El sacerdote ha de vestir de modo que sea fácilmente reconocible "su pertenencia a Dios y a la Iglesia". El celibato es "perpetuo para los candidatos a la ordenación sacerdotal en el rito latino". Los curas deberán evitar "la tentación democrática", rehusando militar en partidos políticos y sindicatos. No deben frecuentar lugares, espectáculos o lecturas propios del clima de "exasperado permisivismo sexual" en que vivimos... Estas son algunas de las normas dictadas por el Papa a todos los sacerdotes del mundo, recogidas, junto a otras numerosísimas directrices prácticas, en una Carta y un Manual que han recibido el pasado Jueves Santo, y que comportan una especie de vademecum para el cura del año 2.000.
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