Carlos V vio en la Cosmografía, y concretamente en la Cartografía, un poderoso medio que debía ponerse al servicio de la Corona. Así sucedió con la producción cartográfica de los Países Bajos, gracias a los trabajos de un selecto grupo formado en Lovaina, cuyas figuras clave fueron Deventer, Frisius y Mercator. A ellos y al Emperador, con su apoyo, se debe el merecido protagonismo que cobró a partir de entonces el quehacer cartográfico. El rey Carlos siempre mostró interés por las Ciencias Geográficas y por la instrumentación matemática afín. Los numerosos encargos que realizó posibilitaron su conocimiento de la materia a través de la amistad que llegó a entablar con Mercator y sobre todo con Frisius
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