Partiendo del estudio del turismo como fenómeno social provisto de unas prácticas de consumo insertas en la estructura económica y el sistema de valores de nuestra sociedad, esta Tesis aborda la transformación del mercado turístico español de principios del siglo XXI y los discursos ídeológicos que han prevalecido sobre el viaje vacacional en el ciclo de bonanza y, después, durante la crisis económica; El foco de la investigación se ha puesto en la revolución de las TIC, como principal factor que ha propiciado, en un corto periodo de tiempo, cambios profundos en la producción y distribución de servicios turísticos, hasta llegar al entorno actual caracterizado por la aparición de nuevos intermédiarios digitales y el efecto de las compañías low cost. En ese proceso cambio, fue determinante el papel del Grupo Marsans, dentro de un sector de viajes en expansión a consecuencia de la burbuja inmobiliaria y el crédito bancario. Su agencia de viajes funcionó como punta de lanza del conglomerado empresarial que se desmoronó a partir de 2007 con la crisis del sector aéreo y el crash financiero, poniendo en marcha una serie de estrategias comerciales para prolongar su supervivencia que tuvieron incidencia en todo el sector turístico español y en las que se ha indagado a través del análisis de documentos corporativos y publicitarios. Las nuevas formas culturales de consumo y su coexistencia con otras respecto al tiempo libre vacacional se han analizado a través de la técnica del grupo de discusión. Las reuniones de grupo se llevaron a cabo en la etapa más díficil de la crisis económica (2012-2013) en un marco de austeridad impuesto desde instancias internacionales, reproducido por los responsables políticos en el gobierno y cada vez más cuestionado por una población empobrecida, castigada por el desempleo y los ajustes. Los discursos obtenidos reflejan importantes desigualdades entre grupos sociales en su adaptación a un contexto de drástica restricción presupuestaria y auge de la desintermediación en la organización del viaje. La posición aventurera, prevalente sobre las demás, se rebela contra la distribúción turística de las grandes marcas y concibe el viaje como una experiencia libre, auto-ensamblada y de bajo coste. Frente a ella, la posición tradicional asume un mayor gasto a cambio de la seguridad que confiere el paquete turístico, proporcionado por la agencia de viajes presencial. Para la post-turista, el viaje se integra en un sistema de ocio flexible convertido en hábito de consumo irrenunciable desde el punto de vista hedonista a pesar de la crisis. Por su parte, la posición nostálgica ha prescindido del viaje turístico ante la falta de ingresos o la necesidad de ayudar a familiares en situaciones de precariedad, limitando su ocio a actividades gratuitas y las promovidas por instituciones públicas.
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