Hace ahora 1600 años, los visigodos arrasaron Roma. Durante ocho siglos nadie había logrado tomar la Ciudad Eterna, y por eso el saqueo tuvo un enorme impacto psicológico: la gran urbe había dejado de ser inexpugnable. Hubo, sin duda, un antes y un después a partir de ese 24 de agosto del año 410.
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