Tanto el Gobierno de Rajoy como el de Mas llevan dos años ejerciendo el poder sin cortapisas. Ambos mandatarios han optado por políticas que llevan a una devaluación interna que tiene efectos demoledores en toda España y que ha dado alas a la desafección contra las instituciones. Para protegerse de la cólera popular la Generalitat ha colgado el sambenito al Gobierno central y, a su vez, ha lanzado toda una batería de órdagos que han empujado hacia el independentismo. Ambos Gobiernos, el central y el catalán, se retroalimentan y se esfuerzan en controlar el pasado para así escribir un guión que esté al servicio de su futuro.
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