La estructura de la modernidad, en general, está al servicio de una nueva concepción espacial fluida y continua, condensada en torno al concepto de �planta libre�. Sin embargo, la riqueza y complejidad de articulación que adquieren las plantas, no se observa en la sección de los edificios, especialmente si se trata de rascacielos. El principio de crecimiento por superposición de plantas iguales y el carácter utilitario de la estructura en esta tipología, anularon su carácter iconográfico y su integración espacial. Frank Lloyd Wright, de modo natural, desarrolla una estructura para sus escasos rascacielos que integra espacio y forma, superando así tanto la simplificación funcional de la Escuela de Chicago, como el valor iconográfico de las experiencias europeas.
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