El "sacco" de Roma es una manifestación fáustica de los fermentos paganos de violencia y soberbia que nacían bajo apariencias del clasicismo estético y político en el fondo del Renacimiento. Los poderes se enfrentan: sin poder temporal la Iglesia romana de ningún modo hubiera podido defender, en un mundo caótico y feudal o absolutista, su libertad y sus derechos, que constituyen el acervo de la libertad y los derechos de cada ciudadano de la Cristiandad. Sin embargo, el "sacco" muestra cómo el Príncipe pudo encarnar, por sobre de ciertas circunstancias, el poder de las tinieblas y cómo el Pastor, desbordado y desplazando la subsidiariedad de su reino temporal, pudo desnaturalizar su misión sagrada. Uno explicación elemental de este acontecimiento tremendo de que fue escenario Roma en 1527, es que Carlos V, en tanto que Emperador del Sacro Imperio Romano-Germánico, heredó el primer papel en el drama de las viejas querellas entre el Papado y el Imperio.
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