Desde 1659 a 1715, la Casa de Aveiro vivió un período de crisis sucesoria que finalizó con dos sentencias a favor de doña Guadalupe de Lancáster reconociendo sus derechos. No obstante, el Consejo de Lisboa impuso como condición sine qua non residir en tierras lusas. La negativa de su esposo a concederle la licencia para pasar a Portugal, obligó a la Duquesa a escribir un memorial al Rey remitiendo también misivas a confesores y consejeros reales para que mediaran por ella y se leyese en las Juntas de Gobierno que, no obstante, nunca trató este asunto
From 1659 to 1715, the House of Aveiro experienced a period of succession crisis that ended with two sentences in favor of Mrs. Guadalupe de Lancáster recognizing their rights. However, the Council of Lisbon imposed as a condition sine qua non reside in Portuguese lands. The refusal of her husband to grant him the license to move to Portugal, forced the Duchess to write a memorial to the King also sending visions to confessors and royal advisers to mediate for her and be read in the Governing Boards that, however, He never addressed this issue.
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