El presente texto analiza el impacto logrado en los movimientos sociales latinoamericanos desde la acción artística alrededor de las vivencias de la violencia y la experimentación en el espacio público de diferentes performances, enfocándome en tres casos específicos: Bordamos por la Paz (México), Chalina de la Esperanza (Perú) y Costurero de la Memoria (Colombia). Dichos movimientos tienen como común denominador la denuncia social a través de acciones colectivas marcadas por un carácter socio-político, cuyo medio de expresión y visibilización se hace patente mediante la técnica del bordado y de los tejidos que, al llevarse a cabo como experiencias continuas, repetidas y planeadas estratégicamente, son capaces de crear sus propios saberes y definir políticas particulares, donde la vinculación y la relación entre la memoria individual y la colectiva sucede a través de un acto reconciliador, en tanto que resistencia que configura, además, una posibilidad, en este caso, para el recuerdo.
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