Madrid, España
“¡Compañeros, no hay que mirar al mar!”. Esa fue la consigna que lanzó el periodista y militante socialista Javier Bueno desde las páginas del diario Avance, publicación que había vuelto a dirigir tras dejar el cargo para combatir con las milicias republicanas en el frente asturiano. El dramatismo de sus palabras no era caprichoso. Bueno buscaba poner negro sobre blanco la situación a la que se enfrentaban las fuerzas gubernamentales en el norte: la resistencia o la aniquilación. La cruda realidad que dibujaban las palabras de Javier Bueno, la de unas fuerzas asturianas encerradas entre un mar hostil por el que no podían escapar y un enemigo que las rodeaba por tres frentes y las superaba en una proporción de más de 4 a 1 –33 000 insurgentes frente a 7500 efectivos gubernamentales–, tenía también que ver con el recuerdo que los episodios de octubre de 1934 habían dejado en la región.
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