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Prevención de la infección en el paciente inmunodeprimido

  • Autores: Carlos Solano Vercet
  • Localización: Revisiones en cáncer, ISSN 0213-8573, Vol. 19, Nº. 2, 2005 (Ejemplar dedicado a: El paciente inmunocomprometido), págs. 64-79
  • Idioma: español
  • Texto completo no disponible (Saber más ...)
  • Resumen
    • La infección es la complicación más frecuente en el paciente inmunodeprimido (ID) con cáncer. Es importante conocer los factores de riesgo de infección en cada paciente con el fin de determinar qué pacientes deben recibir profilaxis de la infección y en qué debe consistir. Los factores más importantes incluyen la rotura de las barreras anatómicas del organismo provocada por la mucositis o las técnicas diagnósticas o terapéuticas, la neutropenia y las alteraciones de la inmunidad celular o humoral. Los microorganismos responsables son variados. En el paciente neutropénico predominan las infecciones bacterianas, especialmente por gérmenes gram positivos, sin embargo, las infecciones fúngicas están aumentando su frecuencia en los últimos años, hasta constituir actualmente el 9-10% del total.

      La prevención de la infección en el paciente ID, debe ir dirigida a minimizar en lo posible estos factores, intentando reducir la adquisición de patógenos nosocomiales mediante medidas de aislamiento infeccioso más o menos intensas y en ciertas ocasiones, reducir el volumen de la flora endógena mediante quimioprofilaxis. La mayor parte de estas medidas tienen utilidad exclusivamente en el paciente con mayor riesgo de infección bacteriana o fúngica como son aquellos con neutropenia profunda y de larga duración.

      De todas las medidas de higiene, la de mayor impacto es el correcto lavado y la aplicación de una solución antiséptica de manos del paciente, familiares y personal sanitario. También tiene utilidad el uso de dieta baja en gérmenes a base de alimentos cocinados y frutas frescas y vegetales que puedan ser pelados, y una correcta manipulación y cuidado del catéter venoso central.

      Los problemas derivados del uso de quinolonas (incremento de infecciones por bacilos gramnegativos resistentes, predisposición a la infección de grampositivos), junto con la falta de impacto sobre la mortalidad infecciosa, ha motivado que en general no se recomiende su utilización como profilaxis en todos los pacientes neutropénicos.

      El uso profiláctico de fluconazol está indicado en pacientes sometidos a TPH alogénico o autólogo en el que sea previsible neutropenia prolongada o una mucositis intensa o que hayan recibido recientemente fludarabina o 2-CdA y en pacientes con leucemia aguda mieloide en tratamiento de inducción a la remisión.

      La infección es la complicación más frecuente en el paciente inmunodeprimido (ID) con cáncer. Es importante conocer los factores de riesgo de infección en cada paciente con el fin de determinar qué pacientes deben recibir profilaxis de la infección y en qué debe consistir. Los factores más importantes incluyen la rotura de las barreras anatómicas del organismo provocada por la mucositis o las técnicas diagnósticas o terapéuticas, la neutropenia y las alteraciones de la inmunidad celular o humoral. Los microorganismos responsables son variados. En el paciente neutropénico predominan las infecciones bacterianas, especialmente por gérmenes gram positivos, sin embargo, las infecciones fúngicas están aumentando su frecuencia en los últimos años, hasta constituir actualmente el 9-10% del total.

      La prevención de la infección en el paciente ID, debe ir dirigida a minimizar en lo posible estos factores, intentando reducir la adquisición de patógenos nosocomiales mediante medidas de aislamiento infeccioso más o menos intensas y en ciertas ocasiones, reducir el volumen de la flora endógena mediante quimioprofilaxis. La mayor parte de estas medidas tienen utilidad exclusivamente en el paciente con mayor riesgo de infección bacteriana o fúngica como son aquellos con neutropenia profunda y de larga duración.

      De todas las medidas de higiene, la de mayor impacto es el correcto lavado y la aplicación de una solución antiséptica de manos del paciente, familiares y personal sanitario. También tiene utilidad el uso de dieta baja en gérmenes a base de alimentos cocinados y frutas frescas y vegetales que puedan ser pelados, y una correcta manipulación y cuidado del catéter venoso central.

      Los problemas derivados del uso de quinolonas (incremento de infecciones por bacilos gramnegativos resistentes, predisposición a la infección de grampositivos), junto con la falta de impacto sobre la mortalidad infecciosa, ha motivado que en general no se recomiende su utilización como profilaxis en todos los pacientes neutropénicos.

      El uso profiláctico de fluconazol está indicado en pacientes sometidos a TPH alogénico o autólogo en el que sea previsible neutropenia prolongada o una mucositis intensa o que hayan recibido recientemente fludarabina o 2-CdA y en pacientes con leucemia aguda mieloide en tratamiento de inducción a la remisión.


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