Varias son las discusiones sobre si la arqueología es una ciencia o si no, y de serlo, si es más o menos objetiva. No olvidemos que las ciencias, aun considerándolas lo más objetivas posibles siempre sirven a los intereses de ciertas perspectivas políticas.
Así pues, en las universidades, museos, y mass-media en general nos enseñan y presentan una arqueología a los servicios de los intereses políticos del momento, normalmente al servicio del poder, como cualquier otra ciencia, ninguna se salva.
Todas, sin importar si somos arqueólogas o no, aprendemos este discurso y lo reproducimos como verdad absoluta. Pero siempre hay gente al que esas teorías o prácticas no le encajan y es así como nacen otras arqueologías: arqueología feminista, arqueología de género, ecoarqueología, arqueología capitalista, arqueología anarquista, arqueología marxista, arqueología queer, arqueología contracorriente en general. Algunas de estas arqueologías conviven en armonía con las impuestas, otras actúan para cambiarlas o reformarlas, y otras pretenden destruirlas. Sea como fuere, estas arqueologías siempre son criticadas por academicistas decimonónicas diciendo que la arqueología no se puede politizar, que hacerlo es una aberración, cuando en realidad, ellas, como todas, hacemos arqueología política incline hacia el lado que se incline.
There are several arguments about whether archeology is a science or not, and if so, whether it is more or less objective. Let us don’t forget that the sciences, even considering them as objective as possible, always serve the interests of certain political perspectives. Thus, in universities, museums, and the massmedia in general, teach and show us an archeology to the services of the currently political interests, usually in the service of power, like any other science, none is saved. All of us, regardless of whether we are archaeologists or not, we learn this discourse and reproduce it as absolute truth. However, there are always people who can’t figure those theories or practices out and this is how other archeologies are born: feminist archeology, gender archeology, ecoarchaeology, capitalist archeology, anarchist archeology, marxist archeology, queer archeology, all in all backset archeology. Some of these archeologies coexist in harmony with imposed others, anothers act to change or reform them, and others want to destroy them. Anyway, these archeologies are always criticized by nineteenth-century-mental academics who say that archeology can not be politicized, when in fact, they, like all of us, do political archeology regardless of their ideology.
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