Ya los filósofos presocráticos, seis siglos antes de Cristo, habían intuído la esfericidad de nuestro planeta. Aristóteles la confirmó dos siglos después por simples razones de estética. Razonó así: "El cuerpo sólido más bello es la esfera. Es también el más armonioso. Así pues, nuestro Mundo deber ser esférico."
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