En mayo de 1645, un grupo de frailes capuchinos procedentes de España e Italia desembarcaron en el puerto congoleño de Mpinda. A partir de ese momento y hasta el siglo xix, los capuchinos se extendieron y evangelizaron no solo a las poblaciones del reino del Congo, sino también a otros pueblos del África Central Occidental. Enviados por la Santa Congregación de Propaganda Fide, los misioneros capuchinos tuvieron que enfrentarse a un gran número de dificultades, siendo el mayor obstáculo la oposición de los padres de la Compañía de Jesús. Los jesuitas eran agentes del patronato regio portugués, lo que provocó que vieran a los recién llegados no solo como competidores, sino como agentes enemigos de su monarca y unos quintacolumnistas que habrían querido devolver a la autoridad de Felipe IV las posesiones portuguesas en Angola. Así pues, en la segunda mitad del siglo xvii, los enfrentamientos entre las dos órdenes fueron comunes y frecuentes las acusaciones. Asimismo, el presente escrito tiene por objetivo, no solo analizar el conflicto entre los capuchinos y los jesuitas en el África Central Occidental, sino también evaluar la veracidad de las catilinarias realizadas por los miembros de la Compañía de Jesús. Por eso se pretende analizar un conjunto de fuentes primarias y secundarias que permitirán aproximarse a una cuestión que lleva sin resolverse desde la década de los cuarenta del siglo xvii. Además, el estudio de este caso permite recordar que durante la restauración de Portugal existieron diferentes escenarios más allá de la península ibérica y participaron diferentes grupos que de forma voluntaria o involuntaria se vieron inmersos en el conflicto.
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