Los rasgos proféticos de la persona y del mensaje de Jesús no sólo son evidentes a través de los textos evangélicos, sino de los más atractivos para muchos contemporáneos. Sin embargo, las afirmaciones del Nuevo Testamento sobre el tema son más ricas y complejas de lo que parecen a primera vista. Para muchos contemporáneos, Jesús fue simplemente un profeta. Para otros, especialmente entre sus seguidores, fue el profeta anunciado y esperado de los últimos tiempos. Pero Jesús es también, sobre todo, más que un profeta.
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