La evaluación universitaria varía considerablemente de unos países a otros, con diferentes expectativas sobre estándares y niveles, sobre qué son las buenas prácticas de evaluación y sobre los auténticos propósitos de la evaluación, así como la terminología especializada que se usa y qué prácticas se consideran aceptables. La gama de métodos y enfoques que se utilizan es igualmente muy variada, al igual que las expectativas sobre cómo debe darse y utilizarse la retroalimentación. Los sistemas de evaluación son administrados en diferentes formas a nivel mundial y no hay un acuerdo sobre qué es una buena conducta académica. El artículo plantea que tanto los académicos como los estudiantes pueden beneficiarse de orientación y formación sobre evaluación, y aboga por el diálogo sobre la manera de mejorar la evaluación, de modo que esté verdaderamente integrada en el proceso de aprendizaje
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