Existe al parecer un consenso en afirmar que el “corporativismo” fue uno de los rasgos dominantes del sistema político mexicano durante el siglo XX. Sin embargo, este término nunca correspondió realmente con el lenguaje conceptual de los fundadores del partido hegemónico, quienes asociaban el “Estado corporativo” con el fascismo y el catolicismo. Este artículo demuestra que el supuesto corporativismo mexicano tuvo otro nombre y otra genealogía intelectual. La referencia matriz fue la “democracia funcional”, concepto inventado por José Ingenieros a partir de un análisis de la revolución soviética. Mediante la reconstrucción de su circulación trasnacional, este trabajo muestra como dicho concepto irrigó los discursos de las izquierdas latinoamericanas. En México, la “democracia funcional” se convirtió en el ideal de los partidos políticos de las décadas de 1910 y 1920 hasta ser consagrada en los estatutos del PRM.
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