En el antiguo Egipto existían dos percepciones distintas, pero complementarias, sobre el paso del tiempo: una cíclica, propia de un contexto religioso, y otra lineal, propia de un contexto laico o civil. Pero ambas percepciones implicaban una constante mirada hacia el pasado, bien por considerarlo un modelo a seguir en el presente, o bien por tomarlo como referencia para su superación irreversible. El uso político de la historia contribuyó a mantener vivo, a la vez que transformar, el pasado en el presente; como lo hizo la conveniencia personal en los relatos autobiográficos y basta en obras de ficción. Ante tanto recurso al pasado y a la historia, puede uno preguntarse por qué entonces no surgió en Egipto la historiografía. La respuesta pudiera estar en que la sociedad no la necesitaba, ya que precisamente vivía rodeada de textos históricos, dotados además de instrumentos propios de veracidad.
© 2001-2025 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados