José Remesal Rodríguez (coord.), Víctor Revilla Calvo (coord.), Juan Manuel Bermúdez Lorenzo (coord.)
Desde que se iniciaron los estudios cliométricos, el interés por encontrar fórmulas y modelos que nos ayuden a entender la historia, particularmente la historia económica y social, han atraído la atención de muchos investigadores. Desde nuestra perspectiva, hemos prestado particular atención al estudio de datos concretos, pues nos hemos centrado en el estudio de las ánforas que contuvieron alimentos, sobre todo vino, aceite y conservas de pescado y su epigrafía y, a través de ellas, estudiar la dirección de los intercambios entre las diversas regiones del imperio romano y el papel que el estado jugó en dichas relaciones, en última instancia, la relación entre política y economía. En las últimas décadas, en relación directa con el progreso de los estudios sobre tipologías cerámicas, se ha avanzado notablemente en el desarrollo de los procedimientos de cuantificación. Este interés se integra en una preocupación más amplia por la cultura material romana, en particular las vajillas y los contenedores de alimentos, como instrumento para profundizar en el conocimiento de las formas de producción, distribución y consumo de productos manufacturados y de alimentos líquidos o semilíquidos que tuvieron gran importancia en la dieta romana. Así mismo, y gracias a un mejor conocimiento arqueológico de ciertas regiones del Mediterráneo, la cuantificación se ha convertido en una herramienta fundamental en la construcción de modelos explicativos sobre la producción agrícola y artesanal, y sobre las estructuras de distribución y consumo. El objetivo último es mejorar el conocimiento de la organización y dinámicas de la economía romana y proponer, en consecuencia, un marco interpretativo para definir la naturaleza de la misma.
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