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sábado, abril 28, 2018

alejandro schmidt. tendrá un montón de cosas por hacer



Tendrá un montón de cosas por hacer

el amor no existe
la poesía no existe
el alma no existe

la palabra

existe
la vida humana
el león

la revolución no existe
la verdad no existe

este hueso existe
la mesa
los palitos chinos

usted
tendrá montones de cosas por hacer

vaya

el dinero no existe
el peso de los cuerpos
no existe

         la sombra sí
         la copa de oro donde un mar
         también

el tiempo
no existe
la ciudad
no existe

en instantes
irá
vendrá
el aire
al organismo
y será parte de una noche imaginaria
pensamiento

la ilusión existe
el pan del diablo existe

       debemos protestar.

Alejandro Schmidt, Villa María, 1955
De Visita del Fantasma, Buena Vista Editores, Córdoba, 2017


miércoles, enero 25, 2017

alejandro schmidt. selección

Image result for oyendo el corazón de las vacas alejandro schmidt

Oyendo el corazón de las vacas

no
yo no me fui
soy de los que se quedaron acá
oyendo el corazón de las vacas
rompiendo los vidrios del espacio
para que pase la noche
y se desangre.

de Esquina del universo, 2001


24 de marzo de 1976

Yo estaba en una pensión en Tablada al 40
yo dormía
yo me levanté a las 4 de la mañana
y encendí la radio
yo escuché comunicado número tanto
y una música maravillosa
me quedé quieto
atento al orden de los comunicados
a esa voz de la patria.
A las 6 se fueron levantando los compañeros
yo me asomé al balcón
un colimba me miró desde la esquina
se veían tanques en el puente
yo miré para otro lado
al Mercado, a los camiones
yo no tuve miedo
yo no hice nada
ni entonces, ni después
yo no era nadie
yo vivía colado ahí
los muchachos trabajaban en el Mercado
yo leía a Gurdjeff
yo vendía la guía de Córdoba
en la Cañada
yo andaba pelado y descalzo
yo tenía un suegro militar
yo tenía 21 años
yo tenía un bolso y un cepillo
yo tenía todo el fracaso que llegó
yo tenía que ir hacia la nada
y allí fui.

de Oscuras ramas, 2003

Alejandro Schmidt, Villa María, 1955

miércoles, agosto 03, 2016

alejandro schmidt. selección





















***
Luz mejor

Hay luz en esa casa donde vivió mi madre
sin nosotros

una luz mejor
que se derrama casi
hasta la calle

paso otra vez

un puente es la noche
los árboles

paso a ver
si algo ha quedado
de mamá.


***
El salto

¿A quién olvidé
por sólo
abrir la puerta?

¿Cuál sangre di
al fuego
y al porqué?

¿De qué lado de la vida estuve?
pero a mí no me importa quién habla en el poema


***
pero a mí no me importa quién habla en el poema porque

no hablo yo
y
 estoy seguro
que
 vos tampoco

a algunos les importa saber
porque suponen
desean
hablar
ellos
 de ellos
meter los árboles
la mar en bicicleta
algo

atienden palabras
música
se inclinan

cómo hacen?
cómo hacen para rebalsar de ilusión y no flotar?

 qué poca generosidad con la ignorancia!
qué  tímida lepra de presidio!

no me importan
los dueños
los deudores

allí va esta nada y su vacío
contra luz del mundo
es suficiente un puño alzado lentamente

qué pensarán cuándo les sale una espada por la boca
o  el coro
alguna cosa

pensarán que

se agregan?

al mundo

Alejandro Schmidt, Villa María, Córdoba, 1955
Selección
imagen de Jeffrey Bowser, en Work in Progress


miércoles, diciembre 03, 2014

alejandro schmidt. inéditos



***
en fin
siempre el despojo
como la rosa final,como nacer
qué pena
y mejor pensar entonces
hacia dónde cuándo

( acaso
hizo falta todo
tanto
para lograr esa pregunta
qué hago
qué me hace)


***
esa piedra que fundó el mañana


bajo el piadoso examen de unas alas
muchos mueren entre nosotros
y en cada palabra
 algún sepulcro con su niño vivo
fuga hacia fronteras de amargura.


Alejandro Schmidt, Villa María, Córdoba, 1955
Inéditos
imagen de Lana Yurinova-Moes en Art Contemporary Pink Roses


jueves, marzo 28, 2013

alejandro schmidt. mi corazón era un hotel



Mi corazón era un hotel

mi corazón era un hotel
vestidos de fiesta
los huéspedes se iban sin pagar
a los portazos

es cierto
a veces
una mujer lloró en sus ventanas
hasta cansarse

es cierto
yo era el que lustraba los zapatos

es cierto
hubo temporadas malas
problemas de humedad
palmeras muertas

todo eso es cierto
también la luna
y el loco que cantaba

mi corazón era un hotel
ahora parece una casa

una casita blanca.

Alejandro Schmidt, Villa María, 1955
de Esquina del universo, 2001
imagen de Paul Klee, Ghost of a Genius, en Painting Mania

martes, enero 15, 2013

alejandro schmidt. miramos al cielo sin los ojos



miramos el cielo sin los ojos

   
secreto del fuego son las nubes

aprendemos en lágrimas

llamamos dicha a lo perdido

llegar cruzando arenas
robar el corazón del elefante
sentarse a escribir como si fuera arrodillarse al viento

se forjan las espadas?

ese pequeño asunto
resultó la vida

no nacen del cadáver los fantasmas

cuando el hechizo es poderoso hay que matar al mago


olvidá los dioses
ellos están solos porque pueden
solos.


Alejandro Schmidt, Villa María, 1955
imagen de Jarosław Jaśnikowski© – Nieskończona fascynacja, en Uno de los nuestros


miércoles, noviembre 14, 2012

alejandro schmidt. amar es raro y otros poemas



Amar es raro

Los ojos saltan
el alma regresa

si hay luz, hubo tigres

cuando llegues mostraré
almohadas de profeta
y la espada

¿En el momento de la desesperación
para quién
fuiste una estrella?

Los actos prosperan, el tiempo, no,

no pudiste darme porque
seguí caminando

mensajes y sidra
a quien llora al borde del sendero

escribir es más fácil que respirar

chocan el cuerpo las palabras
sin embargo
desierto
permanece el corazón

un perfume de tinieblas rodea la búsqueda

no te precipites

amar es raro

el otro
una fe.


...Y llegan, incesantes...

Si supieras hasta dónde han llegado las cosas
como si hubieran ido
en brazos del pampero

parecen reposar allí
con nuestros problemas
dando enigmas

¡qué cosa!
hasta dónde, hasta dónde
y nosotros
aquí
sorprendidos
enojados
sin recordar cómo, ni por qué
pasó lo que pasó
culpando a Dios
o al tiempo
su acertijo

...y llegan, incesantes...
sus clarísimas señales

si supieras
si pudiera explicarte...

Alejandro Schmidt, Villa María, 1955
de nace tu lámpara, Cartografías Ediciones, Río Cuarto, 2012
imagen de Peter Kemp©, “Happy Loving Couple”, en Uno de los nuestros


jueves, febrero 02, 2012

alejandro schmidt. veces


Veces

A veces me dejabas un chocolate en la almohada
a veces íbamos al cine
a veces cuando tenía 6, 12, 18 me tratabas como si tuviera 6, 12, 18
a veces me decías que era bueno
a veces sentía que había emergido de tu cuerpo
alimentado por sus partes blandas

vigoroso

a veces me sentaba a esperarte durante años
a veces creí durante media vida en vos
te perdonaba
te defendía a veces, muchas veces

a veces me pregunto qué pensará mi padre
allí en su muerte
-la muerte es lugar del pensamiento-
a veces siento que amé a mi padre
mucho más que a vos
porque 
pródigo es el fantasma en sentimientos.

¿Te ocurrió ser madre?
¿Sabías?
¿Preguntaste?

A veces creía que eras yo
y me volvía triste
tristísimo

a veces te cambié por la invención del héroe
la luz de los amparos
abre la ausencia un amplio pecho
a veces te hablo desde allí
desde esa maternidad

silencio
primera voz

y siempre tu malicia
tu sequedad
de eso te excusabas como de una inconveniencia
a veces

a veces era un niño, un joven, un hombre
un poco rengo, o manco
casi ciego
olvidado
mentido
exiliado de la terneza
el candor
el resultado
de vos
y podía flotar en toda la luz del mundo
más fuerte que tu no
tu acaso
tu desgarro

a veces

pocas veces.

Alejandro Schmidt, Villa María, Córdoba, 1955
de Mamá, Ediciones Recovecos, Córdoba, 2007
imagen de Sara Saudková©, Vis & Vis, 2003, en Uno de los nuestros

lunes, enero 02, 2012

the four gentlemen of...


***
Libro tercero/La línea del coyote


Unos pájaros.
Y a mí ya nada me importa! Dios sea para siempre alabado.
Ricardo Molinari

Una cajita de madera blanda y esmaltes chinos
en el cuarto en el que por fin te hubieses acabado.
Mas no te acabaste ni te hundís, el bauprés sombrío.
Despertás obligado a reunir los aceros del agua
y el filo del vidrio en el paso rasante del aire,
molido el corazón y en la molienda el canto;
no termina la transmisión
y toda la noche en la taiga el zorro hoza
entre las caries de la tierra.
Retumbará el tráfico en el pasaje tras el hospital.
Llovió. Granizó en plena mañana de trabajo.
Discovery en colores en la penumbra, el zorro,
o el canto de los peces atrapados en el coral.
Necesario es que todos nos entendamos.
Pero ahí están los muertos de un irremisible
cáncer, construidos cada mañana en tu diario
que también es en color.

Esto es de todos modos importante. Nunca
desde la farmacia la empleada vio
una cortina de piedra blanca sobre la avenida,
en el ángulo favorable de una demolición,
sobre los carteles, el tráfico. Los neumáticos
sin duda arrancaban del pavimento el agua
en forma de la corona de una iguana.
El relato de la empleada en la mirada,
de todos modos, el repiqueteo diabólico
de las piedras en el vidrio y en la marquesina.
De todos modos, si ha logrado narrarlo
y quien no lo vio goza este relato al paso
en la farmacia, todavía un mecanismo
que no se termina de conocer funciona.
Y empieza con las sirenas en la mañana
y pájaros que anidan probablemente en los
techos cercanos, cuando trinos en la tormenta
llenan tu patio.

Todo se había tapado y sigue funcionando.
Rezuma agua la tierra junto al tocón de árbol urbano.
Gases de cámaras subterráneas, el vuelo
de botellas de plástico sobre torrentes pardos.
Acuarelas en movimiento, tintas del sueño.
la casa que protege todavía, la rutina
cumpliéndose en la sudestada, el Río avanzando
sobre los zanjones, el árbol de hojas moradas
arrebatado por un viento de troneras, la manta.
Recuerde esta mañana, y trate de recordar la que vendrá.
el tinto óleo de la calma en la habitación,
el vuelo personal de cada papel,
quien pretenda leer el humor y el sueño de un dios,
quien busque el leer para sí /alimentando celdillas interiores,
quien lea para el ciclo de los pensamientos imantados,
quien lea para la calma de los procesos químicos,
quien lea para el registro de hotel de los mundos sepultados.

Lo saben, es inutilidad
la forja natural de los materiales,
contra esto luchan con tenacidad inigualable.
Histéricos siguen los rastros de las iguanas,
filman el aluvión inverso de alas en las llanuras de las cigüeñas
imitan la lección del zorro sin aprenderla en profundidad
-prueban redecillas de conceptos con las patas tibias.
Las bahías las calas las redadas naturales
no siguen una proposición endiablada
y aún así, la caza, el escamoteo, la trampa, el acecho
entre los pinos silbantes, el diestro tomajauc.
Nada del vivir la ganga, en la línea del coyote,
rondas en busca del descuido en el ciclo de los grandes pájaros,
payaso oportunista que simula instinto en un aullido gitano.

Tiempo, mediodía estancado entre relentes,
pero un viento sorpresivo donde hubo chubascos nocturnos
y jinetes en el patio.

Qué dirá la sinuosa filosofía,
topografía de un sueño regular,
la mirada en destinos inmediatos,
el oído duro, el desprecio
por las amalgamas irregulares,
la desaparición repentina de una ciudad
no cambia el derrotero.
Todos, sin saberlo, han leído los grandes tomos.
Ponen en marcha el auto y lo aceleran con suavidad o rencor,
justificados los sentimientos, los que sean,
y la necesidad de hacer lo que se haga,
súbditos antes que narcisistas de la causa perdida,
el hoyo fascinado en la cabeza y ninguna salida:
la puerta en fin envuelta en la niebla.


Jorge Aulicino, Buenos Aires, 1949
La línea del coyote, Ediciones del Dock, Buenos Aires, 1999

***
V. What the thunder said


After the torch-light red on sweaty faces
After the frosty silence in the gardens
After the agony in stony places
The shouting and the crying
Prison and place and reverberation
Of thunder of spring over distant mountains
He who was living is now dead
We who were living are now dying
With a little patience

Here is no water but only rock
Rock and no water and the sandy road
The road winding above among the mountains
Which are mountains of rock without water
If there were water we should stop and drink
Amongst the rock one cannot stop or think
Sweat is dry and feet are in the sand
If there were only water amongst the rock
Dead mountain mouth of carious teeth that cannot spit
Here one can neither stand nor lie nor sit
There is not even silence in the mountains
But dry sterile thunder without rain
There is not even solitude in the mountains
But red sullen faces sneer and snarl
From doors of mud-cracked houses
If there were water
And no rock
If there were rock
And also water
And water
A spring
A pool among the rock
If there were the sound of water only
Not the cicada
And dry grass singing
But sound of water over a rock
Where the hermit-thrush sings in the pine trees
Drip drop drip drop drop drop drop
But there is no water

Who is the third who walks always beside you?
When I count, there are only you and I together
But when I look ahead up the white road
There is always another one walking beside you
Gliding wrapt in a brown mantle, hooded
I do not know whether a man or a woman
—But who is that on the other side of you?

What is that sound high in the air
Murmur of maternal lamentation
Who are those hooded hordes swarming
Over endless plains, stumbling in cracked earth
Ringed by the flat horizon only
What is the city over the mountains
Cracks and reforms and bursts in the violet air
Falling towers
Jerusalem Athens Alexandria
Vienna London
Unreal

A woman drew her long black hair out tight
And fiddled whisper music on those strings
And bats with baby faces in the violet light
Whistled, and beat their wings
And crawled head downward down a blackened wall
And upside down in air were towers
Tolling reminiscent bells, that kept the hours
And voices singing out of empty cisterns and exhausted wells.

In this decayed hole among the mountains
In the faint moonlight, the grass is singing
Over the tumbled graves, about the chapel
There is the empty chapel, only the wind’s home.
It has no windows, and the door swings,
Dry bones can harm no one.
Only a cock stood on the roof-tree
Co co rico co co rico
In a flash of lightning. Then a damp gust
Bringing rain
Ganga was sunken, and the limp leaves
Waited for rain, while the black clouds
Gathered far distant, over Himavant.
The jungle crouched, humped in silence.
Then spoke the thunder
DA
Datta: what have we given?
My friend, blood shaking my heart
The awful daring of a moment’s surrender
Which an age of prudence can never retract
By this, and this only, we have existed
Which is not to be found in our obituaries
Or in memories draped by the beneficent spider
Or under seals broken by the lean solicitor
In our empty rooms
DA
Dayadhvam: I have heard the key
Turn in the door once and turn once only
We think of the key, each in his prison
Thinking of the key, each confirms a prison
Only at nightfall, aetherial rumours
Revive for a moment a broken Coriolanus
DA
Damyata: The boat responded
Gaily, to the hand expert with sail and oar
The sea was calm, your heart would have responded
Gaily, when invited, beating obedient
To controlling hands

I sat upon the shore
Fishing, with the arid plain behind me
Shall I at least set my lands in order?

London Bridge is falling down falling down falling down

Poi s’ascose nel foco che gli affina
Quando fiam ceu chelidon—O swallow swallow
Le Prince d’Aquitaine à la tour abolie
These fragments I have shored against my ruins
Why then Ile fit you. Hieronymo’s mad againe.
Datta. Dayadhvam. Damyata.

T.S.Eliot, T.S. Eliot, St. Louis, Missouri, 1888 - Londres, 1965
de The Waste Land, en Collected Poems 1909-1962, Faber & Faber, 1974

***
Canto XLIX


For the seven lakes, and by no man these verses:
Rain; empty river; a voyage,
Fire from frozen cloud, heavy rain in the twilight
Under the cabin roof was one lantern.
The reeds are heavy; bent;
and the bamboos speak as if weeping.

Autumn moon; hills rise about lakes
against sunset
Evening is like a curtain of cloud,
a blurr above ripples; and through it
sharp long spikes of the cinnamon,
a cold tune amid reeds.
Behind hill the monk’s bell
borne on the wind.
Sail passed here in April; may return in October
Boat fades in silver; slowly;
Sun blaze alone on the river.

Where wine flag catches the sunset
Sparse chimneys smoke in the cross light

Comes then snow scur on the river
And a world is covered with jade
Small boat floats like a lanthorn,
The flowing water closts as with cold. And at San Yin
they are a people of leisure.

Wild geese swoop to the sand-bar,
Clouds gather about the hole of the window
Broad water; geese line out with the autumn
Rooks clatter over the fishermen’s lanthorns,

A light moves on the north sky line;
where the young boys prod stones for shrimp.
In seventeen hundred came Tsing to these hill lakes.
A light moves on the South sky line.

State by creating riches shd. thereby get into debt?
Thsi is infamy; this is Geryon.
This canal goes still to TenShi
Though the old king built it for pleasure

K E I M E N R A N K E I
K I U M A N M A N K E I
JITSU GETSU K O K W A
T A N FUKU T A N K A I

Sun up; work
sundown; to rest
dig well and drink of the water
dig field; eat of the grain
Imperial power is? and to us what is it?

The fourth; the dimension of stillness.
And the power over wild beasts.

Ezra Pound, Hailey, Idaho, 1885 – Venecia, 1972
The Fifth Decad of the Cantos XLII–LI, Faber & Faber, London, 1937

***
Si cantaremos en lo oscuro


siempre preguntamos si la rosa es así
o está cumplida la Tierra de su sombra
el alba en su cabeza

la memoria de unos ojos
tras la disciplina del muro

y si cantaremos en lo oscuro
los pasos del verdugo
o encontraremos
aquella lámpara
una boca del cielo
otras palabras...

pero rosa y amor son así
presencia
fuego del amparo

lluvia y demora
en la quietud del rayo

hay respuestas en la Tierra
y al fin

cuando todo se cumple

una raíz
que justifica
la flor

su abismo

esta miseria.

Alejandro Schmidt, Villa María, 1955
de Oscuras Ramas, Radamanto, Villa María, Córdoba - 2003

imagen de Gilbert Garcin, Les conséquences – Consecuencias, en Uno de los nuestros