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martes, julio 02, 2013

ignacio uranga. un cordaje tiembla...



***

un cordaje tiembla sin unirnos de mi mano a vos:
decía: nocturno el coche que a lo lejos ya silencia:
retales tuyos, luego, instintivos sobrevienen desde
algo como el fondo enorme de mis ojos arrasados:
imaginaria, segmenta en cuatro cuadrantes la media
interincisal, línea de referencia y entender que hay:
2.2: amalgamas de plata: 2.1: desadaptada prótesis:
1.4: agenesia: partículas adherentes en hemiarcada:
nicotina, cuerpos cetónicos: de esta sinécdoque nada
fue percibida: un semicírculo, apretados los labios
retazos de infancia en el gesto, hacia abajo: honestas
brilladas de sol, caían, como signos pasibles de leerse
materialmente cifrando el amor en forma de gotas y
lo triste, desde el claro abrasivo de los ojos, los tuyos
aunque también los míos ahí leyendo eso inobjetable:
el agua al banco brillado ahora de luz solar, en el
que no estás ni estoy: caía, cada una, en duele, me
está doliendo: la forma, el lento desplazarse al fin
dando en lo rígido, la nítida imperfección, Clara, de
tu rostro hermoso construyendo en decir la opacidad
del corazón: duele, me está doliendo: cancelaba esa agua
la existencia, la suya, pero también la nuestra: nosotros
que no se pudo, contra un banco en el que urdimos algo
que decir, cuando jamás pensamos qué y dijimos demasiado:

Ignacio Uranga, Bahía Blanca, 1982
de Materna
imagen de Anne Arden McDonald, en Anne Arden McDonald

miércoles, diciembre 05, 2012

ignacio uranga. apágase, están diciendo...




apágase, están diciendo, su voz, la voz, su voz
en la biosfera de esta tierra, la estratosfera bajo:
y no habrá apague alguno acaso acerca de su voz
de aquí en más: nada cambiará en la tierra ni aún
quien sufrió el cantado apague en Manhattan Lower:
estábase en su propia cama al punto Allen, satelital
su voz diciendo al mundo es de Allen esta voz, desde
Manhattan Lower, previo a “las olas rompen” o is dying:
su voz satelital en noches tardas se expandía sin horario
a lo ancho, lo largo: es de Allen, sí, esta voz, desde Lower
Manhattan, donde la cama, su cama, cuidados intensivos
en potencial dice el suceso a venir, satelital les dice desde
una cama en Manhattan Lower lo que ha de suceder a Allen
a esa voz que dice ser desde la cama de Manhattan Lower
Allen, la voz de Allen en su cama de Manhattan Lower con
cuidados intensivos: luego el sýmpathos, tal cual la bella
Grecia antigua, altas la marea y las aves lloran, rómpese
con furia un oleaje, enorme azotando el embarcadero:
Allen, satelital su voz, la voz, dice es Allen esta voz
al punto alguien lee llanto de caballos donde el mar
expresa el griego sýmpathos en profética furia sibilante:
en el caso no hay la prometida por la fe piedad ansiada
no está en la escena nada que su alcance haga algo: hay
en cambio esto: como siempre pinos arrancados a la fecha
bajo luces mercantiles que ensuciando cielan de una nieve
que artificial no cae en su caer ni trae paz de nochebuena
sino que plégase el fulgor en tonos varios a graves capitales:
International Sears hoy anuncia “Christmas with Sears” más
porcentaje del veinte relativo a descuentos y celébrese con
International Sears la breve mercantil de paz por sustitutos
que canten a la fecha alabanzas con motivos de una suerte
de algo como un santo desde el Polo Norte abajado o Belén:
refugiado de vergüenza fue al vientre de una anónima María
convencido todo fue un error, a la oscura del alma otra vez:
tal cual el caso acá: “Christmas with Sears” estamos invitados
al veinte el porcentaje de ofertas que nos cielan con fulgores
el nuestro éter expropiado cada día, tal cual el prometido pan
sobrepasa el ayuno involuntario al cordero aún en “Christmas”:
“Celebrate with Sears” artificial al modo de nevisca sin caer
que muéstranos el sino de su no caer en forma de exudación
transversal en la biosfera con desechos a cubrir, dada a respirar
tal como un obsequio en este breve impasse de nochebuena
petroquímico polo no del norte sino acá, en la bahía, blanca
en remotos tiempos, cuando hubo el obsequio y no era cáncer.

Ignacio Uranga, Bahía Blanca, 1982
de Materna, Inédito


jueves, junio 16, 2011

ignacio uranga. no diré... y otros poemas


***

no diré: fluye suave hasta que mi canto finalice
ni veo el muro de Saint Magnus Martyr ostentar
su esplendor de blanco y oro jónicos: esto no es
el dulce Támesis: es Bahía Blanca, Buenos Aires:
una ría destruida por la zona petroquímica, y ahora
cáncer acá en los pulmones y asma en la infancia: da
la ría, sí, a la mar, pero ella misma también es el morir


***

tanto a lo real como al engaño, abiertamente receptivo:
detrás de la enramada ella: de blanco a media noche gira
de pies en punta, como si el fondo se mezclara: sonríe
va hacia el precipicio a pocos metros: es sin serlo: algo
en la mirada, el modo delicado: repito: iba yo embestido
por la fronda húmeda del trópico, sin embargo: era fuego
esa lluvia sulfurosa: el sol cayendo de a pedazos: repito:
se acercaba a la caída y era otra siendo ella: diseminaba
oscuros puntos sobre el aire y se alejaba: de sus manos
volaba al mundo esa horda negra: sin haber caído, a media
madrugada irrumpe un grito, devolviéndonos a otra faz:
Caroline diciendo: era vertical el mar inmenso y se venía:
– a lo largo de los años en sueños cada noche se repite –
un oleaje indetenible arrasaba en oscuro plenilunio, una
catástrofe masiva: ese mar que me llevaba y vos aparecías
entre paredes blancas diciendo de rodillas algo como “cáncer”


***

el sistema nervioso central no está desarrollado todavía:
todo es un estímulo, entonces: los cambios de luces, un
ruido cualquiera: lleva tiempo ese, como todo amor: baja
las defensas por las horas de descanso interrumpidas: abre
cada tres o cuatro horas sus pequeños ojos, así en la noche
como en el día: es constante la demanda: el calor y la sonrisa
de la madre: ha salido, ha visto luz no hace mucho: sólo espera
estar en brazos que lo cuiden cuando duerme: a deseo pleno
fue alojado con cuidados intensivos en la zona uterina: afuera
era fabricado internamente de modos sucesivos y cambiantes:
no otra cosa que llanto inicial lo que se esperaba: pero hubo la
desdicha, el desencuentro de las partes: acabarían libertades y
la estética del cuerpo se vería vulnerada: era entonces sólo un
sueño gastado en demasía: uno trabajaba insistiendo en pos de
bajarlo de lo onírico para traerlo hasta ellos: pero ella decidió
que no acaeciera, rasparlo todo en pastillas de una toma: es ahora
sólo parte del pasado de una de las partes: no más que una organo-
génesis arrancada a destajo, dejando dónde, dónde lo que antes
la habitaba: al despertarse: un aspersor frente a la camilla y un
hornillo: olor aséptico en la sala, manchas en los guantes sobre la
bandeja, y una bolsa en la que resulta extraño quepa una vida

Ignacio Uranga, Bahía Blanca, 1982
de Ramalaje, Inéditos
imagen de página de medicina