Carolina Alejandra Muñoz Mendoza
Un rasgo común a las actuales políticas sociales latinoamericanas es la inclusión de enfoques teórico-políticos como el de “protección social” que valida modelos de intervención ecológico-sistémicos que comprenden los problemas sociales desde una perspectiva compleja y multi-causal. Asimismo, el enfoque de “derechos” que releva la función política de las políticas sociales, como instrumentos garantes de derechos ciudadanos, desde los más básicos como la subsistencia, hasta los de participación ciudadana en la gestión de las propias políticas sociales.En la región ha existido un importante aumento del gasto social, con fuertes cuotas de inversión social directa y focalizada, como ocurre con las transferencias monetarias condicionadas. El otro tipo de inversión es “institucional indirecta”, pues no llega directamente a la población, pero se destinan a fortalecer la capacidad público-institucional para desplegar las políticas sociales y sus nuevos desafíos. Dentro de ello, destaca la crecienteinversión en evaluación, que en algunos países ha implicado la institucionalización de áreas, sistemas o mecanismos de evaluación “propios” del ámbito de las políticas sociales, que sedistinguen por tanto de los sistemas nacionales de evaluación. De esta manera y al igual como ocurre con la participación ciudadana, la evaluación de las políticas sociales es una variable crítica que los países gradualmente han decidido abordar.Como puede apreciarse, las políticas sociales no solo deben asumir los desafíos que en sí mismos implican los problemas “sustantivos” a los que se dirigen, sino que ahora además deben responsabilizarse por desplegar “procesos de gestión participativos”. Sobre esto, las evidencias indican que la participación se expresa predominantemente en la implementación y planificación, no existiendo aún claridad sobre el rol que tiene la ciudadanía dentro de la evaluación y cómo ello incide o no, en los resultados de las políticas.Desde el punto de vista de la evaluación en tanto, la discusión teórica también ha evolucionado, dado un giro importante desde las tendencias positivistas originales, hacia los enfoques de “cuarta generación” 4 que proponen una aproximación constructivista, que al igual como ocurre con el enfoque de derechos, releva la necesidad de incorporar a los sujetos o actores sociales . En el marco de esta corriente se han perfilado enfoques como Enligthmodel de Carol Weiss, Responsive evaluation de Robert Stake, Pluralista de Monier o Focused evaluation de Patton, todos los cuales ponen en el centro del análisis el desarrollo demétodos y herramientas que faciliten la participación de actores, aportes que resultan especialmente pertinentes para una evaluación con perspectiva ciudadana, como la que promueven las políticas sociales de la región.
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