La ermita de Gracia tiene su emplazamiento en la ladera de la Sierra de Esparteros de Morón de la Frontera (Sevilla), lugar donde se asienta desde el siglo XVII. El 5 de julio de 1621, el cabildo de Morón concedió licencia a los “cofrades de Nuestra Señora de Gracia” para que pudieran edificar un nuevo templo, que sustituiría a uno anterior enclavado junto al río Guadaíra. Este santuario ha atesorado numeroso patrimonio artístico a lo largo de los siglos: pinturas, esculturas, ajuar litúrgico (textil, orfebrería, mobiliario…). Nada de ello ha llegado hasta nuestros días, únicamente la valiosa imagen de la Virgen de Gracia, pues el patrimonio que posee actualmente es relativamente reciente. En esta intervención nos centraremos en el retablo de la ermita, analizando someramente la evolución estética y estructural que ha tenido hasta la mismísima actualidad.
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