Como parte de su pretendida asociación estratégica, Rusia y China han establecido en los últimos años diversos programas de cooperación y acuerdos de suministro de petróleo y gas. De ese modo, Moscú dispondría de un cliente alternativo a la Unión Europea, y Pekín obtendría una fuente de suministro más próxima geográficamente para sus crecientes necesidades energéticas. Sin embargo, son muchas las limitaciones, tanto técnicas como políticas, que cuestionan la viabilidad de esta relación en el campo de la energía.
As part of their intended strategic partnership, Russia and China have established in the last years different cooperation programs and supply of oil and gas agreements. Thereby, Moscow would have an alternative client to the European Union, and Beijing would obtain a supply source closer geographically for its increasing energetic needs. Nevertheless, there are multiple constraints, both technical and political, which question the viability of this relation in the field of energy.
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