Manuel Martín Algarra, Jordi Rodríguez Virgili
, Marta Torregrosa Puig
Este capítulo propone reconsiderar la comunicación como fundamento de la vida social para afrontar la desinformación y la posverdad, fenómenos que amenazan los cimientos de las democracias contemporáneas. Frente a la hegemonía del paradigma de la transmisión —centrado en la eficacia persuasiva y en la comunicación como proceso lineal—, se plantea recuperar el paradigma de la integración, que concibe la comunicación como base constitutiva de la vida social. Desde esta perspectiva, la comunicación no solo permite la convivencia, sino que la genera, hace posible la formación de comunidad y de instituciones democráticas. Para combatir la desinformación se deben comenzar por definir qué es realmente la comunicación, no solo cómo funciona. En lugar de considerar la comunicación como herramienta de influencia y persuasión, se defiende su carácter dialógico, anclado en la experiencia compartida y en la referencia común a la realidad. El artículo ofrece una crítica al cientificismo reduccionista en las ciencias sociales y plantea la necesidad de marcos teóricos complementarios. Esta aproximación busca superar las limitaciones intelectuales del enfoque dominante por una ciencia de la comunicación capaz de comprender, diagnosticar y regenerar las patologías sociales actuales, entre ellas la desinformación y la erosión de la confianza pública.
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