Desde sus inicios el cine asombró a grandes y chicos, la fantasía que embriaga le permitió ganarse el apodo de mágico. Para la mayoría de los espectadores, la magia del cine se vive con desenfado, es un regalo de Dios. El Rey se dedica a gobernar, el cantante a cantar, el cinéfilo a reír y a llorar, sin cuestionarse ¿por qué?. Este trabajo busca conocer las motivaciones que tienen los adultos mayores para apasionarse por las películas. Recorre un conjunto de experiencias vividas en el Club de Cine para adultos mayores en la Universidad de Costa Rica y concluye que el factor más importante para la apreciación de una película es la cultura cinematográfica de cada persona y como, esta cultura, fortalece en cada una de las personas el sentido de su vida.
© 2001-2025 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados