El día a día lleva al técnico de una EDAR a velar por el equilibrio ecológico del micro-ecosistema que es el reactor biológico de una EDAR. Cualquier alteración exterior supone una respuesta interior que puede afectar al producto final, el agua depurada. Ante un desequilibrio que origine una proliferación excesiva de microorganismos filamentosos, es necesario actuar. Actualmente el problema radica en el diagnóstico de “la enfermedad” de la EDAR, en conocer con certeza qué organismo/ s filamentoso/s son los que se desarrollan y asociar estos desequilibrios con las causas que los generan. El objetivo de este estudio ha sido utilizar la técnica de hibridación “in situ” con sondas marcadas con fluorocromos (FISH) en muestras procedentes de estaciones de depuración urbanas. Los resultados demuestran que es posible una rápida e inequívoca respuesta que ayude en la toma de decisiones.
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