La práctica medieval basada en poblar los avances territoriales cristianos a costa de los musulmanes, con el asentamiento masivo de repobladores para consolidar las tierras conquistadas, experimentó en Andalucía variantes y fórmulas propias. Ya fuese en el ámbito occidental, tras la batalla de las Navas de Tolosa (1212) u oriental, a partir de la conquista del Reino de Granada en 1492, las repoblaciones determinaron una nueva sociedad semejante a la de procedencia, no sólo en la categorización estamentaria -con una minoría privilegiada y masa no privilegiada-, sino en sus configuraciones (políticas, socio-económicas y culturales), considerándose la base estructural del desarrollo histórico andaluz.
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