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miércoles, mayo 08, 2019

alfonsina storni. selvas de ciudad


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Selvas de ciudad

En semicírculo
se abre
la selva de casas:
unas al lado de otras,
unas detrás de otras,
unas encima de otras,
unas delante de otras,
todas lejos de todas.
Moles grises que caminan
hasta que los brazos se les secan
en el aire frío del sur.
Moles grises que caminan
hasta que una bocanada
de horno del norte
les afloja las articulaciones.
Siempre haciendo
el signo de la cruz.
Reproduciéndose por ángulos
Con las mismas ventanas
de juguetería.
Las mismas azoteas rojizas
Las mismas cúpulas pardas.
Los mismos frentes desteñidos.
Las mismas rejas sombrías.
Los mismos buzones rojos.
Las mismas columnas negras.
Los mismos focos amarillos.
Debajo de los techos,
otra selva,
una selva humana,
se mueve.
Pero no en línea recta.
Troncos extraños,
de luminosas copas,
se agitan
movidos por un viento
que no silba.
Pero no alcanzo sus actitudes,
ni oigo sus palabras,
ni veo el resplandor
de sus ojos.
Son muy anchas las paredes;
muy espesos los techos.


Alfonsina Storni, Sala Capriasca, 1892- Balneario La Perla, 1938 

de Mundo de Siete Pozos, 1935, 'Motivos de ciudad'
en Alfonsina Storni, Obras-Poesía, Tomo I, Editorial Losada, Buenos Aires, 1999

domingo, mayo 21, 2017

alfonsina storni. selección de mascarilla y trébol

*Breve explicación

"¿Será necesario insinuar que poesía como 'Una lágrima', 'Una oreja', 'Un diente', que contemplan el detalle como si fuera un organismo independiente que toma personería por su cuenta, podrían equivaler a esas novelas, pongo por caso, que se desarrollan en unas cuantas horas en la imaginación del protagonista? Pero la exaltación de aquel micromundo tampoco ha sido deliberadamente pretendido".

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*
Fuerzas

Esa espada del mar en los confines...
Tiendas de luna y sol; un viejo nido
de palabras que avanzan por las olas
a clavarse llameantes en tu pecho.

Allá está el puño que semillas suelta
hacia tu tierra y hace agricultura
de flor de fuego en tus arenas frías;
allá en el abra, junto al mar, de cielo.

Máquinas de trastorno allá gobierna
y en sus aspas de jade soy volteada.
¿Qué me quieres oh tú palabra grave?

Nadie contesta pero ordena todo;
y el rubio alfanje de la luna nueva
el vientre me penetra y lo florece.


Alfonsina Storni, Sala Capriasca, 1892- Mar del Plata, 1938
de Mascarilla y Trébol, 1938
en Alfonsina Storni, Obras Poesía Tomo I, Editorial Losada, Buenos Aires, 1999
imagen s/d

martes, noviembre 08, 2016

alfonsina storni. selección

















Espera

He de darte las manos, espera, todavía
está llena la tierra del murmullo del día.
La bóveda celeste no deja ver ninguna
de sus estrellas... duerme en los cielos la luna.

He de darte las manos, pero aguarda, que ahora
todo piensa y trabaja -la vida es previsora-
Pero el corazón mío se esconde solitario,
desconsolado y triste por el bullicio diario.

Hace falta que todo lo que se mueve cobre
una vaga pereza, que el esfuerzo zozobre,
que caiga sobre el mundo un tranquilo descanso,
un medio todo dulce, consolador y manso.

Espera... dulcemente, balsámica de calma,
se llegará la noche, yo te daré las manos,
pero ahora lo impiden esos ruidos mundanos;
hay luz en demasía, no puedo verte el alma.

De Irremediablemente, 1919
***
Tanta dulzura…

Tanta dulzura alcánzame tu mano
que pienso si las frutas te engendraron,
si abejas con su miel te amamantaron
y si eres nieto excelso del verano.

Tanta dulzura no es de rango humano:
los dioses tus pañales perfumaron,
sobre tu sangre roja destilaron
ojos de niños, lasitud de llano.

Tanta dulzura, que cayendo al alma
mueve esperanzas, le procura calma
y todo anhelo de virtud corona.

Tanta dulzura, para bien sentida,
que digo al mal que me consume: olvida.
y al fuerte daño que me dan: perdona.

De Irremediablemente, 1919

***
Tentación

Afuera llueve; cae pesadamente el agua
que las gentes esquivan bajo abierto paraguas.
Al verlos enfilados se acaba mi sosiego,
me pesan las paredes y me seduce el riego
sobre la espalda libre. Mi antecesor, el hombre
que habitaba cavernas desprovisto de nombre,
se ha venido esta noche a tentarme sin duda,
porque, casta y desnuda,
me iría por los campos bajo la lluvia fina,
la cabellera alada como una golondrina.

De El dulce daño, 1918

Alfonsina Storni, Sala Capriasca, 1892- Mardel Plata, 1938
En Alfonsina Storni, Poesía, Ensayo, Periodismo, Teatro, Tomo I, Losada, Buenos Aires, 1999



domingo, julio 31, 2016

alfonsina storni. mi hermana
















Mi hermana

Son las diez de la noche; en el cuarto en penumbra
mi hermana está dormida, las manos sobre el pecho;
es muy blanca su cara y es muy blanco su lecho,
como si comprendiera, la luz casi no alumbra.

En el lecho se hunde a modo de los frutos
rosados, en el hondo colchón de suave pasto.
entra el aire a su pecho y levántalo casto
con su ritmo midiendo los fugaces minutos.

La arropo dulcemente con las blancas cubiertas
y protejo del aire sus dos manos divinas;
caminando en puntillas cierro todas las puertas,
entorno los postigos y corro las cortinas.

Hay mucho ruido afuera, ahoga tanto ruido.
los hombres se querellan, murmuran las mujeres,
suben palabras de odio, gritos de mercaderes:
oh, voces, deteneos. No entréis hasta su nido.

Mi hermana está tejiendo como un hábil gusano
su capullo de seda: su capullo es un sueño.
ella con hilo de oro teje el copo sedeño:
Primavera es su vida. Yo ya soy el verano.

Cuenta sólo con quince octubres en los ojos,
y por eso los ojos son tan limpios y claros;
cree que las cigüeñas, desde países raros,
bajan con rubios niños de piececitos rojos.

¿Quién quiere entrar ahora? Oh ¿eres tú, buen viento?
¿Quieres mirarla? Pasa. Pero antes, en mi frente
entíbiate un instante; no vayas de repente
a enfriar el manso sueño que en la suya presiento.

Como tú, bien quisieran entrar ellos y estarse
mirando esa blancura, esas pulcras mejillas,
esas finas ojeras, esas líneas sencillas.
Tú los verías, viento, llorar y arrodillarse.

Ah, si la amáis un día sed buenos, porque huye
de la luz si la hiere. Cuidad vuestra palabra,
y la intención. Su alma, como cera se labra,
pero como a la cera el roce la destruye.

Haced como esa estrella que de noche la mira
filtrando el ojo por un cristalino velo:
esa estrella le roza las pestañas y gira,
para no despertarla, silenciosa en el cielo.

Volad si os es posible por su nevado huerto:
¡Piedad para su alma! Ella es inmaculada.
¡Piedad para su alma! Yo lo sé todo, es cierto.
Pero ella es como el cielo: ella no sabe nada.

Alfonsina Storni, Sala Capriasca, 1892- Mardel Plata, 1938
De Alfonsina Storni, Poesía, Ensayo, Periodismo, Teatro, Tomo I, Losada, Buenos Aires, 1999

martes, septiembre 22, 2015

alfonsina storni. peso ancestral



Peso ancestral

Tú me dijiste: no lloró mi padre;
tú me dijiste: no lloró mi abuelo;
no han llorado los hombres de mi raza,
eran de acero.

Así diciendo te brotó una lágrima
y me cayó en la boca... más veneno.
Yo no he bebido nunca en otro vaso así pequeño.

Débil mujer, pobre mujer que entiende,
dolor de siglos conocí al beberlo:
¡Oh, el alma mía soportar no puede

todo su peso!

Alfonsina Storni, Sala Capriasca 1892- Mar del Plata 1938.
De
 Alfonsina Storni, Poesía, Ensayo, Periodismo, Teatro, Tomo I, Losada, Buenos Aires, 1999
imagen de Sarrita King, Ancestors, en Tali Gallery

jueves, febrero 19, 2015

alfonsina storni. a eros



A Eros

He aquí que te cacé por el pescuezo
a la orilla del mar, mientras movías
las flechas de tu aljaba para herirme
y vi en el suelo tu floreal corona.
Como a un muñeco destripé tu vientre
y examiné sus ruedas engañosas
y muy envuelta en sus poleas de oro
hallé una trampa que decía: sexo.
Sobre la playa, ya un guiñapo triste,
te mostré al sol, buscón de tus hazañas,
ante un corro asustado de sirenas.
Iba subiendo por la cuesta albina
tu madrina de engaños, doña Luna,
y te arrojé a la boca de las olas.

Alfonsina Storni, Sala Capriasca 1892- Mar del Plata 1938.
De
 Alfonsina Storni, Poesía, Ensayo, Periodismo, Teatro, Tomo I, Losada, Buenos Aires, 1999
imagen de Zilia Sánchez en Museo de Arte de Puerto Rico

sábado, noviembre 30, 2013

alfonsina storni. cuadrados y ángulos



Cuadrados y ángulos 

Casas enfiladas, casas enfiladas,
casas enfiladas.
Cuadrados, cuadrados, cuadrados.
Casas enfiladas.
Las gentes ya tienen el alma cuadrada,
ideas en fila
y ángulo en la espalda.
Yo misma he vertido ayer una lágrima,
Dios mío, cuadrada. 


Alfonsina Storni, Sala Capriasca 1892- Mar del Plata 1938.
De Alfonsina Storni, Poesía, Ensayo, Periodismo, Teatro, Tomo I, Losada, Buenos Aires, 1999
imagen de Vassily Kandinsky

domingo, octubre 13, 2013

alfonsina storni. haz de tus pies


Haz de tus pies 

Haz de tus pies al fin la raíz fuerte
que para el paso; de tu lengua nudo;
de tus dos ojos lápida y escudo;
migaja el cuerpo, que alzará la muerte.

Prensa tu boca sobre el labio triste
que pozos tiene de plumones blandos;
quítale el filo a los porqués y cuándos
y entrega, romo, cuanto aquí trajiste:

Romo tu verso, suéltalo, menguada;
tu amor romado entrégalo, romada;
y para aquél tu dar que era mendigo.

Que todo a medias se  te dio en la vida
menos este dormir que te convida: 
ronca y el Padre roncará contigo.


Alfonsina Storni, Sala Capriasca 1892- Mar del Plata 1938.
De Alfonsina Storni, Poesía, Ensayo, Periodismo, Teatro, Tomo I, ‘Mundo de Siete Pozos. 1935’, Losada, Buenos Aires, 1999

imagen de Alfonsina Storni

domingo, mayo 27, 2012

alfonsina storni. miserable piedra




Miserable piedra

Oh, piedra dura, miserable piedra,
Yo te golpeo, te golpeo en vano,
Y es inútil la fuerza de mi mano,
Oh piedra dura, miserable piedra.

Pero haces bien, oh miserable piedra,
Deja que tiente un golpe sobrehumano,
Deja golpear, deja golpear mi mano,
Oh piedra dura, miserable piedra.

No me des nada, miserable piedra,
Guarda un silencio altivo y soberano,
No te ablandes jamás entre mi mano;
Oh piedra dura, miserable piedra.

Con tu impiedad, oh miserable piedra,
Recobro alientos y el deseo gano,
No te dejes caer sobre mi mano,
Mezquina, estulta, miserable piedra.

Si un día torpe, miserable piedra,
Te venciera la fuerza del verano
Y cayeras a gotas en mi mano
Yo te odiaría, miserable piedra ...


Alfonsina Storni, Sala Capriasca 1892- Mar del Plata 1938.
De Alfonsina Storni, Poesía, Ensayo, Periodismo, Teatro, Tomo I, ‘Ocre. 1925’, Losada, Buenos Aires, 1999
imagen Brooke Shaden©,  Retention, en Uno de los nuestros

lunes, junio 13, 2011

alfonsina storni. voz y contravoz


Voz y contravoz

I

Voz

Te ataré
a los puños
como una llama,
dolor de servir
a cosas estultas.

Echaré a correr
con los puños en alto
por entre las casas
de los hombres.

Hemos dormido, todos,
demasiado.

Dormido
a plena luz
como las estrellas
a pleno día.

Dormido,
con las lámparas
a medio encender;
enfriados
en el ardimiento solar;
contando el número
de nuestros cabellos,
viendo crecer
nuestras veinte
uñas.

¿Cuándo
los jardines del cielo
echarán raíces
en la carne de los hombres,
en la vida de los hombres,
en la casa de los hombres?

No hay que dormir,
hasta entonces.
Abiertos los párpados;
separados en los dedos,
si quieren ceder,
hasta enrojecerlos
por el cansancio,
como los círculos
lunares,
cuando la tormenta
quiere
desmembrar
el universo.

II

Contravoz

Entierra la pluma
antes de atarte a los puños
como una llama
el dolor de servir
a cosas estultas.

Por su punta,
como por los canales
que desagotan el río,
tu agua se desparrama
y muere en el llano,

La palabra arrastra limos,
pule piedras,
y corta selvas imaginarias.
Piden los hombres
tu lengua,
tu cuerpo,
tu vida:

Tírate a una hoguera,
florece en la boca
de un cañón,

Una punta de cielo
rozará
la futura
casa humana.


Alfonsina Storni, Sala Capriasca 1892- Mar del Plata 1938.
De Alfonsina Storni, Poesía, Ensayo, Periodismo, Teatro, Tomo I, Mundo de siete pozos, 1935, Losada, Buenos Aires, 1999
Imagen perteneciente a Jeffrey Vanhoutte © , quien amablemente autorizara su publicación.

domingo, marzo 27, 2011

alfonsina storni. duerme tranquilo


Duerme tranquilo

Dijiste la palabra que enamora
a mis oídos. Ya olvidaste. Bueno.
Duerme tranquilo. Debe estar sereno
y hermoso el rostro tuyo a toda hora.

Cuando encanta la boca seductora
debe ser fresca, su decir ameno;
para tu oficio de amador no es bueno
el rostro ardido del que mucho llora.

Te reclaman destinos más gloriosos
que el de llevar, entre los negros pozos
de las ojeras, la mirada en duelo.

¡Cubre de bellas víctimas el suelo!
Más daño al mundo hizo la espada fatua
de algún bárbaro rey y tiene estatua.

Alfonsina Storni,Sala Capriasca 1892- Mar del Plata 1938.
De Alfonsina Storni, Poesía, Ensayo, Periodismo, Teatro, Tomo I, ‘Ocre. 1925’, Losada, Buenos Aires, 1999

viernes, diciembre 10, 2010

alfonsina storni. lo inacabable



Lo inacabable

No tienes tú la culpa si en tus manos
mi amor se deshojó como una rosa:
vendrá la primavera y habrá flores...
el tronco seco dará nuevas hojas.

Las lágrimas vertidas se harán perlas
de un collar nuevo: romperá la sombra
un sol precioso que dará a las venas
la savia fresca, loca y bullidora.

Tú seguirás tu ruta; yo la mía
y ambos, libertos, como mariposas
perderemos el polen de las alas
y hallaremos más polen en la flora.

Las palabras se secan como ríos
y los besos se secan como rosas,
pero por cada muerte siete vidas
buscan los labios demandando aurora

.......................................................

Mas... ¿lo que fue? ¡Jamás se recupera!
¡Y toda primavera que se esboza
es un cadáver más que adquiere vida
y es un capullo más que se deshoja!

de La inquietud del rosal, 1916

La verdad

Mi alma tiene todos los matices,
ya lo dije: es verdad.
De feroz rebeldía pasa dulce
a la dulce humildad.

Dura como el acero se disuelve
en la llama fugaz.
Y es que en medio de todos sus tumultos

sólo hay esta verdad:
mi corazón que tras distintos velos
sangrando está.

1920, poesía no publicada en libro

Ruego a Prometeo

Agrándame tu roca, Prometeo
entrégala al dentado de la muela
que tritura los astros de la noche
y hazme rodar en ella, encadenada.

Vuelve a encender las furias vengadoras
de Zeus y dame látigo de rayos
contra la boca rota, mas guardando
su ramo de verdad entre los dientes.

Cubre el rostro de Zeus con las gorgonas;
a sus perros azuza y los hocicos
eriza en sus sombríos hipogeos:

He aquí a mi cuerpo como un joven potro
piafante y con la espuma reventada
salpicando las barbas del Olimpo.

de Mascarilla y trébol, 1938


Alfonsina Storni, Sala Capriasca 1892- Mar del Plata 1938.
De Alfonsina Storni, Poesía, Ensayo, Periodismo, Teatro, Tomo I, ‘Ocre. 1925’, Losada, Buenos Aires, 1999
imagen: s/d

sábado, junio 12, 2010

alfonsina storni. ¿verdad? y otros poemas


¿Verdad?

Con este día oscuro el alma es un barrote;
hermética, egoísta, desmiente la divina
procedencia del hombre con su norma mezquina
que no tiene una brizna siquiera de Quijote.

¿No cuadraría el cuerpo cuatro manos de simio
y un encéfalo pobre, rudimentario, nimio,
para que, por lo menos, cumpliera con su vida
retozando en la selva bellamente florida?

de El dulce daño, 1918

Vaticinio

Un día,
la ciudad desde arriba
veo,
se levantará sobre sus flancos
y caminará.
Sus grandes remos
de hierro,
moviéndose a un compás
solemne,
avanzarán río adentro
y el agua
los sostendrá.
Con su ancha proa roma,
hecha para calar
en el horizonte
túneles gigante,
sus selvas de chimeneas,
lanzas negras;
sus nieblas y sus penachos
y su ejército de casas,
ordenado por una
voluntad prevista,
dejará sus húmedos
sótanos coloniales,
y, atravesando el mar,
entrará en la Tierra,
gastada y luminosa de los hombres.

en Mundo de siete pozos, 1935


** No hieren los grandes dolores naturales con que la vida nos castiga tanto como los pequeños dolores inmerecidos que no nacen de la fatalidad, sino de la estupidez.

en Diario de una ignorante, agosto de 1931

Alfonsina Storni, Sala Capriasca, Suiza, 1892 – Mar del Plata, Argentina, 1938
en Alfonsina Storni, Obra completa, Tomo I, Editorial Losada, Buenos Aires, 1999
imagen: Rob Gonsalves

jueves, septiembre 03, 2009

alfonsina storni. y la cabeza comenzó a arder


Y la cabeza comenzó a arder

Sobre la pared
negra
se abría
un cuadrado
que daba
al más allá.

Y rodó la luna
hasta la ventana;
se paró
y me dijo:
‘De aquí no me muevo;
te miro.
No quiero crecer
ni adelgazarme.
Soy la flor
infinita
que se abre
en el agujero
de tu casa.

No quiero ya
rodar
detrás de
las tierras
que no conoces,
mariposa,
libadora
de sombras.

Ni alzar fantasmas
sobre las cúpulas
lejanas
que me beben.
Me fijo.
Te miro’.
Y yo no contestaba.
Una cabeza
dormía bajo
mis manos.
Blanca
como tú,
luna.

Los pozos de sus ojos
fluían un agua
parda
estriada
de víboras luminosas.

Y de pronto
la cabeza
comenzó arder
como las estrellas
en el crespúsculo.

Y mis manos
se tiñieron
de una substancia
fosforescente.
E incendió
con ella
las casas
de los hombres,
los bosques
de las bestias.

(de Mundo de siete pozos, 1935)

Agrio está el mundo

Agrio está el mundo,
inmaduro,
detenido;
sus bosques
florecen puntas de acero;
suben las viejas tumbas
a la superficie;
el agua de los mares
acuna
casas de espanto.

Agrio está el sol
sobre el mundo,
ahogados en los vahos
que de él ascienden,
inmaduro,
detenido.

Agria está la luna
sobre el mundo;
verde,
desteñida;
caza fantasmas
con sus patines
húmedos.

Agrio está el viento
sobre el mundo;
alza nubes de insectos muertos,
se ata, roto,
a las torres,
se anuda crespones
de llanto;
pesa sobre los techos.

Agrio está el hombre
sobre el mundo,
balanceándose
sobre sus piernas...

A sus espaldas,
todo,
desierto de piedras;
a su frente,
todo, desierto de soles,
ciego...

(de Mundo de siete pozos, 1935)

Alfonsina Storni, Sala Capriasca, Suiza, 1892- Mar del Plata, 1938
De Alfonsina Storni, Tomo I, Poesía, ensayo, periodismo, teatro, Editorial Losada, Buenos Aires, 1999.
Imagen: Remedios Varo

domingo, junio 28, 2009

alfonsina stornil. versos a la tristeza de buenos aires


Versos a la tristeza de Buenos Aires

Tristes calles derechas, agrisadas e iguales
por donde asoma, a veces, un pedazo de cielo,
sus fachadas oscuras y el asfalto del suelo
me apagaron los tibios sueños primaverales.

Cuánto vagué por ellas, distraída, empapada
en el vaho ggrisáseo, lento, que las decora.
De su monotonía mi alma padece ahora.
—¡Alfonsina! —No llames, ya no respondo a nada.

Si en una de tus casas, Buenos Aires, me muero
viendo en días de otoño tu cielo prisionero,
no me será sorpresa la lápida pesada.

Que entre tus calles rectas, untadas de su rió
apagado, brumoso, desolante y sombrío,
cuando vagué por ellas, y estaba yo enterrada.

Alfonsina Storni, Sala Capriasca 1892- Mar del Plata 1938.
De Alfonsina Storni, Poesía, Ensayo, Periodismo, Teatro, Tomo I, ‘Ocre. 1925’, Losada, Buenos Aires, 1999

domingo, marzo 08, 2009

poetas



***

Alfonsina Storni
Sala Capriasca, Suiza, 1892 –Mar del Plata, Argentina, 1938)
Contra voz

Entierra la pluma
antes de atarte los puños
como una llama
el dolor de servir
a cosas estultas.

Por su punta,
como por los canales
que desagotan el río,
tu agua se desparrama
y muere en el llano.

La palabra arrastra limos,
pule piedras,
y corta selvas imaginarias.

Piden los hombres
tu lengua,
tu cuerpo,
tu vida:
Tírate a la hoguera,
florece en la boca
de un cañón.

Una punta de cielo
rozará
la casa humana.

Alejandra Pizarnik
Buenos Aires, 1936-1972
Fragmentos para dominar el silencio

I. Las fuerzas del lenguaje son las damas solitarias, desoladas, que cantan a través de mi voz que escucho a lo lejos. Y lejos, en la negra arena, yace una niña densa de música ancestral. ¿Dónde la verdadera muerte? He querido iluminarme a la luz de mi falta de luz. Los ramos se mueren en la memoria. La yacente anida en mí con su máscara de loba. La que no pudo más e imploró llamas y ardimos.
II. Cuando a la casa del lenguaje se le vuela el tejado las palabras no guarecen, yo hablo.
Las damas de rojo se extraviaron dentro de sus máscaras aunque regresarán para sollozar entre flores.
No es muda la muerte. Escucho el canto de los enlutados sellar las hendiduras del silencio. Escucho tu dulcísimo llanto florecer en mi silencio.

III. La muerte ha restituido al silencio su prestigio hechizante. Y yo no diré mi poema y yo he de decirlo. Aún si el poema (aquí, ahora) no tiene sentido, no tiene destino.

Olga Orozco
Toay, La Pampa, 1920-Buenos Aires, 1999
AUNQUE SE BORREN TODOS NUESTROS RASTROS...

Aunque se borren todos nuestros rastros igual que las bujías en el amanecer
y no puedas recordar hacia atrás, como la Reina Blanca, déjame en el aire la sonrisa.
Tal vez seas ahora tan inmensa como todos mis muertos
y cubras con tu piel noche tras noche la desbordada noche del adiós:
un ojo en Achernar, el otro en Sirio,
las orejas pegadas al muro ensordecedor de otros planetas,
tu inabarcable cuerpo sumergido en su hirviente ablución, en su Jordán de estrellas.
Tal vez sea imposible mi cabeza, ni un vacío mi voz,
algo menos que harapos de un idioma irrisorio mis palabras.
Pero déjame en el aire la sonrisa:
la leve vibración que azogue un trozo de este cristal de ausencia,
la pequeña vigilia tatuada en llama viva en un rincón,
una tierna señal que horade una por una las hojas de este duro calendario de nieve.
Déjame tu sonrisa a manera de perpetua guardiana, Berenice.


Susana Thénon
Buenos Aires, 1935-1991
Las mujeres poetas

las poetas mujeres
tenemos que juntarnos
para salir
para enfrentar
la humanidad hostil
pero hay que hacerlo con dulzura
¡FEMINEIDAD!

las poetas mujeres
hemos de unirnos
para vencer
a poemazo limpio
aunque nos tiren la casa abajo
a pedradas
a pleonasmos

las mujeres poetas
debemos mantenernos codo a codo
pero sin codearnos
mano a mano
pero sin manosearnos
cheak to cheak
pero sin chequearnos
y tête à tête
pero sin pecharnos

muy difícil

las mujeres poetas
hemos de divorciarnos
¿y de quién? ¿y de quién?
de las poetas mujeres

hombres no hay hace rato.

Amelia Biagioni
Gálves, Santa Fe, 1916- Buenos Aires, 2000
Cada día, cada noche

Cada día
me levanto sin nombre,
y en la nuca
una sombra
tenaz, ajena, a filo,
me acusa desde siempre;
la culpa
total, indescifrable,
entre, me usurpa,
no sé quién soy, me oculto, huyo,
y me pierdo extranjera.
Hasta sentir,
cada noche,
una luz
fiel, entrañable, mansa,
que vuelca desde siempre
río, libélulas, sol, trébol
en mi cabeza más lejana,
y le apoya
alguna, aquella mano;
y cuando empiezo a recordarme,
un ruido sucio, espeso,
de sombra,
se interpone en la nuca
y despierto
sin nombre.

Irene Gruss
Buenos Aires, 1950
Después del Apocalipsis
Poema de ficción

El Apocalipsis ya pasó.
Ahora puedo sentarme en la cama
y ubicar mis pies en cada pantufla.
Puedo ir ahora a la cocina,
y suspirar, en el trayecto.
Ya pasó. Acabó
el Diluvio, sin lluvia.
Empieza a hacer frío, y
ahora el frío resulta acogedor.
Ya pasó todo, ya terminó todo.
Se puede respirar
—antes también podía respirar—,
y reír, reír,
con cierta risa.

Diana Bellessi
Zavala, Santa Fe, 1946
Si así como miramos…

Si así como miramos, fijamente
enlazado el ojo a la belleza
o al espanto, un detalle cualquiera
encanto del afuera. Así también
nos miráramos. No al otro, al propio.
A nosotros mismos. ¿Lo hallaríamos?
El cerrojo del amor, el sentido

El otro como culpable abre el hueco
De la guerra. Ve amenaza donde amparo

Ay de mí, si no hay el sí, sin el otro

Concepción Bertone
Rosario, Santa Fe, 1947
Invierno

La mujer de la bata gastada
barre las hojas de la vereda
ajena a la mirada que la desnuda. Barre
una llamarada de hojas de fresno
y enciende un fósforo
para que el fuego la apague.

Susana Villalba
Buenos Aires, ?
Marea

Esa conspiración en el susurro
cuando nada dicen,
persiste el mar
y la piedra en deshacerse
resistiendo.
Quizá belleza
es esa colisión
eternamente fugaz.
Como el mar el deseo
es movimiento
que comienza donde parece
acabar.
Inútil seducción y sin embargo
la piedra se transforma.
En el amor
se sabe por el cuerpo.
Es su plenitud.
Esa revelación
que acaba cuando comienza
a hablar.
Como arena arrebatada
por el agua
que toma y abandona
al mismo tiempo.
Querer ir más allá del mar
es el mar.
Ese murmullo que parece responder
es movimiento,
un rugido
como el fracaso siempre de un deseo
es el deseo.
Inútil preguntar la razón
que desconoce
un corazón de agua.
El mar como el sueño
rumorea en la orilla
restos
de la profundidad.
Porque nada dice
dice el mar:
Que la verdad es agua
entre las manos
se sabe por tocar.

María del Carmen Colombo
Buenos Aires, 1950
Espergeia

quiero el agua
del paraíso, dice, alba
blanca, pura luz mirando el
reflector dice llena
luna sin culpas
el balde de mi alma
hasta el colmo
como quien toma del gollete
celestial actriz finge
la gota terrenal cuando
enjuga con la punta
del manto una sed de rocío: ella
cree en la eficacia
del vacío y representa
la escena pensada por dios
para salvarnos.


*la lista puede seguir eternamente.
** el orden es casual.
*** tamara de lempicka

imagen de Annick Bouvattier

sábado, octubre 25, 2008

alfonsina storni. homenaje


1.
hombre pequeñito

Hombre pequeñito, hombre pequeñito,
suelta a tu canario que quiere volar...
Yo soy el canario, hombre pequeñito,
déjame saltar.

Estuve en tu jaula, hombre pequeñito,
hombre pequeñito que jaula me das,
digo pequeñito porque no me entiendes,
ni me entenderás.

Tampoco te entiendo, pero mientras tanto
ábreme la jaula que quiero escapar;
hombre pequeñito, te amé media hora,
no me pidas más.*

* de Irremediablemente, 1919.

2.
Aeroplano en un espejo

¿Hacia dónde rolaba, desasida,
por mal de ensueño? ¿Iba a buscar el nido
del viento, con sus grandes huevos grises
a punto de romper los cascarones?

Altas paredes negras me rodeaban
que derivaban lentas con mi lecho
y por algún costado de la tierra
caíamos sin peso y balanceantes.

Minúscula laguna era el espejo
que vertical se abría en el ceñido
bosque de sombras de mi cuarto huyente.

Y un aeroplano azul lo penetraba,
en la noche viniendo y en puntillas,
fosforescente y tímido asomado.**

**de Mascarilla y trébol, 1938.

3.
déjame

No pensaré otra vez del mismo modo;
déjame andar, déjame andar a curvas;
contradicción contradicción es todo.

No hay más verdad que remover la vida...
déjame andar con la esperanza suelta,
yo picaré toda verdad sabida.

Déjame corretear como los vientos;
del mismo pensamiento que me canse
yo sacaré los nuevos pensamientos.

Deja que viva y que el error me doble,
bello es errar y confesar el yerro;
virtud que no se prueba no es la noble.

Oh, no quiera trocarme en una estatua,
el alma anquilosada en una idea,
anquilosada en una idea fatua.

Déjame andar, correr, moverme libre:
llore, blasfeme, rece, cante, ría,
sucumba, implore, me desmaye o vibre.

Deja que a mi designio me someta,
oh tú, feliz, que por las calles pasas...
¡Ya habré de estarme para siempre quieta!***

***Poesía no publicada en libro.

De Alfonsina Storni, Tomo I, Poesía, ensayo, periodismo, teatro, Editorial Losada, Buenos Aires, 1999.

«Nuestro progreso material asombra a propios y extraños. Hemos construido urbes inmensas. Centenares de millones de cabezas de ganado pacen en la inmensurable planicie argentina, la más fecunda de la tierra; pero frecuentemente subordinamos los valores del espíritu a los valores utilitarios y no hemos conseguido, con toda nuestra riqueza, crear una atmósfera propicia donde puede prosperar esa planta delicada que es un poeta». Palabras de Alfredo Palacios, noviembre 1938.

Alfonsina Storni nació el 29 de mayo de 1892 en Sala Capriasca. Murió en la ciudad de Mar del Plata, el 23 de octubre de 1938.