Trabajos para restablecer la continuidad fluvial en la cuenca del Bidasoa. De las primeras escalas de peces al proyecto Life Irekibai

• Autores: Luis Sanz Azcárate, César Pérez Martín, Nekane Vizcay Urrutia, José Ardaiz Ganuza, Eva Zaragüeta Arrizabalaga
• Localización: X Congresso Ibérico de Gestão e Planeamento da Água: 20 Anos de continuidade de uma nova cultura da água. Fluxos de água, fluxos de vida / João Luís Mendes Pedroso de Lima (ed. lit.), Francesc La Roca Cervigón (ed. lit.), 2018, ISBN 978-84-944788-5-7, págs. 1-11
• Idioma: español
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  • Presas, azudes y otros obstáculos transversales al cauce crean barreras en nuestros ríos que impiden su funcionamiento natural. Como consecuencia, los ecosistemas se alteran. La fragmentación que presentan los ríos en la península ibérica es un tema clave para la conservación de los ecosistemas acuáticos. En el caso de los ríos cantábricos es una de las principales amenazas para la conservación de sus especies y hábitats. En la cuenca del Bidasoa en Navarra han llegado a existir más de 170 presas y azudes en una superficie vertiente de unos 675 km2.Desde el Gobierno de Navarra, de forma coordinada con otras administraciones implicadas, se ha asumido como una importante línea de actuación el restablecimiento de la continuidad fluvial mediante la eliminación de esos obstáculos en el caso de que sea posible, o al menos en que presenten medidas correctoras eficaces que aseguren su franqueabilidad por el mayor número de especies posibles. Se comenzó con la construcción de escalas para peces a principios de los 90, a los que siguieron los primeros derribos de presas. En la actualidad, a través del proyecto LIFE IREKIBAI se sigue trabajando en esta línea, y se han eliminado 2 de los 3 primeros obstáculos que las especies que migran desde el mar encuentran al remontar el río Bidasoa. Los datos históricos nos indican que a pesar de los importantes esfuerzos realizados en esta cuenca, el restablecimiento de la continuidad fluvial es un trabajo a medio y largo plazo que es ineludible si queremos mejorar el estado de conservación de diversas especies. Este hecho es especialmente constatable en los peces diadromos como el salmón atlántico, la lamprea marina o el sábalo (entre otras), mucho más sensibles a la fragmentación existente en nuestros ríos.