Salamanca, España
En México, el trabajo doméstico, remunerado o no, es un símbolo de la cultura de do-minación sobre la mujer. Más de una tercera parte de las mujeres que desempeñan trabajo doméstico tienen estatus de migrante y de indígena. Al intersectarse se forma un trinomio que ha sido discriminado sistemática e institucionalmente: ser mujer, ser migrante y ser indígena. En este artículo proponemos un modelo para analizar el trabajo doméstico de las mujeres indígenas migrantes a través de mecanismos de protección como el Pacto Mundial de Migraciones y el Convenio 189. Los resultados muestran que, a pesar de las políticas bienintencionadas por parte del Estado mexicano, el trinomio mujer-migrante-indígena sigue siendo uno de los más discriminados y protegidos en el país.
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