Granada, España
La imagen de la filosofía entre el público no especializado suele asociarse a unimaginario recurrente: un proverbial aislamiento de un individuo circunspecto, y hastaoracular, ensimismado en transcendentales cuestiones perennes. En su versión másclaramente negativa ese imaginario evoca una actividad especulativa y absolutamenteexcéntrica sobre temas peregrinos o directamente sin respuesta, y por todo ello ociosa,sin avances y hasta obsoleta.Dejando a un lado la valoración de ambos imaginarios extremos, lo cierto es queapuntan a un hecho: la evidente distancia entre la producción filosófica y su incidenciasocial. Este trabajo se centra, sin embargo, en una cuestión sobre la filosofía comocomunicación especializada que es previa a esa distancia pero que no cabe infravalorar:la especificidad de la filosofía como actividad intelectual.Arthur Schopenhauer y María Zambrano son dos de los autores que abordaronen profundidad qué significa e implica trabajar con conceptos filosóficos. Partiendo dela metodología propia de la disciplina filosófica, este trabajo tiene como objetivoanalizar las aportaciones de ambos pensadores especialmente sensibles a esta cuestión.Sus análisis arrojan dos conclusiones generales:1) La naturaleza trágica de la actividad filosófica como comunicaciónespecializada que discurre entre lo necesario y lo imposible, especialmenteen la traducción de la intuición al concepto filosófico.2) Esa misma naturaleza hostil, que en principio indicaría impotencia, permiteredescubrir y reivindicar una racionalidad más amplia y plural.3) La importancia de la racionalidad mediadora para crear espacios deencuentro intelectual y disciplinar más inclusivos y dialógicos.
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