Aunque no contaban con garras afiladas ni grandes colmillo, nuestros primeros antepasados demostraron una sorprendente capacidad de adaptación y supervivencia, desarrollando herramientas que les permitieron consumir restos de animales de todo tipo, en competencia con depredadores tan formidables como Pachycrocuta brevirostris, una hiena gigante que dominó Europa durante el Pleistoceno inferior. Desde aquí se invita al lector a asomarse a una ventana única para observar un episodio de esta historia. conservado en el yacimiento de Fuente Nueva-3, donde hienas y humanos rivalizaron por el cadáver de una elefanta en un paisaje marcado por el peligro de las arenas movedizas.
© 2001-2025 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados