Según El nacimiento de la tragedia, el mundo en el que vive el hombre y el hombre mismo es una representación, una imagen, una ilusión, un sueño creado por la instancia metafísica del Uno-primordial. Esta creación es una creación artística que surge porque el Uno-primordial no deja de sufrir, y consiste en el ocultamiento de este sufrimiento. Así se aleja de su dolor, así se alivia, así se salva y se redime.
Análogamente, el hombre también es un ser sufriente, vive en un mundo indeseable, lleno de dolores y penurias, y necesita crearse sus ocultamientos, sus sueños, sus obras de arte. La tragedia redime al hombre con un éxito inaudito, además de redimir al Uno-primordial más de lo que el simple mundo le redime.
El movimiento tanto metafísico como físico, tanto del Uno-primordial como de todo hombre, es un movimiento que nace del dolor, de la huida de la propia condición, de la negación de la propia existencia. Por eso Nietzsche, en esta obra, da muestras de ser un perfecto romántico.
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