En la enfermedad producida por el SARS-Cov2 (COVID19) la afectación fundamental se produce en personas de edad avanzada, siendo éste el principal grupo de riesgo con mucha diferencia respecto a los demás grupos poblacionales. Además su mortalidad se incrementa de forma significativa entre aquellos pacientes que presentan factores de riesgo prexistentes: hipertensión, diabetes, otras enfermedades cardiovasculares, obesidad, nefropatía o cirrosis hepática1. La forma de transmisión es a través de macro (> 5 μm) y microgotas (< 5 μm de diámetro), que se liberan durante la tos, estornudos, conversación en voz alta o canto, en especial en ausencia de utilización de métodos de barrera (mascarillas) y en ambientes cerrados y con poca ventilación y distancia social. Existe un período de incubación medio de 5 días, durante el cual los pacientes pueden transmitir la enfermedad. Sin embargo, la forma de transmisión no es igual en todos los casos: existe cada vez mayor evidencia científica que en un 80% de los casos, la transmisión de produce con una R0 de 1 (es decir, cada paciente infectado contagia a una sola persona); mientras que en el 20% restante se produciría un contagio con una R0 muy superior; se trataría de pacientes superpropagadores, responsables de la expansión en brotes o clusters, característica de esta enfermedad
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