No es posible acceder al acontecer del Dios que acontece sin una distancia. Dios se hace carne y, justamente, en esta encarnación que es acercamiento, introduce una distancia con el hombre para manifestar su diferencia. Sólo un pensar contemplativo respeta esta distancia para acceder a la diferencia impensada del acontecer de Dios. Por el contrario, el intento siempre soberbio de poseer lo divino acaba reduciendo la experiencia del acontecer del Dios que acontece a mero ídolo, y el pensar humano a un pensar posesivo -mero consumo-.
© 2001-2025 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados