Varios países realizan ya o han propuesto imponer la castración para los pederastas recidivistas y/o crear centros especiales para su tratamiento en aislamiento después de que purguen su pena. Estas medidas plantean dudas sobre su eficacia para reducir tales delitos y sobre su impacto sobre los Derechos Humanos. En cualquier caso, un celo excesivo a la hora de impedir un perjuicio causado a un tercero puede llevar a la utilización de ciertas medidas de protección (reclusión o hospitalización excesivamente prolongada, notificación al vecindario de la presencia entre ellos de un abusador, etc. ) que, representan una pérdida de libertad para el paciente. Lamentablemente el dilema es muy difícil de resolver y le corresponde a la Sociedad (no a los psiquiatras) enfrentarse a su solución menos traumática.
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