000 y algos por ser la mami de Superman en "Superman regresa"), pero no le quedó más que plegarse al capricho del estudio y trabajar con Julie Andrews, a quien aparentemente despreciaba como una cantante metida a actriz. También tuvo roces con Paul Newman, quien era más joven que sus otras estrellas masculinas (Cary Grant, por ejemplo), y que por ende, tenía roces mayores con ese vejete que aún seguía tosiendo tras una cámara. Para colmo se peleó con Bernard Herrmann, su colaborador en el soundtrack de toda la vida, y el resultado se resiente en una banda sonora bastante inferior al promedio de las cintas Hitchcock. La película no fue un fracaso, pero tampoco fue un éxito precisamente, y ayudó a mandar la carrera de Hitchcock en declive.

¿POR QUÉ VERLA?

-- Es una de Alfred Hitchcock. Digan lo que quieran sobre que es un Hitchcock menor, incluso prescindible en su filmografía, pero ya se quisiera el ochenta por ciento de los garbanceros que fungen como directores en Hollywood, poder rodar en estado de gracia algo como esto, que Hitchcock rodó en piloto automático. A pesar de lo rocambolesco de la premisa que apoya la intriga, la verdad es que consigue mantener una cuota de tensión y suspenso. Siempre es algo que se agradece.

-- A pesar de que no es lo que uno esperaría a cabalidad de Hitchcock (no es una "peli Hitchcock", podríamos decir), sí tiene varios "momentos Hitchcock": la secuencia del combate contra Gromek en la granja, la encerrona de la Stassi contra los protas en el teatro y su resolución... ¡¡¡Incluso hasta se da el lujo de meter suspenso en medio de un aburrido debate científico entre dos matemáticos, eso es ser Maestro!!!

-- Paul Newman y Julie Andrews, aún sin ser lo que uno esperaría los típicos protagonistas Hitchcock (Newman era demasiado salvaje en comparación a otros, y la Andrews no es lo suficientemente gélida o vaporosa), cumplen bien. Paul Newman ya había visitado Estocolmo en clave de espías en "El premio", aunque aún estaban lejos sus protagónicos en "Butch Cassidy y Sundance Kid" o "Infierno en la torre", y le aporta la intensidad especial que le era propia en aquellos años (después envejeció, pero cosa increíble, supo hacerlo con enorme dignidad); nadie creería que al protagonizar "La cortina rasgada", Paul Newman era en realidad ya un cuarentón, tanta es la adrenergia que descarga. Julie Andrews, por su parte, venía saliendo del tenebroso submundo de las pelis musicales, anotándose éxitos resonantes y la inmortalidad fílmica con "Mary Poppins" y "La novicia rebelde", así es que debió ser chocante para la época verla reconvertida en heroína de thriller de espías (las nuevas generaciones quizás la conozcan mejor por ser la abuela de Anne Hathaway en "El diario de la princesa" y su secuela, además de prestarle voz a la mami de Fiona en "Shrek 2" y "Shrek Tercero").

IDEAL PARA: Fanáticos de Hitchcock, catadores del cine de espías, y seguidores de los protas Paul Newman y Julie Andrews.

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