La violencia contra las mujeres sigue muy presente en las sociedades del siglo xxi a pesar de los avances que se presuponen conseguidos. La violencia sexual genera una alarma social abrupta que no se traduce en acciones de prevención e intervención efectivas. Asimismo, el populismo que impregna la política criminal, condiciona y eclipsa el fin del movimiento feminista, esto es, la erradicación de la opresión de la mujer. De este modo, con la voluntad de aportar medidas y acciones eficientes, desde un punto de vista criminológico y feminista, se propone una guía de recomendaciones para la buena praxis en la prevención, detección e intervención en violencias sexuales grupales en los contextos de ocio nocturno; puesto que la literatura al respecto aporta indicios suficientes como para identificarlo como un factor de riesgo.
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