La formación permanente del profesorado puede surgir a partir de distintas vías y abordarse igualmente desde distintas modalidades formativas: autoformación, formación semipresencial, teleformación, creación de redes, etc.
Todas ellas pueden formar parte de un itinerario formativo que ayude a los centros a cuestionarse y plantearse cada día nuevas y mejores prácticas educativas. Pero si partimos de la cooperación, del trabajo conjunto de distintos profesionales de un mismo centro educativo puede surgir una riqueza formativa mayor, sin olvidar la necesidad de retroalimentarse con propuestas que llegan desde fuera del centro para evitar caer en una formación endogámica.
En esta comunicación pretendo mostrar la importancia de la formación de distintos profesionales de un mismo centro con un objetivo común independientemente del área o materia educativa que se trate. Hay interesantes experiencias educativas de algunos centros trabajando en esta línea, pero es importante determinar cómo podemos provocar en los centros desde nuestra función de formadores la necesidad de este tipo de formación y qué itinerario formativo puede ser el más adecuado.
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