El libro de viajes alcanzó un período de esplendor a mediados del siglo XVIII hasta mitad del siglo siguiente. El contexto cultural de la Ilustración hizo posible este desarrollo al introducir nuevas consideraciones sobre los viajes. A lo largo del siglo, viajar se convirtió en una experiencia crucial en la educación de las clases acomodadas, y un bagaje cultural difícilmente sustituible. España no formaba parte del gran tour que realizaban los viajeros europeos en el siglo XVIII, pero el atraso y exotismo del país ofrecía un plus de interés para algunos de ellos, motivo suficiente para desviarse y recalar en él. Fue el caso del escritor Richard Wright.
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