Nockleby (2000) define el discurso de odio como cualquier comunicación quemenosprecie a una persona o un grupo por motivos de raza, color, etnia, género,orientación sexual, nacionalidad, religión o cualquier otra característica. La retóricanacionalista y populista a menudo usa discursos de odio para cautivar a sus votantes.Esto fue visto, por ejemplo, en la elección de Trump en los Estados Unidos (2016) yde Bolsonaro en Brasil (2018).Cada vez más presente en campañas electorales en todo el mundo, el discurso deodio ha tomado el lugar del respeto y de la proposición de proyectos políticos. Existeuna creciente necesidad de discutir maneras de minimizar los efectos de ladiseminación viral de mensajes que distorsionan los hechos, discursos de odio y(des)información con la finalidad de falsificación política. Portugal ha sido percibidocomo una "excepción" política en medio de la progresiva onda extremista mundial. Sinembargo, en las elecciones legislativas portuguesas de 2019, CHEGA, un partidopopulista y nacionalista recientemente creado, en febrero del mismo año, logró elegiren octubre a un solo diputado, André Ventura, basado en el discurso de odio. ParaDaligaut (2020), las posiciones controvertidas y la retórica virulenta que forman lapersonalidad política de Ventura ya le dan el sobrenombre de "carta de triunfoportuguesa" o "Bolsonaro Lusitano".Este texto, al analizar las publicaciones de Ventura en Twitter, profundiza en eldiscurso que cautivó a una parte del electorado portugués y cómo se llevó a cabo sucomunicación política. Se puede percibir que el ataque a las minorías étnicas –comolos gitanos– y a las cuestiones de género han convencido, en un período muy corto detiempo, a 66.448 votantes (1,3 % del total) a elegir una propuesta contra “el controldel pensamiento impuesto por la corrección política”.
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