Barcelona, España
La concepción de las personas diagnosticadas con un trastorno mental y la asistencia ha ido evolucionando a lo largo de los años, desde una perspectiva dominada por la irracionalidad hasta la aparición del modelo social. Este concibe toda vida humana en las mismas condiciones de dignidad. Consecuentemente, la participación en la comunidad de las personas con trastornos mentales, se vuelve imprescindible, considerándose un paso previo para la aceptación de la diferencia. A pesar de esta concepción, desde el modelo de sociedad imperante, este hecho se relega a la esfera privada de la persona, convirtiéndose en un problema individual, en el que las necesidades comunes de las personas diagnosticadas con un trastorno mental se convierten en una carga familiar y social de esfuerzos y recursos. La tendencia de los sistemas de salud y protección es objetivar todo lo que sale de la norma con el fin de poder clasificar y controlar mediante la construcción de instituciones artificiales. El trabajo social se ha identificado como una disciplina preocupada por las situaciones de desigualdad social, condiciones que ha abordado mediante la intervención en las fisuras de los sistemas institucionales, que ha intentado paliar mediante el fomento del reconocimiento y la participación de las personas diagnosticadas con un trastorno mental. En la presente ponencia se pretende reflexionar en relación a la creación de los mecanismos de clasificación y control y el papel que desarrolla el trabajo social en estos procesos.
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