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24/05/2012

Los errores de Carmen Posadas en 'El Cultural'


La semana del 6 al 12 del pasado mes de abril, la revista El Cultural del periódico El Mundo publicó, tanto en la edición impresa como en la digital (www.elcultural.es), diez historias de diferentes autores ambientadas en el hundimiento del Titanic.

No tengo nada en contra de la escritora Carmen Posadas, solo os copio aquí la versión impresa de su historia (en la web la publicaron un poco distinta) porque es el relato que más errores contiene. A ver qué avispados andáis...  

                                  El corgi de lady Astor 

                                                         CARMEN POSADAS

No soporto a Georgie. No se baja de los brazos de lady Astor, la quiere sólo para él, lo odio. Pero el sol brilla y la gente de aquí sí sabe apreciarnos, sabe que somos corgis, selectos corgis, como los de la Reina. Zarpamos. “¡Freddy, vuelve aquí!”, me llama la mucama mientras inspeciono esta inmensa casa flotante. Georgie y Freddy, sí. En este lugar así nos llaman a los perros y los niños se llaman Kinki, Pongo o Porky. Odioso Georgie. Pasan los días y no cede su egoísmo, no me deja gozar de las suaves caricias de nuestra dueña. Espléndida dueña pero, ¿por qué le sigue el juego, por qué no existo para ella? Este lugar es extraño, aquí, en nuestra cubierta, somos los reyes, los niños nos persiguen y se embelesan, sus padres, al vernos, babean aún más que nosotros. Pero el otro día me colé en tercera clase y, ¡oye! como si no existiese. Un tipo incluso me apartó a puntapiés. ¡A mi, a un corgi de pura raza! Es de noche, hace frío y el suelo ha temblado como en Londres cuando levanto la patita en la rejilla del metro. Y después comienza a inclinarse. Todo el mundo corre de un lado a otro. Mi ama no suelta a Freddy, no lo suelta y yo ya no tengo celos, sólo sé que debe soltarlo, debe quitarse de encima al odioso Freddy que le entorpece, por que si no... Ahora, la mucama y yo estamos junto a mucha más gente, muy apretados, en otra casa mucho más chiquita que también flota sobre las negras aguas. La casa grande se ha hundido. No veo a mi ama. Estoy triste. Me he salvado.

Este es solo un ejemplo donde puede apreciarse que los textos no pasaron por las manos de un corrector profesional.

Tampoco es mi intención resaltar que los escritores cometen errores, pues todos lo hacemos. Además, los escritores son contadores de historias, no correctores que deben saber las normas al dedillo. La revista (a quien corresponda) es la única responsable de que los relatos se publicaran con incorrecciones.

Yo, que sigo indignándome con estas cosas, escribí al señor Luis María Anson (presidente de la publicación) para informarle, de una manera pormenorizada, del asunto. Sigo esperando su respuesta.

El Cultural debe hacer honor a su nombre y predicar con el ejemplo.

(No olvido la entrada que me pedisteis sobre por qué, porque, por que, el porqué).