El teatro británico contemporáneo de las tres últimas décadas (1990-2020) presenta renovadas tendencias y la obra de la hacedora teatral e investigadora Anna Furse abre una vía de acceso interesante a nuevas configuraciones de lo teatral tanto en la escena como en la página. Ya la última década del siglo XX evidenciaba signos de ruptura con formas de entender lo teatral y adentrándonos en el primer cuarto del siglo XXI podemos sostener que la complejización de la escena es un rasgo que ha continuado en evolución en tal sentido. Si bien el teatro ha sabido desde sus inicios conjugar distintos lenguajes, las puestas contemporáneas resaltan las convergencias de lenguajes como lo coreográfico, lo sonoro, la digitalización de la imagen entrelazando palabra y movimiento. Estas emergentes propuestas nos invitan a repensar el estatuto del texto y lo teatral en sus múltiples posibilidades: texto dramático, texto de puesta, puesta en página. Es significativo el rasgo de lo político en formas teatrales que interpelan a partir de las relaciones que se tejen entre documento, memoria y teatro. La presencia del documento histórico en el teatro, rasgo recurrente y explícito en la obra de Furse y particularmente relevante en Shocks (2018), ha tendido a exponer relaciones entre (in)visibilidades, silenciamiento-voz, opresión-resistencia que se entretejen a través del tratamiento de material de archivo.
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