Los planteamientos que hacen depender de la respectividad a la muerte de la comprensión más amplia de lo real abocan el juicio sobre la existencia a la arbitrariedad y a la depreciación. Sin embargo, la orientación a la "vida buena", en el sentido ético en que la expresión se usa desde Aristóteles, tiene una de sus condiciones irrenunciables en la consideración de la muerte, una vez reintegrada -al menos en las dos figuras sobre las que en estas páginas desemboca la reflexión- al permanente sentirse cada uno desbordado y expuesto en el "pólemos" sin el que no se sostiene el equilibrio del mundo
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